La madre en la literatura siempre tiene una presencia fuerte y llena de matices. En “Una madre” (Destino), del escritor español Alejandro Palomas, está inmersa en el mundo cotidiano, y por lo mismo no exento de situaciones que se lleven por grandes senderos y entramados. Entretenida, amena, de esta obra, su autor, nos platica de su presencia en la UANLeer, en su primera visita a Monterrey y a México, lo que lo llena de expectativas.
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¿De dónde nace “Una madre”?
Nace cuando yo me voy al campo y el cambio radical en mi vida viene precedido por un cambio que hace mi madre, y es el divorcio de mi padre. Y eso nos cambia la vida a toda la familia y no sé por qué inconscientemente hay una parte de mí que siente que está empezando a vivir una segunda parte de mi madre, y ahí está descubriendo una madre nueva que me sorprende, que me tiene loco a nivel personal y me despierta una figura en ficción que es Amalia, que no está basada en mi madre, pero sí en el arquetipo de madre que yo estoy descubriendo. Cuando mi madre se divorcia, que creo lo hace a los 65 años, es un proceso muy hermoso, que una mujer a los 65 años se ve con las riendas por primera vez en su vida, además con los hijos que la apoyan, por lo tanto no está sola, es una mujer en libertad.
¿Cómo trabajaste a ese nivel lingüístico que noto capta la atención?
Intento siempre escribir de una forma lo más sencilla posible, que de hecho escribir así es muy difícil porque tiene que parecer una lectura fácil, y no simple, sino directa, para que conecte con las emociones, y para eso hay que utilizar el lenguaje que sea más verdad con cada uno de los personajes, y el lenguaje tiene que ser fiel a esa verdad. No puedo escribir para uno mismo, lo de escribir para uno mismo no existe. Yo estoy escribiendo para llegar al otro y para quien me está leyendo, y para eso tienes que utilizar un lenguaje que tú consideres el más adecuado para el público al que te estás dirigiendo. Y bueno, creo que es un lenguaje muy real y una música muy particular que es mi música, en la que se mezcla lo poético con lo cotidiano, con el lenguaje más familiar.
¿Qué te ha dejado Fer, el narrador de esta obra, en la galería de tus personajes?
Fer es muy narrador porque es mi voz, es muy fácil trabajar con la propia voz, lo que no es tan fácil es trabajar con la propia voz y a la vez que tu voz sea también protagonista de una historia, eso ya es más complicado. Eso no lo sabía a priori, y lo descubrí cuando lo hice: tener una primera voz que además es protagonista y está totalmente implicado en la trama de la novela es difícil, pero es muy enriquecedor. Y es a la vez descubrir los matices de la voz como escritor y personaje; es decir, como persona, con lo cual he aprendido sobre mí a través de él, he aprendido mucho sobre cómo veo a mi familia, cómo son mis afectos; eso quizá fue lo que provocó que “Una madre” se convirtiera en trilogía, es decir, va a haber más libros. Eso hizo que la visión de Fer, mi visión, mi narración quisiera más, quisiera seguir contando, seguir manteniéndolos con vida.
¿Y cómo trabajaste a la madre, Amalia?
Amalia es un personaje fuerte, eso es algo muy característico en las madres por mucha fragilidad que planteen o vulnerabilidad que aparenten, creo que hay una fuerza en el hecho de ser madre que es inherente al hecho de ser madre, y es la lucha por el bien común de los suyos, de sus hijos, todas las madres lo hacen. Y eso es incomprensible desde la parte del hombre, es el papel en que no nos podemos poner, porque es algo que está en el ADN materno. Y bueno, esa es una buena base para crear, porque es algo que todo el mundo entiende, todas estas cosas tan enraizadas en la comprensión humana facilitan mucho el camino a la hora de escribir, porque todo el mundo sabe lo que es una madre, una hija, los problemas entre madres e hijas, todo el mundo tiene más o menos una idea de lo que es. Yo parto de una base y por eso utilizo a la familia, una base de escritura que es muy reconocible: una noche de fin de año, con situaciones que utilizo para ahondar en las aguas más internas y más íntimas del vínculo y del universo familiar.
¿Y en cuál familia te basaste para tu novela?
En la mía. Cuando empecé a escribir pensé a ver si tengo que escribir sobre la familia tengo escribir muy bien, sobre unas dinámicas familiares que controle bien, y para eso tengo a mi familia; los personajes de mi obra, Amalia, Inés, etcétera, no son mi familia, pero sí están basados en la estructura familiar propia; es decir, yo tengo una madre y tengo dos hermanas, de la tipología de Amalia. Mi madre está divorciada muy tarde y los personajes pivotan alrededor de los personajes que somos nosotros, porque los conozco muy bien. Yo conozco cómo nos relacionamos los hermanos. Cómo nos miramos, los silencios, que manejo muy bien, porque todo lo saco de lo que yo conozco.
Y sobre el papel materno, ¿qué nos puedes comentar?
El papel materno sigue siendo el mismo y no va a cambiar jamás. El papel de madre no es más que querer a sus hijos, no hay más, hay mil formas, es cierto, mil circunstancias, mil momentos en la historia, pero las madres lo que hacen es querer a sus hijos, y luchar por ellos. Tienen diferentes maneras, hay madres mucho más desapegadas, hay madres nada desapegadas, hay madres controladoras, hay mil tipologías de madres como hay miles de colores en un catálogo de Pantone. Una madre es la que tiene un hijo y cuando crea ese vínculo con el hijo, por mucho que pasen miles de cosas entre ellos, no desparece hasta que uno de ellos muere; aun así no desaparece, creo que el vínculo no desaparece hasta que los dos mueren.
¿Cómo te sientes de estar en la UANLeer?
Viajar a Monterrey para mí es trascendente. Yo nunca he estado en México, y me parece muy curioso que no vaya a Ciudad de México y vaya a Monterrey. Desconozco cómo es Monterrey, me ha encantado la relación que he tenido con los clubes de lectura durante la pandemia, cómo me han tratado en la distancia y creo que va a ser la mejor puerta de entrada a México, porque si no, no habría sido así. Yo confío mucho en las señales, en las puertas que se abren sin hablar y en el trabajo y el bien común, y hasta ahora lo que me ha ofrecido Monterrey es una cooperación, un cariño, que me ha obligado a ir, y estoy súper feliz y súper expectante.
Alejandro Palomas estará el miércoles 16 de marzo a 12:00 en Patio Sur de la UANLeer en Colegio Civil Centro Cultural Universitario, centro de la ciudad.
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