El Colegio Nacional recordo a Antonio Alatorre en su centenario, en el acto que se realizó en las instalaciones de la institución y que se transmitió en redes sociales, asimismo participaron los poetas Francisco Segovia y David Huerta y los filólogos Jorge Gutiérrez Reyna, Amelia de Paz (desde Madrid) y Martha Lilia Tenorio, quien destacaron fuera “la discípula más cercana y querida de Antonio Alatorre”.
“Él, junto con Margit Frenk, han sido los filólogos más destacados de México, y de los más destacados del hispanismo internacional durante la segunda mitad del siglo XX y los comienzos de este”, afirmó Luis Fernando Lara, después de recordar que Alatorre fue miembro de El Colegio Nacional desde el 26 de junio de 1981 hasta su muerte, el 21 de octubre de 2010.
El filólogo recordó que su “maestro” nació en Autlán de la Grana, Jalisco, el 25 de julio de 1922 y que además de participar activamente en la vida literaria de México junto con Juan Rulfo, Tomás Segovia, Juan José Arreola, Octavio Paz y muchos más, su figura representa “un antes y un después” en el estudio de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz.
Junto con sus dos novelas y su exitoso ‘Los 1001 años de la lengua española’, dijo Lara, “las obras de Antonio Alatorre siguen estando vivas, sus artículos, sus libros, sus traducciones conservan plenamente para nuestros ojos la frescura, la mirada juguetona e inteligente, la tersura de su estilo y el rigor de la buena filología”.
Desde Madrid, Amelia de Paz recordó la tradición filológica de donde abrevó Alatorre, subrayó que proviene de ese centro creado en Madrid por Ramón Menéndez Pidal y que años después se trasladó a Buenos Aires, Argentina, siendo Raimundo Lida uno de sus más destacados continuadores y quien contagiará a Alatorre el amor por la filología.
“No podemos más que destacar en él esa suma de tradición y originalidad que es el signo de los clásicos; entre los filólogos de su generación, Antonio Alatorre encarna de manera sobresaliente, y con acento singular, la continuidad en México de los métodos del Centro de Estudios Históricos, es decir, de la más alta escuela”, dijo la también poeta.
En honor a su memoria recomendó a los jóvenes leer la obra de Alatorre y elevar a lectura obligada ‘Los 1001 años de la lengua española’, “donde pone en práctica el principio integrador de la lengua, la literatura y lo lleva más allá que la propia Historia de la lengua española de Rafael Lapesa y lo lleva más allá porque incluye lo obvio, es decir a América”.
La filóloga Martha Lilia Tenorio durante el homenaje leyó Décimas inéditas, escritas por Antonio Alatorre y dedicadas a José Medina Echavarría cuando se fue como profesor visitante a la Universidad de Puerto Rico, y un soneto donde “hace honor a ese amor, a ese canto a la naturaleza tan de Góngora, uno de sus poetas favoritos”.
En su turno, el poeta Francisco Segovia se refirió a la faceta como novelista de Antonio Alatorre, como autor de dos libros ‘El brujo de Autlán’, y ‘La migraña’, publicada de manera póstuma.
De acuerdo con Segovia, a Alatorre le costó sacar a la luz su obra: “Salir al escenario y plantearse ante la batería de spots le costó muchos años, cierto, pero al final lo hizo, bien entrado en sus 50 publicó por fin un libro, y qué libro, ‘Los 1001 años de la lengua española’, en cambio nunca se atrevió a publicar su novela ‘La migraña’, que sólo apareció póstumamente”.
El poeta David Huerta, centró su participación en la presencia de Alatorre en el mundo de las revistas, desde las que dirigió Octavio Paz hasta Proceso, en especial en lo que definió como los cinco “extraordinarios” ensayos breves que Antonio Alatorre publicó en la revista Paréntesis, que se publicó entre 1999 y 2002, bajo la dirección de Aurelio Asiain.
“El problema con las colaboraciones de Alatorre es que no se pueden consultar en línea, hay que ir a la hemeroteca, cosa que ya casi nadie hace: creo que vale la pena pensar en una edición de estos ensayos, habría que recabar si decide incluirse la polémica con Fabio Morábito, con el permiso de éste, para tener a nuestro alcance estos ensayos breves, que son extraordinarios.
Por su parte, Jorge Gutiérrez Reyna se refirió a Antonio Alatorre como estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz y lo definió como “el mayor sorjuanista del siglo XX y cuya obra, más allá de la discusión, que me parece un poco burda, entre lo creativo y lo no creativo, o lo artístico y lo académico, es una de las mayores cumbres de la literatura mexicana”. La mesa conmemorativa por el centenario de Antonio Alatorre, se encuentra disponible en el canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.
JMH