Antonio Caballero o la estética del deseo

Artes visuales

El Museo de Arte Moderno exhibe la muestra Antonio Caballero. Fotografía 1953-1985, que muestra su particular forma de captar la modernidad mexicana.

La muestra estará exhibida en el MAM hasta el 8 de septiembre de 2019. (Antonio Caballero)
Miriam Mabel Martínez
Ciudad de México /

Durante la década de 1960, las fotonovelas planteaban una manera de captar la realidad, una narrativa que escena tras escena en blanco y negro mostraba una cotidianidad entre líneas exaltante de deseo. Su hacedor es Antonio Caballero (1940), cuya mirada provocadora se exhibe en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.

La muestra Antonio Caballero. Fotografía 1953-1985 no se conforma con ser la revisión de este fotógrafo, alumno de Héctor García e inventor de una manera visual de retratar el amor, el desamor y la pasión, sino de ver la obra de un artista que captó la modernidad mexicana. A través de su trabajo como fotorreportero captó la transformación de nuestra sociedad, con sus caprichos, aspiraciones, machismo, empoderamiento femenino, juegos de seducción, lucha de sexos, explosión urbana. En sus fotos está la sensualidad de una ciudad que se presumía internacional en su moda, autos, muebles y arquitectura, porque sus retratos eso son: los pasos de un México que presume su milagro.

Si bien su trabajo es una fuente historiográfica del espectáculo, también es una ruta sociológica para entender los ajustes sociales de un país que abandonaba el campo para construir un futuro de acuerdo a las expectativas de un orbe que vaticinaba la estandarización del gusto.

El encanto de la obra de Caballero radica en que capta esa necesidad por contar historias de carácter más global con un toque local. Un ojo estético que exhibe la sensualidad de los fotografiados sin renunciar al sentido del humor, que coquetea con el cine y la publicidad, que muestra un romanticismo que ya no es tan rosa, sino que es llamativo porque hay algo turbio en el apetito sexual que despiertan sus escenas.

Pero esas ganas que caracterizaron sus imágenes famosas en la revista Cine mundial o en Capricho, Nocturno y Novelas de amor, y que despertaron las fantasías eróticas de los lectores, permanecieron ocultas por casi dos décadas hasta que el historiador Alfonso Morales las revivió en el primer lustro del siglo XXI.

En sus imágenes se ven los síntomas aspiracionales de una sociedad de consumo y están las pretensiones de la modernidad y la nostalgia de lo que fue. Detallan el paso de un país blanco y negro que se adapta al tecnicolor y a la mujer moderna que asume su protagonismo y empieza a correr riesgos.

Integrada por más de 140 imágenes, ésta es la primera retrospectiva de un fotógrafo que contribuyó a definir una estética citadina del deseo.

ÁSS

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