Jeannette L. Clariond (Chihuahua, 1949) ha estado abrazada por la poesía toda su vida. En su hogar, su madre Olga Ayub Shallhoup, le leía todos los días; siendo niña y adolescente se refugió en los libros y con el paso del tiempo se convirtió en poeta, traductora y fundó la prestigiosa editorial Vaso Roto.
En entrevista con MILENIO, la autora habla de Ceguera, allí estarás (Antología personal) publicada por Nueva York Poetry Press, un trabajo que le llevó cuatro años y que reúne parte de su obra, poemas inéditos, textos perdidos y algunos en construcción.
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—¿Qué significa para ti la poesía?
La poesía es un acto de fe y yo sí tengo fe, por eso trabajo en la poesía, es en lo que creo y en lo que quiero morir. El día que yo ya no esté en esta tierra, quisiera que se me recordará como: 'tuvo fe en la poesía y en la palabra poética, tuvo fe en que el mundo puede ser cambiado y que la poesía da rumbo y te abre caminos'. ¡Queremos llenar el mundo de poesía!
—¿Existe algún momento en el que te das cuenta que la poesía será tu vida?
Fíjate que los libaneses y los árabes en general hablan mucho en proverbios y en metáforas, por ejemplo, mi abuela nos decía: ‘cuando veas algo bello abre bien los ojos y después ciérralos para siempre’, mi mamá nos leía las frases de Yibrán Jalilel y siempre me estaba diciendo: ‘los hijos son pájaros, los padres somos los arcos para que los hijos, flechas vivientes, se lancen al espacio’ y entonces acostumbraban a hablar así. A los 11 años mi mamá me metió a clases de declamación con doña Chanita del Rosal y me puso a memorizar a Rosario Castellanos y me empecé a separar cuando me aislaba en los recreos en la escuela y me ponía a escribir. A los 14 años me mandaron a estudiar fuera a un internado y mi compañía fueron los libros, de los libros me detuve y de la naturaleza.
—¿Cómo fue el proceso de la antología?
Le dediqué cuatro años y lo cuide mucho. Tuve la suerte de que la poeta Marisa Russo, a quien quiero mucho, creó Nueva York Poetry Press y me pidió esta antología que hice personal con textos de dos libros inéditos, además, yo ya había publicado Amonites (poemas intensos y breves) pero ahora pude seleccionarlos mejor para que toda la antología tenga un continuo.
Ceguera, allí estarás (Antología personal) incluye poemas escritos en los noventas, textos inéditos del libro Mujer dando la Espalda y textos que se habían publicado en periódicos de Monterrey que ya no existen y poemas recientes y algunos en proceso, donde se incluyen imágenes del artista visual Eric Pérez
—¿Dices que tu madre tiene que ver mucho con el libro?
Sí, mi madre muere en 1988 y la antología tiene que ver mucho con ella, con la madre, con la muerte, con la ausencia, con la nada, con el vacío que es toda esta filosofía que viene de la cábala que es muy del pensamiento de Shakespeare. Un amigo me preguntó: ‘¿Por qué tanta melancolía?’ Yo no me doy cuenta que en mi poesía hay melancolía, sé que hay dolor, pero también una nostalgia, porque es probable que yo haya intentado recuperar algo de mi madre, hay algo que dan las madres que son esas pequeñas ternuras pero que en los exiliados no se puede manifestar tan ampliamente porque están tan llenos de miedo, pienso que eso le pasó a mi madre.
—¿Qué pasaba con Olga Ayub Shallhoup?
A través de mis investigaciones he venido obteniendo respuestas y ha sido a partir de esta búsqueda poética que he llegado a desentrañar esas ausencias, esos temores tan humanos y tome la decisión de recordar, por escudriñar y hurgar en esa melancolía de la familia de Chihuahua
—El nombre de la antología es un verso dedicado a tu madre
Sí, es uno que se llama ‘Todo antes de la noche’ dedicado a Olga Ayub en su descendimiento y eso me gusta porque uno cree que sabe y al día siguiente te das cuenta de lo absurdo que es la certeza y nos cuesta mucho trabajo instalarnos en la duda.
—¿Qué tan complicado fue editarte a ti misma?
Yo no puedo llegar a pensar que lo que uno escribe es lo mejor, a veces me digo: ‘¿Cómo me atreví a publicar este poema?' (risas) pero me ha gustado encontrar qué es lo que me ha venido pasando todos estos años y a lo largo de mi vida me ha ayudado a despejar dudas.
—¿Tu poesía es una búsqueda de tu propio origen?
Así es, de mi origen como poeta y de mis orígenes como descendiente de familias libanesas que llegaron al territorio chihuahuense durante la guerra de los libaneses, hubo una guerra de los turcos otomanos a finales del siglo XIX y mi abuela se vino con nueve años a Chihuahua, eran historias terribles y hay datos de mis padres que, cuando eres exiliado, no los traes tan claros porque se callan muchas cosas en la casa, porque les da miedo hablar o ser escuchados
—¿Qué más te ha dado la poesía?
La poesía me ha hecho sanar, si se puede. Yo no creo que se logre totalmente. Yo traigo un desperfecto, creo que tengo que aprender a vivir con él, pero ni 40 años de psicoanalistas me han dado lo que diferentes poetas han hecho, que me alimentan mucho; mira Raúl Zurita cómo se alza y habla por todos. Yo creo que estamos aquí para no hablar de nosotros mismos, ni de nosotras mismas, sino para traer algo humano a la humanidad.
—Eres traductora, tienes Vaso Roto ¿Qué tanto ha interferido en tu poesía?
Mucho. Sí y no. Cuando estoy traduciendo a Elizabeth Bishop (1911-1979) me percato de la capacidad de ella para delinear las imágenes, las trabaja de una manera extraordinaria. Al traducir aprendo a leer en profundidad. Con Anne Carson me percato del uso que hace de su intelecto y de sus conocimientos para ponerlos en un plano común y corriente, sin extravagancias, para hacer accesible a todo lector a los clásicos. Entonces, la traducción me aleja de mi obra pero me interna en las preguntas que otros poetas y otras poetas se han hecho y que yo tendría que estarme haciendo en estos momentos y que quiero hacerme ahora.
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La escritora, además, está haciendo un archivo oral y sigue hablando con sus primas que están en Líbano, con las de Chihuahua y con quienes conocieron a sus padres.
La presentación de Ceguera, allí estarás (Antología persona) será un espectáculo interdisciplinario con una lectura dramatizada acompañada de música y arte con la participación de la actriz Elizabeth Guindi, el músico Horacio Franco, el artista visual Eric Pérez y la autora. Sábado 25 de mayo. 18:00 horas Librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica (Miguel Ángel de Quevedo 115).
PCL