Al igual que cuando uno nace junto al mar no se acuerda de la primera vez que lo vio, Elia Barceló no rememora cómo fue su primer convivio con un libro porque “eso siempre estuvo ahí”.
“En mi casa había muchos y me leían en voz alta. A los 4 años mi mamá me enseñó a leer y desde ese momento no me he vuelto a aburrir en la vida. Son algo que ha pertenecido a mi vida desde que nací”, contó la escritora española en una charla del programa Mil Jóvenes, dentro de la edición 2023 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
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Integrante de la llamada Trinidad femenina de la ciencia-ficción en Hispanoamérica, un grupo donde también se encuentran la argentina Angélica Gorodischer y la cubana Daína Chaviano, y que se erigió “cuando empezó a existir la Wikipedia y todo mundo podía poner ahí lo que se le ocurría”, Barceló confesó que su mayor goce al leer ocurre cuando “me cuentan cosas extrañas, que me abren la mente, que me hacen pensar”.
“Quiero que me enseñen otros mundos, otras formas de ser, de vivir”.
Nacida en la ciudad de Alicante hace 66 años, la llamada Dama de los mil mundos contó que cuando empezó a escribir no había más mujeres dentro de la ciencia ficción. Pero esto no sorprendió a sus congéneres del género, porque “son más abiertos de mente a las ideas extrañas”.
El monopolio de la ciencia ficción
La ciencia ficción tiene, según la autora, “poco que ver con la tecnología o con las ciencias naturales”. Su peso recae en la reacción humana ante los desarrollos: “Uno no tiene que saber física cuántica para poder plantearse qué pasaría si fuera posible, por ejemplo, ir al pasado y cambiar algo, para eso no hace falta imaginar cómo llegaríamos al pasado”.
“Todos los países tienen la misma posibilidad de trabajar en la ciencia ficción, el problema es que los anglosajones nos convencieron que ellos tienen el monopolio”, afirmó, y procedió a compartir un ejemplo de esto: en las películas, siempre que llega un extraterrestre, aterriza en Estados Unidos.
Cuando empezó a plasmar palabras, se encontró con colegas a los que les daba mucha vergüenza escribir ciencia ficción española. ¿La razón? “Pensaban como en un tercermundismo, que uno no podía poner a un astronauta llamado Pepe García. Pero eso ya lo hemos superado, ya podemos, incluso hemos tenido un astronauta español (Pedro Duque)”.
Tras incentivar la lectura de 1984, el clásico de George Orwell que “enseña lo terrible que puede ser un mundo totalitario”, y aconsejar que hay que ir “a cama con un buen libro o con alguien que haya leído uno”, Elia dijo a aquellos que quieren desarrollar una carrera literaria, que “hay que ser realistas, no hay que creerse lo que dicen las películas estadounidenses, hay que trabajar muchísimo y hay que tener suerte”.
“Es muy posible que durante los primeros tiempos no puedan vivir de ello, pero si uno de verdad necesita expresarse por escrito o hacer películas o fotografías, aconsejaría que se busquen una carrera que les permita tener un trabajo de media jornada con la que puedan pagar las facturas, y el resto del tiempo se compran su libertad”.
La responsable de obras como El secreto del orfebre (2003) y El efecto Frankenstein (2019) compartió que no escribe desde sus angustias, escribe de las cosas que le preocupan en un nivel mucho más amplio: “La deriva de la sociedad”.
“No hay que salvar el planeta, es salvarnos nosotros, a nuestra especie, que se supone somos inteligentes…. Hasta ahora no lo hemos demostrado mucho”.