Los bailarines salieron a escena y, sin música y con vestuarios coloridos, empezaron a caminar de un lado a otro del escenario. En su andar, hicieron movimientos inusuales, por ejemplo: un balanceo con los hombros similar a un tic o un levantamiento de rodillas como haciendo calentamiento.
Tras varios minutos errando, se detuvieron. La pausa sirvió para que los músicos aparecieran y se acomodaran un costado. Sin presentación de por medio, irrumpió una melodía minimalista, repetitiva, que devolvió el movimiento a los cuerpos.
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Así inició In C, espectáculo dancístico creado por Sasha Waltz, coreógrafa alemana considerada una referente de la danza contemporánea, siendo para algunos la heredera de Pina Bausch (1940-2009).
Esta muestra, que reunió a bailarines mexicanos y europeos, además de valerse de algunos integrantes de la Orquesta de Cámara Higinio Ruvalcaba, se presentó en el Foro FIL, sección musical nocturna de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
In C tiene como base la composición musical del mismo nombre creada en 1964 por el referente vanguardista Terry Riley, que, partiendo del Do Mayor, reproduce 53 módulos musicales que los ejecutantes repiten libremente.
Con la misma instrucción que la pieza de Riley, los bailarines mostraron 53 figuras coreográficas en una repetición constante y arbitraria que hipnotizó al Foro FIL.
El objetivo con el que se promocionó la obra, “reflexionar sobre la danza contemporánea como alegoría y, a la vez, vehículo de inclusión social, apertura y adaptabilidad creativa”, se logró al ver al público absorto ante el desdoble de torsos, saltos, el vaivén de las manos y lances arriesgados.
La noche FIL de los cuerpos en movimiento incidió con fuerza en sus testigos, sobre todo en los que entendieron que hay momentos para el afecto por la falta de coherencia, por la repetición, por el movimiento, aparentemente, sin sentido.
ÁSS