“Cuando me preguntan, ¿de qué va tu novela?, les respondo: ‘a grandes rasgos, es un día de mierda en la vida de una chica adolescente’”, cuenta Rosario Villajos, autora de La educación física (Seix Barral).
La obra fue galardonada con el Premio Biblioteca Breve 2023, su protagonista es Catalina, tiene 16 años y se enfrenta al abuso, al machismo y al mundo mientras espera un aventón en la carretera.
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Villajos (España, 1978) revela en entrevista con MILENIO que nadie vio el manuscrito de su novela hasta que le dieron el premio.
“Pensé que me iban a decir que no iba a ser bien recibido, que el tema estaba muy trillado o que no se iba a entender. Las personas a quienes les enseño lo que escribo suelen ser escritoras y no quería cosas como ‘pero ¿dónde está la literatura? Por eso decidí no hablar del libro.
“De hecho, yo tenía una agente y simplemente me desistí de ella porque no quería que me bajara del humo, que me dijera que no iba a funcionar”, agrega la escritora de cabello rizado, mirada penetrante y acento andaluz.
“Ahora, a mis 40, ya no me miran por la calle los obreros de la construcción y me gritan cosas, ni nada, pero habiendo sido yo una chica mona, sí he sufrido muchos malentendidos, muchos problemas con profesores, jefes, gente haciéndome de menos, gente que sabes que te van a poner una pierna adelante para que no pueda seguir avanzando. Ahora, soy postguapa (risas) y sé defenderme”, relata.
Mundo hostil
El jurado del Premio Biblioteca Breve 2023 reconoció a La educación física por tener “una voz narrativa que explora su propia identidad a través del cuerpo y que, al hacerlo, recoge el sentir de una generación y lo convierte en una experiencia a la vez única y universal”.
“Me enteré tres semanas antes de que había ganado el premio, lancé una botella al mar y ocurrió un milagro. Ahora ya lo tengo asimilado y espero vivirlo y disfrutarlo, porque cuando pasó no me enteré de nada, estaba abrumada”.
La premisa de la novela es: “Catalina acaba de cumplir 16 años, son los 90, abandona la casa de su mejor amiga tras un desagradable percance. Cuando llega a la carretera, decide que la única forma de volver a la suya es haciendo autostop y ahí, comienza a pensar, recordar y reflexionar en su vida”.
—¿Qué está haciendo Catalina en medio de la nada?
Se está dando cuenta de que el mundo es muy hostil, mucho más de lo que se esperaba. Ella pensaba que cuando saliera de la casa de sus padres iba a ser todo más fluido pero no es así. Se lleva una decepción horrorosa con el padre de su amiga y se prepara para todo lo que le espera.
—¿La protagonista está hecha con tus recuerdos?
Catalina no, pero muchas cosas que salen de fondo sí tienen que ver con mi adolescencia. Una de ellas es el tema de la biblioteca, la primera vez que pisé una me quedé a vivir allí, era feliz. Quería transmitir esa sensación de felicidad, pero también la hostilidad que yo sentía en el instituto: cuando una chica se quejaba de algo no tenía la misma importancia que cuando se quejaba un chico, entre otros temas.
—¿La educación física es una novela feminista?
Yo no sé si la novela es feminista. Yo sí soy feminista pero creo que puede sentirse interpelado cualquiera, de hecho creo que es una novela para hombres porque a las mujeres no les estoy contando nada nuevo, ellas ya saben qué es una menstruación, lo humillante que alguien te diga que ya estás hecha una mujer y me apetecía que los hombres leyeran de una adolescencia femenina.
—Catalina se encuentra en peligro constante.
Quiero que el lector piense que no la va a recoger nunca a nadie y que simplemente estos son sus pensamientos. Es una novela de ficción y, a partir de la mitad, es de acción. Yo crecí con Stephen King y la cultura audiovisual, y quería que hubiera angustia.
—Dijiste que habías sacrificado a la literatura, ¿a qué te refieres?
Yo digo que he sacrificado a la literatura por el mensaje, porque sí que quería dar uno. Quería dejar por escrito lo que es vivir un tipo de adolescencia femenina. Yo sé que no todas las mujeres han pasado por esto pero a mí, siendo una niña de barrio obrero, me han pasado cosas como a un montón de chicas y quería dejar la sensación de lo que nos sucede, que no exageramos cuando decimos que algo está mal y que no se debe normalizar la violencia a las mujeres. Todo el tiempo pienso en las mujeres que están en peligro en el mundo.
Finalmente, sobre el boom de mujeres escritoras, Rosario Villajos opina: “Creo que nunca se había leído tanto, o no era el momento de hablar de lo doméstico, no me gusta decir lo femenino, por eso lo llamo así ‘doméstico’, que es la rutina de las chicas. Actualmente creo que hay apetito por contarlo porque no se había escuchado la perspectiva femenina, y me alegra mucho que suceda”.
Este sábado 29 de julio, de 12:00 a 15:00 horas se llevará a cabo la sesión “Mi cuerpa es mi casa” en la Terraza del Centro Cultural de España en México (CCEMx). Las escritoras Rosario Villajos y Brenda Lozano conversarán en torno a la corporalidad femenina.
Habrá otra sesión con música llamada “Mujeres Vinileras, a mover la cuerpa”, conducida por Solsalsita y La Musa Mayor.
PCL