La guerrilla mexicana, la más huérfana de todas: Glockner

“Es la más olvidada y la más vapuleada por la izquierda intelectual, por la izquierda partidista”, señala el autor.

Los personajes del libro dejaron de ser fantasmas para convertirse en una parte fundamental dentro del pasado de nuestro país, afirma el investigador.
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Fritz Glockner tenía nueve años de edad cuando su padre, Napoleón, decidió dejar todo en el pasado: una situación económica solvente y una familia bien establecida, para ir en busca de la revolución, de un México mejor, al integrarse al Frente de Liberación Nacional. A esa historia la llama su “huella de dolor”, que lo llevó a dedicarse durante más de tres décadas a indagar en torno a la guerrilla en México.

“Mi huella de dolor tiene que ver con el abandono del padre cuando tengo nueve años para incorporarse no con su amante Patricia, sino con su amante revolución; pero al mismo tiempo está el desconcierto porque nadie está registrando la mal llamada guerra sucia, que es guerra de baja intensidad, como se debe denominar a esas acciones represivas hacia las expresiones de disidencia en México: guerra de baja intensidad”.

Esos años dedicados conocer del tema, indagar en los pasajes y, sobre todo, a sus protagonistas, dieron como resultado el libro Los años heridos. La historia de la guerrilla en México. 1968–1985 (Planeta, 2019), cuyo objetivo primordial fue lograr que el lector entienda narrativamente qué, quién, cómo, cuándo y por qué.

“Como historiador tienes que desacralizarlos a todos. No pretendo que se convierta en la historia oficial de México, para nada, porque cuando la conviertes en oficialidad rompes con lo

espontáneo y deja de ser una historia atractiva; no deseo que exista una escuela que se llame Lucio Cabañas o Genaro Vázquez Rojas, Raúl Ramos Zavala… o Napoleón Glockner: no a las estatuas, sí a la recuperación de los calendarios del pasado. Sí a la recuperación de la historia, a develar las atrocidades que generó una guerra de baja intensidad como la que se generó en este país”.

Lejos de la academia

El volumen podría definirse como un ensayo, pero al mismo tiempo es un ejercicio narrativo en donde ofrece los movimientos, las estrategias, los motivos, las circunstancias, los momentos y las limitantes a las que se han enfrentado todos los participantes en los movimientos guerrilleros, a sabiendas de que se trata de una historia de la que poco se ha hablado.

“No se nos olvide que la guerrilla mexicana es la más huérfana de todas: la izquierda académica se hizo a un lado; la izquierda latinoamericana exiliada en México la ignoró: esta guerrilla es la más olvidada y la más vapuleada por la izquierda intelectual, por la izquierda partidista”, en palabras del historiador y periodista.

El que la llamada historiografía oficial se alejara del tema de la guerrilla en México podría verse como lógico, pero que ni la izquierda se diera a la tarea de recuperarla es un asunto sobre el que ha reflexionado Fritz Glockner, “ya fuera por catalogarlos de locos, de extra-radicales, de provocadores que estaban generando la mayor represión del Estado mexicano”.

“Por lo que fuera, la guerrilla mexicana es la peor, la olvidada, la arrinconada. Ya no hablemos del reconocimiento de Cuba, que siempre expedía las actas de nacimiento para todos los movimientos guerrilleros en América Latina, evidentemente para el caso mexicano decían ‘ni madres’, porque el Estado mexicano es un aliado”.

Por las páginas del libro no solo aparecen los protagonistas de muchos de los movimientos, sino son vistos como personajes de carne y hueso: dejaron de ser fantasmas para convertirse en una parte fundamental dentro del pasado de nuestro país, explica Fritz Glockner.

“A la mayoría de personajes no se les había considerado sujetos históricos actuantes, se les analizó como sujetos de cementerio: los datos ya los habían dado otros historiadores, pero no vistieron de carne y hueso al sujeto histórico, cosa que sí es mi intención; incluso, ningún personaje está con su seudónimo”.

Uno de los convencimientos del historiador es que no se ha hablado lo suficiente sobre el tema, es necesario hacerlo más y desde distintas vertientes. 

La subjetividad del historiador

Desde la primera página del libro, Fritz Glockner reconoce su nivel de subjetividad, no solo porque el tema le ha interesado porque su padre formó parte de un movimiento, sino porque resulta necesario aceptar esa parcialidad: “Desde que dices quiero investigar a Calles, la pregunta es por qué Calles y no Cárdenas; por qué Calles y no Obregón… ahí estás siendo parcial, estás colocando tus intereses en un momento histórico determinado”.


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