Jorge Zarza no olvida la primera vez que le tocó estar en el lugar de los hechos: siendo estudiante de la escuela de periodismo Carlos Septién García, el profesor Alberto Barranco Chavarría, de la materia Reportaje, le pidió ir a la lucha libre en la Arena Coliseo y plasmar su experiencia en un texto. “Ahí fue cuando me gustó eso de ir al lugar, olfatear, atestiguar”, confiesa.
En entrevista con MILENIO con motivo de la presentación de su libro En el lugar de los hechos: 25 años de trabajo periodístico en el Festival Internacional Cervantino, el periodista va más atrás en el tiempo, específicamente al momento en que eligió su carrera a través de un folleto donde no vio la palabra Matemáticas en el plan de materias: “Así entré, pero después descubrí que el periodismo es muy numérico”.
- Te recomendamos Desierto Teatro presenta 'Silvano, rey de los vatos' Cultura
También implica muchos sacrificios, que para Jorge significan tener que ausentarse de momentos familiares importantes. “Eso es lo más difícil de esta carrera, que nunca te dicen que en fechas como Navidad o Año nuevo no estás porque aquí se trabaja todos los días. Entonces, es arañarle tiempo a la familia, a lo que normalmente la gente sí le da tiempo”.
Aunque el dedicarse en cuerpo y alma al oficio “es una decisión”, asegura el comunicador, y luego detalla: “Todos podemos elegir ser adictos al trabajo, yo he tratado de no hacerlo, pero la profesión es muy adictiva: quieres la nota, la exclusiva, la entrevista. Aunque cuanto tuve a mi primera hija busqué que no creciera sola, que a viera a su papá no solo en la televisión. La presencia es muy importante”.
La presencia es muy importante, una frase que también puede verse como el mantra laboral de Jorge, pues aunque disfruta su rol como presentador de noticias en un foro de televisión (actualmente es el rostro del programa Hechos Domingo), nada se compara con la pasión y emoción de estar en el sitio donde ocurren las cosas. Y esas son las experiencias que recoge en su libro: desde su viaje en el avión del Papa Juan Pablo II durante la última visita del pontífice a México, hasta su cobertura del rescate de 33 mineros chilenos en 2010.
“Siempre me ha gustado estar (en los lugares), levantar la mano. Ya no me toca tanto porque vienen nuevas generaciones y ahora todo es multimedia, ya no hay tantos enviados especiales, pero afortunadamente me tocó una parte muy análoga de la televisión que me permitió estar en el lugar de los hechos”, resalta.
Asimismo, se siente dichoso de haberse formado a partir del ejemplo de periodistas como Ricardo Rocha, Guillermo Ochoa y, sobre todo, Jacobo Zabludovsky.
“¡Me hubiera encantado conocerlo!”, dice sobre el conductor que se encumbró en el programa 24 horas. “Lo vi de lejos en un evento, pero no me atreví a pedirle la foto, me dio pena. Yo lo veía de niño e incluso en una fiesta infantil me disfracé de él, mi papá me hizo unos audífonos de unicel. ¿Qué valoro de él? Que siempre fue
conductor y siempre fue reportero; si había un incendio, Jacobo estaba en la escalera junto al bombero”, agrega.
Entonces, Jorge reflexiona: “Eso nos obliga a no olvidar que el periodismo se hace en la calle, no en un foro de televisión; el foro es bonito, todo está cómodo, tienes el teleprónter, pero eso lo podría hacer incluso un actor”.
Las redes sociales como un medio, no como un fin
Ante el reto que representa el auge de lo digital en el periodismo, Jorge Zarza recomienda “leer más, mantenerse a la vanguardia” y ver a las redes sociales como un medio, no como un fin.
“Las redes sociales sí son maneras de informar y elementos para la nota periodística, pero no son la información; la información de MILENIO, Azteca o Televisa está verificada, pasa por muchas manos, tiene 2 o 3 fuentes, y esa es la gran diferencia, que lo que sale en los medios tradicionales está comprobado, es verdad. Sí sirve una foto de Instagram, pero por sí misma no es una noticia”, explica.
A los comunicadores en ciernes, también les advierte que habrá momentos donde tendrán que lidiar con sensaciones complicadas, como cuando él vio un cadáver por primera vez: “La primera vez que vi una persona muerta fue en Acteal, yo tenía veintitantos años, o sea, estaba chavo, y refiero en el libro ese olor a la muerte, eso que te dice ‘Aquí hay maldad’. Y no es que sueñe con Acteal, pero nunca se me borran esas imágenes de la cabeza”.
Luego, el periodista explica que, aunque fue testigo de muchos eventos trágicos y los reportó con profesionalismo, prefiere “hablar de lo bueno”.
“Creo que ya nadie habla de lo bueno, lo bello, y la gente no está negada a eso. A mí me gusta que las historias que voy a contar puedan estremecer, hablar de personas comunes que hacen algo extraordinario. Y creo que esa parte en el periodismo aún no está bien vista, a veces le dicen a modo de broma: ‘El periodismo light’”, externa.
Por último, Jorge Zarza cuenta el objetivo de su libro El en lugar de los hechos, donde recopila sus 25 años de trayectoria a través de 17 experiencias-capítulos: “Lo que quiero es que la gente sepa qué hay detrás de una nota periodística, que la cuenta un ser humano, un esposo, un padre de familia, alguien que también sufre y se equivoca. Que esa persona que sale en la tele solo es una cara de la moneda”.
DAG