Publicar libros en Braille, reto ante ausencia de políticas en México: Salazar

La producción de libros en Braille tiene un alto costo, pues en algunas editoriales aún se requiere de la impresión de hoja por hoja.

Amaquemecan, primera editorial en México especializada en obras en sistema Braille | Especial
Raquel Toribio
Puebla /

En el marco del Día del Libro, a celebrarse este 12 de noviembre, la lectura en México enfrenta nuevos desafíos marcados por la pandemia, entre los principales, llegar a sus audiencias. En ese sentido, uno los sectores más afectados son las editoriales independientes especializadas en títulos en sistema Braille, ya que no solo se enfrentan a la falta de difusión y de espacios, sino a la ausencia de políticas que les garanticen la publicación de estos títulos, ya que su impresión requiere de un trabajo artesanal, preciso y técnico.

En entrevista con MILENIO Puebla, Juan José Salazar, director de Amaquemecan, primera editorial en México especializada en obras en sistema Braille, comentó los retos que enfrenta este sector, que comprende la distribución, edición, publicación y difusión de títulos independientes a los temas que se manejan en los planes de estudio, sino que comprenden lecturas lúdicas.

“Es un mercado muy limitado, por muchas razones. En primera, habemos muy pocas editoriales que producimos y editamos libros en Braille para menores ciegos. En el tema de la distribución, son pocas las librerías que destinan un espacio para estos libros. Lo ideal es que todas las librerías los ofrezcan y también haya más promoción a la existencia de este material para que los padres de menores ciegos se enteren de que existe”, explicó.

En ese sentido, destacó la importancia de que el Estado mexicano emita políticas públicas culturales que garanticen la participación de las editoriales independientes que se dedican a la publicación de obras en Braille, pues al carecer de convenios de colaboración, su presencia se limita y el derecho de inclusión se ve obstaculizado, lo cual hace que solo un número reducido de personas con discapacidad visual o ciegas puedan acceder a estos recursos.


“En cuanto a la producción, hace falta una política del gobierno mexicano actual para el fomento del libro y la lectura, no solo en territorio nacional, sino en el extranjero. Hasta 2018, la Secretaría de Cultura publicaba la convocatoria de coediciones, la cual permitía que cualquier editor privado pudiera presentar propuestas para editar un libro con la dependencia, compartir costos y dividirse el tiraje. En esta convocatoria había una sección para libros en Braille, pero ahora no tenemos convocatoria ni tenemos una política pública del Estado mexicano para fomentar, producir y distribuir en Braille”, expresó.

Por ello, resaltó la importancia de que existan espacios públicos y encuentros donde estas editoriales puedan dar a conocer su oferta: “Una cosa importante es que, por ejemplo, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara tiene un espacio exclusivo para los libros en Braille que se producen en México y América Latina. Eso permite que todos los editores de este tipo de oferta podamos estar en un único lugar y que lleguen instituciones para adquirir este tipo de materiales. Cabe señalar que los títulos están muy limitados a la demanda”.

Sobre esto último, manifestó que la producción de libros en Braille tiene un alto costo, pues en algunas editoriales aún se requiere de la impresión de hoja por hoja, esquema conocido como “Everest, que es algo casi artesanal”. No obstante, los costos de la editorial Amaquemecan oscilan entre los 150 a los 200 pesos por libro, mientras que en las ferias se tiene una política donde “si llega un usuario ciego y se interesa por nuestros libros, le podemos dar 40 por ciento de descuento”, dijo.

Respecto a los títulos de la editorial Amaquemecan, Juan José Salazar destacó que, principalmente, su público son los menores ciegos o con debilidad visual, por lo que en las obras el héroe de las historias es un infante. A nivel argumento, no se hace mención de colores o distancias, “porque tenemos ciegos congénitos que no tienen memoria visual, o con ceguera adquirida”.

Por ello, resaltó “Mi canción favorita”, la historia de un niño ciego que aprende a tocar la flauta, pero su hermana todo el tiempo se la esconde y él debe buscarla; “Aventuras en la ciudad”, de Margarita Robleda, una pequeña novela sobre un joven ciego que llega de vacaciones a la casa de su tía en la Ciudad de México y “en esta historia se demuestra cómo los ciegos, con el uso de los sentidos alternativos a la vista, tienen un nivel de percepción muy alto”, así como otras obras.

AFM

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