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Benditos insignificantes

Libros | A fuego lento

En ‘El rugido de los ratones’, Daniel Herrera explora el lado tragicómico de la vida a través de relatos sobrecargados de una jocosa acidez.

Roberto Pliego
Ciudad de México /

No podemos sino compadecernos de los personajes que habitan las páginas de El rugido de los ratones (Editorial Gato Blanco) del escritor, músico y periodista Daniel Herrera. Compadecemos, por ejemplo, al protagonista de uno de los ocho relatos, “Preocupado por las cumbias”, director de la Camerata de Coahuila, quien cansado de recibir órdenes y sugerencias para revitalizar los programas musicales se emplea como vendedor de productos de limpieza en una de esas pirámides corporativas, encandilado por las promesas de dinero con el cual creará su propia orquesta. Cómo no extenderle una mano solidaria al señor Santoyo a quien, en “El principio de un lugar feliz”, vemos ensayando frases motivacionales antes de llegar a la oficina mientras su esposa se deshace en lágrimas inconsolables porque no ha querido mudarse a una ciudad que distingue como “una gran alberca de mierda en la que nadamos todos”.

Cueva de Altamira, una de las más representativas obras de arte prehispánico. (Archivo)
Cueva de Altamira, una de las más representativas obras de arte prehispánico. (Archivo)

Torreón es el escenario de esos relatos sobrecargados de una jocosa acidez. Puede adoptar la forma de una ratonera cuyos miembros confunden con el jardín de las delicias o de un parque temático que ofrece el mismo espectáculo hasta la náusea. No tiene los atributos del infierno, aunque se consuma lentamente en el aburrimiento y la rutina y sus noches calienten la cerveza, sino de un limbo con promesas esperanzadoras que tardan muy poco en tornarse injustificadas. Es cierto, parece rodar por la misma pendiente, pero qué creaturas tan dolorosamente fascinantes las que procuran sus brazos, y a las que Daniel Herrera ofrece una segunda y tercera oportunidad —pobres ingenuos— solo para molerlos a palos hasta que vuelvan a reconocer su insignificancia.

Guiado por un malicioso sentido de la observación, que pasa con naturalidad de la ridiculización a la apología de algunas —unas cuantas, nada más— virtudes caseras, Daniel Herrera explora el lado tragicómico de esa vida que aspira a ser medianamente respetable… y no le tiembla el pulso cuando decide asestar el golpe definitivo para mostrar la imposibilidad de todo acto redentor. Sus músicos jubilados, sus amantes repulsivos y descocados, sus vagos tambaleantes nos miran con sorna desde ese teatro de marionetas detrás del cual se adivina un mundo de clarividente crueldad.

El rugido de los ratones

Daniel Herrera | Editorial Gato Blanco | México, 2024
AQ

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