Para Gabriel Sánchez Viveros (1962) la cultura relacionada con la muerte se ha transformado, sobre todo en la última década. La tradición de Día de Muertos ha llevado al artista a plasmar y exponer su obra en México y España, entre otras latitudes.
En videollamada, conversa con MILENIO desde Mérida, donde acaba de inaugurar la muestra Sueños en hamacas del Hanal Pixán, en la Casa de la Cultura del Mayab, en la que reúne 27 piezas.
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Actualmente tiene tres series relacionadas con la temática: Vivamos la muerte como sólo México sabe hacerlo, Sueños en Hamacas del Hanal Pixán y El ritmo de la muerte. Esta última inaugurada el 30 de octubre en Mexcat (Asociación Cultural Mexicano Catalana), en Barcelona, España.
En las exhibiciones, además de hacer investigación documental con su equipo de trabajo, el artista explora el universo tecnológico y las apps.
Y acerca de El ritmo de la muerte comenta: “Son piezas hechas en papel amate, lo utilizo porque era con el que envolvían a los muertos para enterrarlos; además de que los códices están escritos en este papel, lo que para mí es muy mexicano y muy importante, por eso lo estoy utilizando mucho; me lo hacen artesanos”.
El nombre de la exposición parte de la música del compositor Agustín Lara. La obra que presenta incluye una serie de pinturas que se activan con códigos QR: a través de ellos se escuchan calaveras literarias en honor a la música.
“Pinté a una calavera de pie, con el cigarro, y en el cráneo se le ve la cicatriz, que la tenía en el cachete y no en el hueso, pero la pinté así; en la obra le pasa un pentagrama alrededor, lleno con notas musicales y Lara está parado sobre teclas de un piano. Con un código QR empieza a contar una calavera literaria”, explica sobre la pieza con la figura del compositor mexicano.
Elementos y símbolos
El artista dice que adentrarse en este tema le da alegría porque de esa manera “le enseño al mundo esa tradición y esa belleza que tenemos como seres humanos y como mexicanos, sobre todo, de celebrar la muerte porque no es que no nos duela, es que el duelo se lleva de forma diferente cuando se recuerda con amor y alegría”.
Sobre la serie Sueños en hamacas del Hanal Pixán, Sánchez Viveros indagó en la tradición de la comunidad maya, en la que las ánimas “reciben permiso” para visitar a sus familiares.
“En la investigación salió la importancia de la cosmogonía maya, entenderla, ver los elementos y símbolos que tiene; uno de los más importantes es el árbol de la ceiba, considerado el eje de esa cultura. Eso es interesante, pensé que tenía que pintar una ceiba; entonces hago el árbol, después hago una calaca que habla y nos cuenta la historia del árbol y su importancia dentro de la cultura y cosmogonía maya”.
En esta exposición hay una pieza ceremonial que se usa en Mérida, “es una caja de hoja de lata; hay un momento en que los familiares sacan los huesos de los panteones y los almacenan ahí, entonces un amigo me ayudó a conseguir los elementos y la gente la identificó”.
La idea, agrega el artista, “es invitar a los asistentes a escribir en unas tarjetas que ahí se encuentran, escribir sobre ellas y dedicar unas palabras a su ser querido, donde se les diga lo que se pudo decir y lo que no se dijo”, experiencia que permite el acercamiento de Sánchez Viveros con el público.
Arquitecto de la realeza
El creador se formó como en la arquitectura pero su pasión por el arte lo llevó a ampliar su lenguaje para explorar en la pintura, la fotografía, la escultura y para comunicarse también mediante medios interactivos y virtuales.
Como arquitecto, a la fecha su trabajo reúne más de 60 obras en diversos países. Sánchez Viveros estuvo durante 15 años en Arabia Saudita, en donde construyó más de 15 palacios: “La familia real se fijó en mí, pero el arte siempre ha estado conectado con mi trabajo”.
BSMM