Fuego nuestro: fe y sincretismo en Temoaya, obra del fotógrafo Gustavo Graf

“Estas fotos narran el proceso de apropiación y resignificación del mito católico traducido a la visión mesoamericana de los otomíes de esta región".

De más de 2 mil fotografías en película análoga de la cual seleccionó 74 imágenes para el libro. (Claudia Hidalgo)
Claudia Hidalgo
Toluca /

A través de su lente, el artista Gustavo Graf documentó el sincretismo religioso que gira alrededor del santuario del Señor Santiago que se encuentra en la cabecera municipal de Temoaya, donde la cultura HñaHñu ha pasado un largo y complejo proceso de resistencia, con su propia resignificación y una cultura única.

Son más de 2 mil fotografías en película análoga de la cual seleccionó 74 imágenes para publicar el libro “Fuego nuestro: fe y sincretismo en Temoaya”, editado en plena pandemia, como parte del primer documental, realizado entre marzo de 1998 y marzo de 1999.

“Este proyecto no apela al exotismo que tanto se explota en los proyectos documentales de las naciones indígenas".

El resultado de su trabajo es expuesto, a partir de este mes y hasta finales de marzo, en el corredor cultural de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) en Toluca, con 57 fotos en tamaño macro que rodean toda la zona universitaria, entre las calles de Paseo Tollocan, Matamoros, Jesús Carranza y Venustiano Carranza.

Las fotografías que están en las paredes de este corredor cultural muestran las fiestas de la cultura HñaaHñu y su relación con la imagen de Santiago Apóstol, la cual desde hace siglos está en la capilla de la iglesia, justo donde parte la historia gráfica que cuenta Gustavo Graf luego de acudir a todas las fiestas patronales y a las ofrendas, como testigo de la profunda espiritualidad del pueblo otomí.

“Estas fotos narran el proceso de apropiación y resignificación del mito católico traducido a la visión mesoamericana de los otomíes de esta región del Estado de México y la manera en que celebran y ocupan el espacio de la iglesia, porque para estas comunidades: fiesta es resistencia” señala.

Referirse a las naciones indígenas es hablar de un largo y complejo proceso de resistencia a la invasión y adaptación a una realidad nueva y peligrosa que usó la evangelización como arma y excusa para la colonización que se prolonga la fecha, amenazando los idiomas y la cultura de estas naciones, ahora con megaproyectos agroindustriales y turísticos que arrebatan sus territorios y sus recursos naturales, señala.

Para Gustavo Graf “este proyecto no apela al exotismo que tanto se explota en los proyectos documentales de las naciones indígenas sino a reconocer y tratar de entender al otro en sus diferencias y sus potencias, y con la idea de que el futuro será indígena o no será”.

Su trabajo se exhibe en el corredor cultural de la UAEMex en Toluca.

En entrevista, después de inaugurar la exposición, señaló que el objetivo de mostrar estas imágenes es que la gente conozca al pueblo otomí y su cultura, a partir de una narrativa visual, cómo a pesar de la evangelización y de, hasta cierto punto una imposición, le dieron una resignificación propia y transformaron los ritos totalmente europeos en algo que solo puede existir en estos lugares y se repite en casi todas las naciones indígenas evangelizadas. “Tomaron estos ritos, los hicieron suyos y los expresan de una manera totalmente distinta”.

Considera que un fotógrafo, ya sea periodista o documental, no puede lograr no ser visto por la gente; eso es un mito. Es imposible porque ahí está la cámara, un objeto visible, físicamente reconocible y una persona ajena a la comunidad.

“Lo importante es lograr empatía y confianza, sino la cámara se convierte en una relación de poder de la persona que toma la foto sobre la que es fotografiada”.
Señaló que el objetivo de estas imágenes es que la gente conozca al pueblo otomí y su cultura.

En este caso logró fundirse en la zona por el apoyo del párroco y luego las visitas constantes para generar empatía con la gente, a la cual le regaló sus imágenes en tamaño postal para que tuvieran un recuerdo tangible de su relación con la comunidad.

Una trayectoria de 30 años

Desde 1992 Gustavo Graf está dedicado de tiempo completo a la fotografía. Sus inicios fueron en un periódico nacional, editado en Toluca. Desde 1997 migró a la Ciudad de México para formar parte de los equipos de fotografía de diversas agencias y medios nacionales, como MILENIO Diario.

Desde entonces ha estudiado y se ha especializado en proyectos documentales y ensayos fotográficos. Es licenciado en Periodismo.

En su historia fotográfica destaca el primer lugar en la cuarta bienal de fotoperiodismo por el reportaje “Mujeres al borde del nocaut”, cuenta con las series “Etnias urbanas” “Tenochtitlán”, proyectos para Greenpeace y Médicos Sin Fronteras y recientemente publicó el libro “Fuego nuestro: fe y sincretismo en Temoaya”.

MMCF

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