Musas escritoras recuerdan a Sor Juana Inés de la Cruz

El auditorio Juan Rulfo fue testigo de la lectura polifónica de las ganadoras del premio de literatura Sor Juana Inés de la Cruz.

Después de homenajear la poetisa, las galardonadas recordaron cómo fue el momento en el que se les anunció que recibirían el premio Sor Juana Inés de
Gustavo Rodríguez
Guadalajara /

La Feria Internacional del Libro  (FIL) de Guadalajara celebró la lectura polifónica de las ganadoras del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz, en un evento moderado por Daniel Centeno Maldonado y en el que participaron Gioconda Belli, Nona Fernández, Ana García Bergua, Margo Glantz, Tatiana Lobo Wiehoff, Angelina Muñiz-Huberman, Claudia Piñeiro, Laura Restrepo, Cristina Rivera Garza, Cristina Sánchez-Andrade y Clara Usón.

Durante el evento cada una de las participantes tomaron la palabra para recordar cada una de las facetas de Sor Juana Inés de la Cruz como mujer, feminista, escritora, poetisa y dramaturga, ya que las galardonadas han compartido alguno de estos oficios y, también, algunas de sus dificultades.

Margo Glantz, la décima ganadora, discurrió académicamente sobre la esencia y la forma del soneto, y sobre cómo evitar caer en esa trampa del rigor, de quedar aprisionadas en las estrictas reglas de la métrica y perder el espíritu de la poesía.

Tatiana Lobo, la tercera “A mí me conviene que Sor Juana Inés de la Cruz haya nacido un 12 de noviembre, porque yo nací un 13 y siento que me llegan ciertas ondas astrales. Sé que nuestras formas literarias están muy distantes, pero para mí es un desafío. Sor Juana en cierta forma cayó en una trampa, en la trampa de la fe. Una mujer que quiere escribir, pero para ello debe huir de la escuela".

Claudia Piñeiro reivindicó su papel como mujer que se adelantó a su tiempo y que es hoy estandarte del feminismo, sus palabras aún resuenan como consignas de lo que debe ser una mujer y por lo que debe de luchar.

Laura Restrepo, la quinta ganadora del premio, hizo un apóstrofe a la monja jerónima en la que le preguntó por su vida, sus creencias, sus prácticas, sobre aquellas cosas que tuvo que hacer para alcanzar sus sueños, sobre lo que tuvo que vivir para escribir aquello. 

Cristina Rivera Garza, ganadora de la duodécima edición, recordó cuando le pidieron que interviniera un texto de Sor Juana empezó por leer los memes de la religiosa, que declamó con entusiasmo para que el público conociera su refinada inspiración.

La siguiente ganadora fue la periodista gallega, de Cristina Sánchez-Andrade que inició con una cita de Lope de Vega, extraído de la Dama Boba y que dio pie para contrastar la vida de Sor Juana con la de una mujer casada, y las posibilidades que abandonó al recluirse en el convento. La comparó con Emily Dickinson, quien nació dos siglos después de la monja mexicana y a miles de kilómetros de la primera, se encontró con circunstancias tan semejantes que recurrió a la transgresión por medio de una vida aislada, lejos del matrimonio. 

 
Clara Usón, quien ha recibido el último galardón, comentó que su texto no iba a estar a la altura de sus precedentes, pero que eso lo compensaba con ser breve. Leyó un fragmento de la vida de Sor Juana, un pasaje de su vida austera y abnegada en el convento y en la que reflexionaba sobre lo que es pecado.

Después de homenajear la poetisa, las galardonadas recordaron cómo fue el momento en el que se les anunció que recibirían el premio y bromearon con las irregularidades que ha tenido a lo largo de los años, ya que algunas recibieron una estatuilla de bronce, otras recibieron un estímulo económico y algunas recibieron ambas.

Con todo, agradecieron que el premio fuera limpio, por razones literarias y no comerciales, y que la compensación ha servido como motivación para seguir escribiendo porque se reconoce el mérito y la calidad, y les ha dado visibilidad a las escritoras a través del reconocimiento y las traducciones que se ha hecho de su obra después del galardón. 


Hacia el final, el moderador se dirigió tanto al público como a las ponentes, sobre otras mujeres de la época que deberían ser rescatadas. Aunque las ganadoras reconocen que no sobresalían muchas mujeres como escritoras valdría la pena rescatar a Ana María Matute, Rosalía de Castro, Alejandra Pizarnik, Rosario Aguilar (por sus novelas de los años 50 en Nicaragua como La niña blanca y los pájaros sin pies), Yolanda Oreamuno, Eunice Odio, la cantante Chavela Vargas, Piedad Bonnett y Gabriela Mistral.

SRN

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