La voz engolada de un locutor anuncia: “‘Anita’, mazurca de salón. Solo de guitarra por el señor Octaviano Yáñez. Fonograma Edison”. El registro sonoro de uno de los músicos favoritos de Porfirio Díaz sobrevive como uno de los primeros testimonios grabados de este popular instrumento en nuestras tierras.
Grabación de 1905, “Anita” es una de las joyas del disco-libro Guitarra mexicana. Tiempos y espacios del alma mía editado por la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Acompaña a este álbum triple una edición con una serie de ensayos que dan cuenta de la “aventura musical de la guitarra mexicana”, como la define Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca.
La guitarrista y compositora Anastasia Guzmán, Sonaranda, coordinadora de esta magno proyecto que contó con la colaboración de muchos músicos e investigadores, dice en entrevista con MILENIO que su planteamiento básico es mostrar “a qué suena México en su instrumento consentido, la guitarra, y sus primas hermanas, como jaranas y requintos, todo el universo de la música tradicional”.
Dedicada durante muchos años a conjuntar música tradicional, popular y académica para su instrumento, Sonaranda sostiene que “la guitarra mexicana ha sido siempre un espacio de síntesis cultural. Por naturaleza ha sido así. Yo me he entregado a aprender tanto la música académica como las músicas tradicionales para desarrollar una propuesta creativa en mi instrumento”.
Esto le ha permitido a la guitarrista egresada de la Facultad de Música de la UNAM establecer relación con ejecutantes e investigadores de ambos mundos y recopilar materiales que han dado cuerpo a Guitarra mexicana. “Ya tenía muchos años haciendo conferencias, conjuntando grabaciones y muy alerta de todo lo va apareciendo”.
—¿Cuáles son las características de este proyecto?
Era muy importante que fuera un proyecto inclusivo, diverso, no jerárquico, en el cual todas las manifestaciones musicales tuvieran un lugar importantísimo. Yo quería que en el disco sonora México. Evidentemente son una serie de estilos que tienen que ver con la raíz mexicana, con la música tradicional y popular. Si son obras académicas, están arraigadas a la música popular.
—¿Qué incluyen los discos?
Primero se incluyen grabaciones históricas. Arrancamos con Octaviano Yáñez, gran guitarrista del siglo XIX, con un discurso musical bastante apegado a la cultura popular de entonces, y luego incluimos a gente como Antonio Bribiesca y Guty Cárdenas. Después se hace referencia a cómo sonaba la guitarra en la Colonia, la guerra de Independencia, la Reforma y la Revolución.
¿Qué estilos populares incluye?
Se aborda la guitarra en los universos tradicionales con grabaciones de son jarocho, son jalisciense, son huasteco y son del Istmo. Aquí también se escuchan las primas hermanas de la guitarra: vihuela, guitarrón, guitarra de golpe, guitarra séptima y algunos instrumentos que ya están en extinción. Algunas grabaciones son de archivo, pero muchas otras se hicieron especialmente para este proyecto.
—¿Y la música de nuestros días?
En las nuevas propuestas se pueden escuchar cantautores y trovadores como Armando Chacha y David Haro, o jazzistas como Miguel Peña. El propósito es mostrar la diversidad de los estilos de México. Luego viene la música académica con obras inspiradas en el conocimiento de la música tradicional. Arrancamos con Manuel M. Ponce y después vienen Gerardo Tamez, Guillermo Diego, Jorge Ritter y otros, e incluso obras mías. Guitarra mexicana refleja el amor que le tenemos a este instrumento y el amor que ha desarrollado el gremio.
—¿Cómo está México en materia guitarrística?
En la guitarra el mexicano desarrolla su potencial al máximo. Pienso que lo que la gente quisiera ver en el futbol es lo que sucede todo el tiempo en la guitarra: los jóvenes guitarristas ganan concursos en todo el mundo. Aunque la gente no se da cuenta, México es potencia mundial en la guitarra por la cantidad de obras que se está componiendo y el nivel de ejecución.