Juan Carlos Ramírez-Pimienta, para entender el auge de los corridos: "Peso Pluma va a ser superado muy pronto"

"Así son estas cosas: parece que llegamos a nuevos números y de repente sale otra canción que rompe los récords pasados", dice el escritor y docente de Estudios fronterizos en la San Diego State University-Imperial Valley.

Juan Carlos Ramírez-Pimienta lleva muchos años estudiando y explicando la evolución y auge de los corridos / Fotos: Cortesía / Ariel Ojeda
Ciudad de México /

Escuchar, dialogar y analizar los corridos, en específico los tumbados y bélicos, en auge actualmente gracias a exponentes como Peso Pluma, Natanael Cano, Luis R. Conriquez, Fuerza Regida, Conexión Divina y Junior H, es algo vital “para tomarle el pulso a México”, dice Juan Carlos Ramírez-Pimienta.

El escritor y docente de Estudios fronterizos en la San Diego State University-Imperial Valley es una voz – y pluma – calificada para ahondar en el tema, pues años de estudio, que han desembocado en publicaciones como el libro Cantar a los narcos (Editorial Planeta, 2011) o el ensayo El corrido de ‘El Bazucazo’: Estado pasmado, punto de quiebre y antecedente del Movimiento Alterado (Revista Cultura y Droga, 2020), lo avalan.

Nacido en Tijuana, Ramírez Pimienta creció escuchando a Los Tigres del Norte en un hogar que “no era demasiado musical”, y esta afición a la banda sinaloense formada por los hermanos Hernández lo llevó a querer saber más sobre lo que contaban en sus canciones, como Contrabando y traición, “que para mí es el primer gran corrido del narcotráfico”, afirma en entrevista con MILENIO.

Durante su formación en la Facultad de Letras de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Juan Carlos hizo migas con el profesor Guillermo Hernández, experto del corrido mexicano al que, dice su pupilo, “no le gustaba el narcocorrido, o lo que estaba sucediendo en los años 90”.

De las clases con Guillermo, el tijuanense comenzó a interesarse, para disgusto de su maestro, en la “nueva manera de representar al narcotraficante en los 90” gracias a la música de Rosalino Félix Sánchez (1960-1992), que dejó huella con el mote de Chalino.

Iba a contracorriente de la ideología mexicana porque hablaba de narcos que consumían drogas, y en aquel entonces había un estigma de ‘¿Cómo es posible que el héroe consuma drogas?’, porque más allá de corridos no auténticos, como Juan Charrasqueado o Gabino Barrera, que no están basados en la realidad, en el corrido no había una tradición de que los héroes fueran viciosos; eso estaba en la canción ranchera, pero no en los corridos”, explica.

El primer corrido de narcotráfico 

Al asimilar los temas de Chalino, pronto le surgió la duda: “¿Cómo es que estamos convirtiendo en héroes a los que antes no lo eran?”, y se enfocó en responderla.

“Toda la gente decía que Contrabando y traición era el primer corrido del narcotráfico, entonces me puse a buscar el origen y me encontré algunas muestras a principios de los años 30”, recuerda.

Su investigación, extenuante pero fructífera, lo llevó a la Ciudad Juárez, donde encontró un corrido llamado El Pablote, de José Rosales, que trata sobre el esposo de una narcotraficante muy relevante en su época, Ignacia Jasso La Nacha

“A ese esposo lo mataron en 1930 y en el corrido no se mencionaba que era narcotraficante, pero en corridos posteriores se mencionaba como El rey de la morfina”, explica el experto.

El auge de los corridos del narco 

El ‘clavado’ de Ramírez-Pimienta en la historia de los corridos le permitió trazar una genealogía del género que registró en el libro Cantar a los narcos, publicado en 2011 por Editorial Planeta.

Aunque más de 10 años después de que salió dicha obra, el docente señala “un vacío en los años 50 y 60”, época en que le fue difícil encontrar narcocorridos.

A esta ausencia le halló una hipótesis relacionada con el llamado Milagro mexicano: “En esos años fue difícil encontrar corridos porque es difícil encontrar temas así cuando hay menos narcotráfico, y es que si se prende la mecha vienen los corridos; hay una correlación entre la economía y la manufactura de los narcocorridos”. 

"Los Tigres del Norte surgen cuando comienza a caer ese Milagro mexicano: a partir de los años 70 que empiezan las devaluaciones, del sexenio de Luis Echeverría, no hemos parado de producir narcocorridos, pero tampoco hemos parado de vivir una crisis perpetua. ¿Y cuándo surgen los corridos más violentos? Cuando se pone más violento el contexto", resalta.

Más que apología 

Ramírez-Pimienta está de acuerdo en que los corridos hacen apología al narcotráfico, pero son más que eso: “Son una fuente, aunque no la única ni la verdadera porque es una perspectiva de alguien, que a veces sí es pero otras no”.

Me parece que el corrido ha hecho una mejor labor que las narrativas oficiales", asegura, y ejemplifica:  "Nos enteramos primero de la escisión del Cártel de Sinaloa entre los Beltrán Leyva, El Mayo y El Chapo por los corridos; nadie sabia qué estaba pasando, las narrativas tardaron meses para decir ‘Ya no son amigos’, y cuando se separaron explotó la violencia, en 2008 - 2010”.

El tijuanense profundiza al señalar que con canciones se propagó quién era “el verdadero jefe de Sinaloa desde antes, no el que se presentaba como un socio: los corridos siempre han dicho que Zambada es el jefe, eso no debe caer como una sorpresa”.

Otro aspecto loable de estas crónicas musicales es que son "una fuerza de empoderamiento para las comunidades mexicanas que son marginadas" en Estados Unidos, apunta el experto.

"Desde la época de Chalino Sánchez, sirven como una suerte de re-mexicanización en Estados Unidos; los jóvenes no hablan mucho en español, luego cantan español y meses después lo hablan mejor (el español), entienden más de la cultura mexicana. En ese sentido, pensemos en Jenni Rivera, nació en Estados Unidos; Lupillo nació en México, pero creció en Estados Unidos… Es una comunidad que escuchaba rap en inglés y después conocieron a Chalino y empezaron a interesarse más".
Chalino Sánchez | Especial

El fenómeno Peso Pluma

Al abordar el impacto de Hassan Emilio Kabande Laija, Peso Pluma para todo mundo, Ramírez-Pimienta primero destaca la velocidad con la que se maneja la industria actualmente: "Antes sacaban un álbum por año o tal vez dos álbumes por año, y ahora tienes que sacar una canción cada semana”.

“Y esto de Peso Pluma va a ser superado muy pronto porque así son estas cosas: parece que llegamos a nuevos números y de repente sale otra canción que rompe los récords pasados”, asegura.

Del gran alcance que tienen los corridos entre los jóvenes, refiere a la hibridez: “Siempre ha habido dos líneas, tradición y modernidad; siempre va a haber una línea que va a tratar de conservar un corrido más tradicional, que no son necesariamente los grupos viejos, son grupos como Arriesgado o El Fantasma. E innovación, que sería esa veta de corridos tumbados o corridos bélicos, que hay una conjunción entre ellos dos”.

Aquí el escritor aclara la diferencia entre las composiciones bélicas y las tumbadas: “Los corridos bélicos son aquellos que hablan de más confrontaciones o que hablan de manera más cruda sobre el crimen organizado, mientras que los tumbados traen una veta lírica, son más de sentimientos, de emociones, de amor. Aunque en los dos bandos aparecen estos corridos de envidia, de ‘Yo era muy pobre y ahora traigo mi carrote’. Siempre va a haber eso, pero considero que nunca se va a dejar la vena tradicional”.

Luego, apunta que la fusión con lo urbano tiene un lógica de "acarrear más oyentes de todo el mundo; no a toda la gente le gusta el tradicional mexicano, pero si lo vas aderezando con otros ritmos vas a atraer muchos oyentes”.

Respecto a entender el 'éxito' como un gran impacto en plataformas musicales, dice que la medida tiene que dejar de ser el número de vistas o escuchas "porque nos va a llevar a conclusiones equivocadas; y es que es bien fácil (subir), nomás le das click una y otra vez”.

Él pugna por una medida “más real”: vender discos.

Esas 500 millones de personas que escucharon X canción de X cantante, ¿pagarían un CD si esto fuera hace 15 o 20 años? No creo. Creo que ahí tenemos una falsa realidad porque el compromiso no es tanto, esto causa que tengamos ciclos de una semana, al punto que luego los cantantes se dan cuenta que tienen que reciclar una canción y hacen duetos o sacan otra versión, como Conriquez y Farruko, que sacaron una canción que ya estaba, Me metí en el ruedo. Es difícil entender esta velocidad con que se desarrolla el mundo musical y sus consecuencias”.

"La diseminación cantada de una fama"

El narcocorrido es “la diseminación cantada de una fama”, define Ramírez-Pimienta, e insiste en no olvidar que son “representaciones" porque, ¿hasta qué punto la irrealidad permea las canciones?

Yo puedo tener un grupo delincuencial y que me hagan 20 corridos que pareciera que soy el nuevo Pablo Escobar, y lo que pasa es que gasté el 80 por ciento de mi presupuesto en eso, que no significa sea el más poderoso”.

Y es que los grandes capos, la mayoría de las ocasiones, son cautos respecto a pavonearse: “El mismo sujeto representado en un corrido debe decir ‘Esta canción no la saques o quítale mi nombre’, porque demasiada fama perjudica, llama la atención”.

“Los cantantes hablan constantemente de que ‘Me la autorizaron’. ¿Y quién las autoriza? A veces la persona misma o a veces una persona relacionada, inclusive algunos cantantes interceden con otros cantantes ‘Tú que tienes más relación, pregúntale’, entonces sí hay una relación. Ahora, ¿hasta qué punto esa relación está alineada con la realidad? Eso es difícil saberlo, porque hay gente que sí es, que está muy relacionada con el mundo del narcotráfico, y hay gente que hace como que es, los alucines que no tienen ninguna relación con el mundo del narco”, comparte el tijuanense.

Esto lo externa Juan Carlos tras la observación de que en los últimos meses han proliferado temas que exaltan al Cártel de Sinaloa y sus referentes, por ejemplo: El azul, de Junior H y Peso Pluma; Ch y la pizza, de Fuerza Regida y Natanael Cano; JGL, de La Adictiva y Luis R. Conriquez; Somos gente del sombrero, de Grupo Nueva Línea; y Bélico el asunto, de Grupo Arriesgado y Codiciado.

“Lo que cambió fue Sinaloa, es decir, un cisma muy grande entre el grupo del Sombrero (Mayo Zambada) y el grupo de la Pizza (Los Chapitos). Entonces, se están peleando ellos, que por cierto, no se pelean en Sinaloa, se pelean en Sonora o Baja California, en su terreno no. Y parte de esa pelea simbólica también se da en la música”.

​hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.