Cuando en 2002 se presentó Los pescadores de perlas (1863) en el Palacio de Bellas Artes, Juliana Vanscoit trabajaba ahí como asistente de dirección. Veintiún años después es la encargada, junto con su socio en Torre de Viento Producciones Fabiano Pietrosanti, de montar una vez más esta ópera en versión que a su juicio “se acerca más a los deseos de George Bizet”, el compositor.
La artista escénica comenta en entrevista que su equipo hizo un análisis de la dramaturgia musical sobre la obra del autor también de Carmen, en la que encontró que, más allá del amor filial o erótico que siempre se destaca en esta ópera en tres actos, aborda muchos temas de actualidad global, como los fundamentalismos religiosos y políticos, las libertades y derechos humanos, los linchamientos.
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“No solo estamos hablando del amor fraterno sino también de las promesas que hacemos, del carácter de la naturaleza humana ante el miedo a las reacciones del fundamentalismo en estas sociedades muy estrechas, con reglas muy estrictas, rígidas, que no permiten a las personas tener muchas libertades que pertenecen al ser humano, como el amor, uno de los sentimientos más puros y más humanos”, expone la también responsable de la escenografía y vestuario en esta puesta en escena de la ópera de Bizet.
Con gran experiencia en dirección escénica en México y Europa, este montaje marca el debut de Juliana Vanscoit en Bellas Artes, con cuatro funciones los próximos 25, 28 y 30 de mayo y el 1 de junio.
La obra aborda el dilema entre los amigos Nadir (Jesús León) y Zurga (Tomás Castellanos), la sacerdotisa Leïla (Leonor Bonilla) y la sombra del fanatismo religioso de Nourabad (Ricardo Ceballos).
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Sobre su puesta en escena al alimón con Pietrosanti, destaca que se basa en su investigación sobre los pescadores en el mundo y a través de la historia. “Se ambienta en el mar, con montañas y colinas, como marca el libreto de Eugène Cormon y Michel Carré. Estamos hablando de un mundo de pescadores y estamos reflejando un mundo de pescadores; descubrimos que muchos de sus rituales, tradiciones mentalidades no han cambiado en 500, 200 años en Italia, Oriente, Escandinavia, México. Siguen vigentes. Decidimos juntar estos elementos”, añade.
Sobre el exotismo de Los pescadores de perlas (ambientada en Ceylán, hoy Sri Lanka), Vanscoit sostiene que más que algo exótico se trata de patrones humanos que hoy siguen visibles. La obra fue rechazada por esto en su estreno en París en 1863, aunque en la actualidad es uno de sus rasgos distintivos.
“Sí, Bizet pensaba en algo exótico. Pero cuando se hace el análisis musical y de la dramaturgia, se está hablando de patrones humanos y de la naturaleza humana. Lo estamos viendo en Irán, cuando las mujeres se quitan el velo, cuando se defienden, siguen siendo castigadas por la lucha de sus libertades personales y humanas, ni siquiera son posturas de carácter radical sino cosas muy apegadas a la libertad del ser humano. Eso nos interesó mucho y está en la puesta en escena”, sostiene la directora.
Destaca la parte musical y vocal bajo la batuta de Iván López Reynoso, con un elenco encabezado por estrellas con sólidas carreras en Europa como León y Bonilla, y coral a cargo de Alejandro Domínguez. Además, subraya el juego de la iluminación para mostrar la progresión del día, la noche y el amanecer.
“El coro juega un papel fundamental, en Los pescadores de perlas no solo en la parte vocal, sino en contar la historia. Se está contando todo como sociedad; los personajes principales se comportan de una manera en lo público y de otra en lo privado. También el juego de iluminación, a cargo de Rafael Mendoza, recrea estos acentos entre lo público y lo privado con una iluminación más íntima cuando los personajes están solos, y es más abierta y luminosa cuando todo el pueblo de pescadores está presente”, dice Vanscoit, con estudios de Arquitectura por la UAM y Literatura Dramática y Teatro por la UNAM.
Vanscoit eligió una versión de Los pescadores de perlas que, además del celebérrimo dueto entre Nadir y Zurga (“Au fond du temple saint…”) o las arias de Nadir (“Je crois entendre encore”) y de Leïla (“Comme autre fois”) del primer acto, destaca piezas menos populares del tercero, como el dueto Leïla-Zurga (“Qu'ai-je vu ?....O ciel ! quel trouble !”).
“El dueto de Nadir y Zurga y el aria de Nadir es lo más conocido, sí. Sin embargo, hay otros duetos más que son muy fuertes. Hay uno que casi no se hace, entre Leïla y Zurga. Nosotros estamos haciendo una de las versiones menos conocidas, una versión que se acerca más a los deseos de Bizet. Hay muchas versiones del tercer acto de Los pescadores de perlas. Y ese dueto es fuertísimo (Leïla-Zurga).
“El reto es este contraste entre las partes corales, las arias y los duetos. La música está muy bien escrita y lo está diciendo todo; si seguimos bien la partitura, la música va llevando todas las emociones. Hay varias arias y duetos de una fuerza extraordinaria, es lo mismo que le pasa (como obra) a Los pescadores de perlas, que quedó a la sombra de Carmen: el dueto y el aria del primer acto son la sombra de toda la ópera, pero la fuerza de los otros duetos y arias es enorme, son piezas bellísimas y de una fuerza dramática y musical muy fuerte, lo verán también con el dueto de amor entre Nadir y Leïla (“Ton coeur n'a pas compris le mien”, en el acto II), que tiene un contenido emocional de los personajes extraordinario”, sostiene Juliana Vanscoit.
El protagonista
Con mucha experiencia en Europa en el rol de Nadir desde 2014, el tenor Jesús León destaca en entrevista las novedades de la producción de Vanscoit, como el trabajo fundamental con el coro, el enfoque en los sentimientos reales de los personajes y en que justamente recupera la nueva edición de 2002 de Los pescadores de perlas.
“El final es una versión alternativa, cuya edición se publicó por primera vez en 2002. Eso hace muy especial esta puesta en escena en Bellas Artes, es una gran coincidencia que esa edición se publicó la vez anterior que se presentó Los pescadores de perlas en México. Este final alternativo lo hace muy especial, porque yo canto dos páginas o tres páginas que no he cantado, a pesar de que he cantando ocho producciones ya, esto lo hace especial también, las melodías y todo.
“Hay una elaboración que hizo Bizet y uno entiende por qué lo hizo musicalmente, esto también lo hace especial. Mundialmente yo creo que es una aportación para cualquier teatro”, comenta el tenor internacional mexicano, en alusión a la edición crítica de la ópera de Bizet que publicó en 2002 Edition Peters, realizada por el director Brad Cohen, quien usó la partitura vocal de Bizet de 1864 y la partitura para dirigir el estreno de 1863 en busca de reproducir las intenciones originales del compositor.
PCL