A lo largo de la historia se han impuesto ciertas maneras de contar el mundo: escrituras que se concibe como las autorizadas o las validadas por gran parte de la sociedad, pero no dejan de ser relatos excluyentes, de ahí que se mantenga la necesidad de desarrollar una “labor política y de resistencia no sólo para abrir espacios, sino para escuchar esas otras historias que han sido minimizadas, en muchos casos destruidas”, a decir de la escritora Gabriela Jauregui, coordinadora del volumen Tsunami II (Sexto Piso/UAM-Cuajimalpa).
“Hay muchas historias que jamás podremos volver a escuchar porque las asesinaron, las destruyeron por completo. En redes y en muchos grupos feministas hay un montón de racismo, de clasismo, de exclusión: pareciera que no estamos escuchando nada. Sólo queremos estar en una cámara de eco, con la gente idéntica a nosotros, que no nos cuestione nuestra comodidad y eso me parece muy triste, problemático y violento. Me queda la esperanza de que si la gente quiere leer este libro y esté emocionada con esa posibilidad”, explica la compiladora.
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En este segundo volumen se encuentran reunidos textos de Marina Azahua, Lydia Cacho, Dahlia de la Cerda, Diana del Ángel, Lia García (La Novia Sirena), Valeria Luiselli, Fernanda Latani M. Bravo, Luna Marán, Sylvia Marcos, Ytzel Maya, Brenda Navarro y Jumko Ogata, en lo que se planteó como una mirada amplia y diversa de mujeres que reflexionan acerca de nuestro tiempo y de las dificultades del propio género.
“Sigue habiendo una necesidad urgente de hacer esos espacios, de crear como esos paréntesis en el tiempo, para escuchar las voces en el tiempo, especialmente de mujeres de trans, de mujeres racializadas, de mujeres de otros contextos que no sólo son las escritoras chilangas que, claro que tenemos algo que decir, pero nuestras relaciones contra la opresión, el poder, etcétera, son muy distintas con respecto a las de otras mujeres. Creo que es muy importante abrir el espacio para esas otras vivencias, esas otras mujeres, escucharlas y aprender de ellas”.
Una reflexión “racializada”
Originaria de Veracruz, Jumko Ogata es una ensayista afrojaponesa que, además, pasó su infancia en California: una convencida de la necesidad de establecer una conversación con el resto de la literatura a partir de los elementos identitarios que terminan por conformarla y que, por lo general, pasan inadvertidos a nivel general.
“Como mujer racializada, particularmente yo que soy negra y también soy de la diáspora asiática en México, me pareció una oportunidad fantástica compartir cómo este tipo de identidades no son entendidas o percibidas como mexicanas y siempre se trata de extranjerizarnos. A partir de mi escritura espero iniciar esta conversación con los demás textos sobre cómo es ser mujer racializada en México y cómo el racismo es un problema fundamental dentro del feminismo, no sólo en la sociedad mexicana”.
Desde su perspectiva, resulta muy importante tener este diálogo en los mismos espacios de las mujeres para enfrentarse no sólo a la violencia patriarcal, sino también a la violencia racista, a la violencia lingüística, “a la que se enfrentan las compañeras indígenas”.
“Para mí, las narrativas no sólo son las novelas o la literatura con L mayúscula, sino también las historias que nos están contando y que nos ayudan a formar no sólo nuestra forma de percibir a los demás que nos rodean, sino de ubicarnos dentro de ese mundo, de cuál es nuestro lugar y las maneras en la que se dignifican o en las que se humillan las historias de la que somos parte”.
Ya un par de años antes, la misma Gabriela Jauregui se había encargado de la coordinación del primer volumen, con el mismo título, un poco en respuesta a lo que el mundo estaba viviendo, pero dando teoría a todas las voces que se han alzado en los últimos tiempos.
“Si ellas han sobrevivido este sistema capitalista, patriarcal, de muerte, es porque han resistido a todos los dolores posibles e imaginables y creo que no hay mejores maestras en la vida que muchas de las compañeras que están en el libro. Sí se han profundizado o agudizado ciertos dolores, ciertas dolencias, pero también ciertas resistencias y voces se escuchan más fuerte y todo eso está reflejado en estas autoras y en sus textos”.
nerc