Carmen María Machado, las relaciones más allá de la identidad sexual

La escritora habla sobre la agresión de pareja en su libro 'En la casa de los sueños'.

Carmen María Machado . (Tom Storm)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

En la ficción literaria y en el ensayo, Carmen María Machado (Allentown, Estados Unidos, 1986) se ha dejado ir con toda su libertad e identidad sexual, pero también con una escritura que va más allá de una pertenencia: esos temas aparecen porque es el mundo en el que vive, pero no dejan de ser miradas de la condición humana.

Si bien antes ya había obtenido el respeto literario con su colección de relatos Su cuerpo y otras fiestas (2017), el reconocimiento lo logró con En la casa de los sueños (Anagrama, 2021), definida como “el testimonio personal de una historia de abusos en el marco de una relación lésbica relatado con un estimulante virtuosismo literario”.

Se trata del relato de una relación tóxica, en la cual el agresor no es un varón heterosexual, de mentalidad patriarcal y machista, sino una lesbiana, lo que le permitió a la escritora de origen cubano ofrecer una reflexión sobre las relaciones de pareja, bajo el convencimiento de que “la historia de la literatura es la historia de las malas decisiones, del sufrimiento humano y de cómo elegimos sufrir”.

Algunos escritores no comparten sus historias de dolor porque no encuentran la forma para contarlas, las palabras adecuadas...

Depende del libro. En ficción yo creo que es fácil. He escrito dos libros, uno es de ficción y el otro es de no ficción. Cuando es ficción es más fácil porque no se trata de mí, solo estoy colocando algo dentro de este espacio ficticio. En no ficción resulta difícil porque, aunque sea el mismo tema, sabemos que se trata de lo que sé, de mí, es difícil precisar las palabras. En ficción no es que lo encuentre fácil, pero sí es más sencillo porque se trata de cómo mi cerebro procesa la información. Pienso en ficción y pienso en la traducción de la realidad hacia la ficción.

¿Qué papel cumplió la escritura a nivel personal?

Siempre he sido escritora, desde pequeña encontré comodidad en las historias y, sobre todo, provocación. De niña me gustaba el horror, me asustaba mucho, pero me encantaba porque me hacía sentir viva. Leer y escribir me generan esa sensación, no es confort, sino sentirme despierta y presente. Y es la única forma que conozco. No sé qué más podría haber hecho o qué habría hecho con mi vida, solo sabía que era escritora naturalmente: lo he hecho siempre. Desde muy joven creía que quería ser médico, que quería ser otras muchas cosas como fotógrafa, pero siempre regresaba la idea de querer convertirme en escritora.

La suya es una literatura que, podría definirse como de dolor, pero al mismo tiempo mueve, provoca.

Todos escriben por diferentes razones y creo que leemos por diferentes razones, pero para mí es ese proceso: como hacer un agujero a través de algo. Está ese sentimiento de estar atrapado, como la consciencia humana. Es interesante para mí, el dolor me interesa, el sufrimiento, lo extraño de lo inexplicable, lo que no te hace sentido. Eso es lo que me interesa como escritora. Personalmente, es ahí donde creo que intento resolver mis problemas y, aunque creo estar dándole muchas vueltas, lo consigo.

La escritura sobre estos temas siempre ha existido, no necesariamente la publicación de libros, ¿la sociedad está más preparada para acercarse a estos temas del dolor personal, de la violencia?

Creo que siempre estamos interesados en el dolor. La historia de la literatura es la historia de las malas decisiones, del sufrimiento humano y de cómo elegimos sufrir. Creo que el dolor es solo una parte de ello, pero la gente siempre está interesada en los distintos tipos de dolor, aquellos que tal vez no han tenido espacio en el arte, el sufrimiento de la gente queer, por ejemplo.


No se les había dado voz, aunque estuvieran presentes. Se tiene que luchar, por ejemplo, para demostrar que la diversidad sexual no es una moda, es un hecho histórico…

Es verdad y es chistoso. Me acuerdo de cuando era niña, la gente decía que las lesbianas o gays, o la gente transexual, era lo más novedoso o que era moda y siempre pensé cómo en la década de los 30 había una institución en Berlín de estudios sobre gente homosexual y trans, y los nazis quemaron todos esos libros.
Ellos decían ‘esto no es parte de la historia’, pero es historia, aunque destruida o escondida. En mi segundo libro, el nuevo, hablo de esta idea, que no sea posible que el archivo de la historia solo priorice ciertos grupos de gente y que esto provoque la sospecha de que es algo nuevo cuando no es así.

¿Espera algo de un lector o de unos lectores?

¡No! Amo conocer a los lectores, amo reunirme para conocerlos y conversar. La pandemia de Covid ha sido muy difícil porque quería conocer gente, pero escribo para mí misma, escribiría incluso si nadie leyera lo que escribo. Creo que son cosas distintas, ¿sabes? Quiero decir, estoy teniendo esta conversación conmigo misma y después el lector tiene su mitad de conversación y si somos afortunados tendremos una charla en algún evento, me encanta esa interacción. Pero moriré y ya no estaré ahí para responder y el lector siempre tendrá el libro. Sí, me gusta conocer a la gente, pero también está presente ese sentimiento.

¿Qué papel juega la identidad no de género, sino cultural en su literatura, incluso de una lengua que está por ahí, oculta?

¿Sabes?, es divertido. Solía tener una respuesta diferente a esta pregunta porque la gente me pregunta esto todo el tiempo y es difícil porque yo no soy blanca, pero luzco como una persona blanca. En Estados Unidos tengo una relación complicada con mi propia identidad, etnia, identidad racial y familia, creo que es una cosa realmente complicada y solía pensar que no tenía mucho que decir al respecto, como si hubiera algo más interesante en la sexualidad, en el género, que en la raza o etnia, pero mi nuevo libro, el que estoy escribiendo ahora mismo, estoy intentando escribir una historia al respecto. Creo que no tengo una mejor respuesta, como ahora mismo, que me da mucha pena que mi español sea tan malo, pero es solo una cuestión de educación familiar y no puedo hacer nada al respecto. Me genera sentimientos complicados.

Un prestigio creciente

Carmen María Machado es egresada del reconocido Writers’ Workshop de la Universidad de Iowa. Ha publicado ensayos y críticas en The New Yorker, Granta, Guernica, Electric Literature, The Paris Review, AGNI, NPR, Gulf Coast, Los Angeles Review of Books y VICE. Su libro, Su cuerpo y otras fiestas fue finalista del National Book Award y del International Dylan Thomas Prize.

hc

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