Por parte del Ayuntamiento, el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón y la coordinación de Literatura, arrancó un ciclo de charlas titulado “Laguneros por el mundo, Laguneros por México”, siendo el poeta Jorge Valdés Díaz-Vélez, quien a través de una entrevista virtual realizada por la coordinadora de Literatura, Nadia Contreras, habló desde Madrid, España, sobre su travesía por el mundo de la poesía.
“Agradecemos a Cecy Guerrero, quien concibió esta idea y ahora la vemos materializada, y arrancamos con la charla con el gran poeta Jorge Valdés Díaz-Vélez, escritor y diplomático, quien ha publicado 19 libros de poesía, editados en México, España e Italia, ha ofrecido lecturas de poesía en México, Estados Unidos, Marruecos, España, Portugal, Dinamarca, Argentina, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Uruguay; fundó y dirigió la Casa de la Cultura de Saltillo, como diplomático de carrera fue jefe de misión adjunto en embajadas en Marruecos, Trinidad y Tobago, director del Centro Cultural de México, en Costa Rica y director del Instituto de México en España, entre otras responsabilidades profesionales”, detalló Nadia al brindar una semblanza.
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El poeta recordó que partió de la ciudad de Torreón a los 17 años de edad, ya que la carrera que eligió estudiar no la contemplaban universidades de su ciudad natal.
“Fui a cursar los estudios universitarios a Saltillo, regresé como licenciado en Psicología de la U A de C, viví en Torreón hasta los 17 años y no he dejado de volver, la distancia nunca ha sido impedimento, tengo muchísima familia”, relató Valdés.
Compartió que ingresó al servicio exterior sin haber cursado todos los exámenes, cubrió cargos culturales cinco años en Cuba, luego se fue a Buenos Aires, donde decidió presentar los exámenes, se preparó durante dos años, logrando entrar al servicio diplomático de carrera, y un año después se trasladó a Madrid, dedicado al servicio exterior durante 35 años.
Nadia le recordó que la añoranza siempre está presente en su obra, como lo es en su libro “Soledad en llamas”, y le cuestionó si la migración funciona como una metáfora de búsqueda interior y personal en su poesía.
“La migración es un viaje y es una metáfora de la vida, la migración es ir descubriendo nuevos códigos, adaptándote a ellos, hayas salido o no de tu ciudad natal, pero particularmente esta vida te vuelve un añorante de los valores que estás dejando, pero fundamentalmente de las gentes más cercanas, porque en el servicio exterior con vives con compatriotas que tienen la misma formación, los mismos intereses y capacidad, incluso muchas más experiencias que tú y que son un apoyo para seguir adelante en tu trabajo, y la añoranza forma parte de todos nosotros, quisiéramos regresar a ese nostos, es la palabra del origen y que está asociado a la experiencia de la infancia, que es destino, es parte de tu bagaje íntimo personal, de tu cultura, y es lo que llevas para enseñar al mundo”.
Luego de leer poemas como “Negro sol” y Nadie”, el autor dijo que lleva más de 40 años escribiendo poesía, “y de alguna manera van surgiendo los libros y se van plasmando vivencias, momentos, reflejos de lecturas, personas, sociedades, reflexiones personales, y juega un papel importante la vida misma”.
Sin duda alguna al paso del tiempo, Valdés Díaz-Vélez ha percibido una evolución en su recorrido poético, “yo veo mis primeros poemas muy barrocos, muy herméticos y poco a poco fui creciendo, madurando, teniendo diferentes experiencias, fui llegando a la línea más clara, la claridad es importante en la poesía, ya sabes, oscuro el borrador y el verso claro, y llegar a esa claridad es con secuencia del esfuerzo, trabajo, disciplina, corrección, hasta lograr que el poema se aproxime a lo que uno quiere decir, tener un diálogo contigo mismo, porque tú eres el primer lector del poema”.
Admirador de autores como García Lorca, Rosario Castellanos, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, José Emilio Pacheco y Hugo Gutiérrez Vega, confesó que el aspecto más esencial al crear poesía es primero querer hacerlo, entrar a un terreno fértil, complejo y aparentemente sencillo.
“Estás hablando de un universo hecho con palabras, hecho con la materia de lenguaje, silencios, quiere decir que es una especie de disciplina autoimpuesta que requiere de mucha concentración, de tiempo de reflexión y lectura, organizar, que es difícil en poesía, para esto no hay escuela, sólo el deseo y vocación con profunda honestidad”.
Para finalizar, el poeta sugirió a los jóvenes que inician en este caminar contemplen, “es un poco de vivir con los ojos abiertos y no perder la curiosidad intelectual, tratar de hacer las cosas con honestidad, disciplina, rigor, un poema no sale de un día para otro, a veces se llevan años de trabajo, y sobre todo eso implica una paciencia que se te da a lo largo del tiempo, experiencia de vida, experiencia literaria y tratar de hacer las cosas de la mejor manera sin dejar de aprender".
aarp