José Ovejero: “‘Vibración’ juega a ser un libro de relatos”

La novela está nominada al Premio Cálamo al Libro del año 2024; el resultado se dará a conocer el 13 de enero de 2025.

El escritor español. (Foto: Luz Vázquez)
Ciudad de México /

José Ovejero (Madrid, 1958) volvió al pueblo de su madre después de muchos años y se llevó una gran sorpresa: miró donde nunca lo había hecho y descubrió una central nuclear, un campo de refugiados de la guerra civil española y una necrópolis debajo del pantano.

En entrevista con MILENIO, habla de Vibración (Galaxia Gutenberg), una novela fragmentada de relatos. El libro, que va por su tercera edición, está nominado al Premio Cálamo al Libro del año 2024 y el resultado se dará a conocer el 13 de enero de 2025.

—¿El lugar fue el que te motivó a escribir la novela?

En nuestras sociedades contemporáneas tenemos la impresión de que la vida solo existe en la ciudad, que el progreso y el futuro solo están ahí, y sin embargo dependemos absolutamente del campo, lo explotamos, nunca lo premiamos y de pronto lo abandonamos. Lo comprendí hasta hace poco que he dejado Madrid y me fui a vivir a un pueblecito de diez habitantes y, entonces, de pronto yo empiezo a prestar atención a otras cosas.

—¿Y el pueblo de tu madre, qué te inspira?

Es el que utilizo como modelo, porque ese pueblo, que a mí me daba igual y que era el atraso, lo aburrido… ahora que vuelvo a visitar a mi madre, digo: “¿cómo que no pasa nada?”, hay un campo de concentración de la guerra civil, una central nuclear abandonada, un pantano, una necrópolis sumergida y hay toda una serie de historias de violencia, “¿cómo que no pasa nada?”, entonces pienso, incluso en los lugares que nos parecen vacíos, están atravesados por la historia, y merece la pena mirarlos.

—¿Tenías una gran historia?

Algunas cosas las había visto sin mirarlo y así comencé a escribir sin plan; me puse a escribir relatos sobre el lugar a partir de historias que me contaban, de cosas que veía y me imaginaba y, bueno, sé que mi cabeza de escritor va a empezar a buscar relaciones y al final lo fui aglutinando en la historia que leerán en Vibración.

—¿Qué fue lo que llamó tu atención del lugar?

Hay muchas aldeas que han tenido una vida, digamos, más animada y luego empieza ese éxodo rural que hace que mucha gente se vaya a la ciudad, que queden los más mayores en el pueblo y lugares que ha habido que abandonar también completos. En la novela, se ha tenido que sumergir el pueblo que había allí y los antiguos habitantes se mudan a un lugar cercano; esas dinámicas no son españolas, eso es lo que a mí me interesaba, y no son sólo de ese lugar que yo he utilizado como modelo, por eso no aparece el nombre, porque yo creo que estoy hablando de un fenómeno que atraviesa los países y los continentes.

—¿El lugar es un personaje?

Claro. Está ese personaje supuestamente inanimado, pero que guarda la memoria del lugar y de vez en cuando nos la muestra el pantano. Bajan las aguas porque hay sequía y de pronto te encuentras allí con un cementerio, con casas y por eso los pantanos te dan mal rollo, te ponen muy incómodo, te asustan un poco.

Portada del libro 'Vibración'. (Foto: Especial)

—¿Conseguiste lo que buscabas con Vibración?

Sin duda, me gusta romper con los límites y la novela surge al final de una atmósfera común y de una serie de referencias, de ecos que unen todas las historias y que luego se despliegan en una historia más larga, pero en la que decidí no unir todos los hilos. Es decir, no hacer eso que debe hacer una novela perfecta, que es dar todas las explicaciones.

—¿Qué decidiste hacer con la novela?

Vibración es una novela que juega a ser un libro de relatos y lo que pasó es que me empezó a interesar escribir, no a partir de la experiencia de un solo personaje, sino de una experiencia más oral, de escoger un lugar, en vez de un personaje, y empezar a trabajar con ese lugar y hacer una especie de trabajo arqueológico.

—¿Cómo logras el tono casi fantasmagórico?

Me di cuenta, claro, de que los muertos y los vivos están unidos, pero no digo esto en un sentido esotérico, espiritista, sino porque todos los vivos cargamos con una herencia. Es posible que con una culpa colectiva de las generaciones anteriores, con una memoria, haya una serie de ecos del pasado que condicionan nuestras vidas hoy; por eso se titula Vibración, porque hay esa vibración, ese eco que va uniendo todo eso que, al principio, parecen cuentos dispersos, pero luego vamos viendo que no, que hay algo que los une todos también con la historia que luego se desarrolla, más novelística, de la familia que regresa a ese lugar.

—En México, la vibra es algo que sientes, pero no sabes qué es.

Cuando se habla en la literatura de los fantasmas, a menudo los personajes sienten algo extraño; puede ser una corriente de aire frío, una luz que se apaga… Hay una presencia que a la vez es una ausencia. Entonces, a mí me gustaba jugar con esa idea de lo presente-ausente o al revés, y por eso suelo decir que es una novela de fantasmas sin fantasmas, porque en ningún momento aparece eso que podría ser sobrenatural, pero sin lo inexplicable. Hay momentos en la novela en que no entiendes qué está pasando, pero sabes que por debajo hay algo que discurre.

Una joven pareja con una niña se instala en un pueblo del interior de España que languidece junto a un pantano, una central nuclear desmantelada, urbanizaciones sin acabar y una niña a la que le atraen los misterios que esconde el pantano y lo que los rodea.

—¿Cómo es para ti hacer novelas?

Es una novela en el estilo de José Ovejero; es mi manera de leerme y de escribir. Yo creo que le ponemos demasiados límites a lo que es una novela o lo que es un libro de cuentos; tenemos como unos clichés en la cabeza que te empujan a reproducirlos, a querer seguir escribiendo así. Entonces, ¿por qué tenemos que explicarlo todo?

—¿Te gusta desconcertar al lector?

Me gusta despertar su atención. Yo creo que leer y escribir son dos formas de estar atentos. Lo que pasa es que a veces nos lo quitan, porque nos lo explican todo tan claramente, porque siempre gana el que tiene que ganar o pierde quien tiene que perder; las empatías están claras. Creo que uno de los dramas de nuestras vidas es que no estamos atentos, que las cosas pasan a nuestro alrededor y no nos damos cuenta de que esa es nuestra vida y de que no va a volver más ese momento. Estamos viviendo y a veces parece que no.

—Cuando te dicen que eres el mejor cuentista español. ¿Qué piensas?

Me alegra que la gente lo piense. Pero creo que es un error, en el sentido de que la literatura no la puedes medir como una carrera. No es una competición en la que ves quién ha llegado primero. Hay tantos factores que influyen en considerar algo una buena obra literaria como tu gusto, tu subjetividad, no sé, tantas cosas, incluso tus expectativas. Decir que eres el mejor escritor de relatos, lo entiendo como un halago; me alegra que haya gente que lo pueda pensar, pero sé que no es verdad en un sentido estricto.

PCL

  • Vicente Gutiérrez
  • vicente.gutierrez@milenio.com
  • Periodista desde hace 25 años y especialista en temas culturales, la industria del entretenimiento y cinematográfica. Por su experiencia y conocimiento, también ha participado en temas de política y de negocios. Es reportero de cultura en Milenio y locutor en “La Taquilla”, programa de Radio Fórmula 104.1 FM.

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