El rock te ayuda a seguir: Carlos Velázquez

En su libro más reciente aparecen figuras como Nick Cave, Iggy Pop, Soda Stereo o Marky Ramone.

Autor de 'Mantén la música maldita'. (Cortesía: Sexto Piso)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Carlos Velázquez ha dedicado buena parte de su tiempo a escuchar música y a escribir sobre la relación que mantiene con ella, con un género en particular, como lo es el punk: si bien desde su adolescencia hasta la actualidad ha recorrido distintos caminos del rock, al final se ha quedado con el punk como el sonido que le resulta indispensable en la actualidad.

No por ello deja de reconocer los sonidos de su tierra, la música norteña, aunque con el rock dentro de sus estímulos, se ha dado a la tarea de escribir una diversidad de textos, crónicas la mayoría, en los que refleja sus vínculos, ahora concentrados en el volumen Mantén la música maldita, coeditado por Sexto Piso Ediciones y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

“El rock tiene algo que te ayuda a seguir: te inyecta energía, fuerza, una inspiración que no saca uno de cualquier parte. Necesito esa inspiración, además de que es un gran divertimento, porque a diferencia de mi trabajo de ficción, lo que hago acá es echar desmadre y aunque pueda sonar algo chavo ruco, se llama la música maldita porque reflexiona contra todo lo políticamente correcto”, cuenta Carlos Velázquez (Torreón, Coahuila, 1978).

Convencido de que la música le ayuda a sentirse vivo, incluso, asegura que las herramientas de todo lo que escribe las toma de la literatura, pero la actitud y la energía las recupera de la música y del rock.

Las crónicas donde se aparecen Nick Cave, el Muertho de Tijuana, Iggy Pop, Soda Stereo, Marilyn Manson o Marky Ramone, son un acercamiento distinto a la forma que tiene de entender a la escritura: si bien su gran proyecto literario está basado en su ficción, en los textos de Mantén la música maldita hay una “prosa más apresurada, pero que asumo como un descanso para lo que representa estar muy clavado en la ficción”.

Las crónicas reunidas en el libro son un reflejo de su pasión, sobre todo por el punk: lo mismo cuenta las ocasiones en que su sueldo se iba en discos, hasta las tretas para obtener boletos para los conciertos. Una manera, también, de rendirle homenaje a un género que, supuestamente se encuentra revitalizado, aun cuando la mayoría de los impresos apenas si tienen espacio para los textos largos. 

PCL

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