El desgarrador exilio de quienes salen de Cuba y aún fuera de la isla permanecen atados a su tierra, es reflejado magistralmente por Leonardo Padura en su novela Como polvo en el viento. Un libro dramático y por momentos demoledor al abordar la huella humana tras la diáspora cubana, que su autor reconoce llevaba dentro de sí desde mucho tiempo atrás.
Padura escapa de su afamado personaje Mario Conde, protagonista de sus novelas policiacas para esta vez adentrarse a retratar la suma de sensaciones que genera el exilio sin retorno persistente en Cuba, en donde cada uno de sus habitantes viven en carne propia historias al respecto, ya sea por la salida de un hermano, de su madre, de su padre, de un tío o de algunos de sus amigos.
El ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015, estará este 9 noviembre en Torreón para presentar ura Como polvo en el viento, convocado por el Congreso del Estado de Coahuila y MILENIO, en una visita que también permitirá a un reducido grupo de jóvenes escritores ser partícipes de un breve seminario sobre novela histórica.
La Laguna hospedará al cubano antes que acuda a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, para recibir presencialmente la Medalla Carlos Fuentes que en 2020 se le entregó virtualmente ante la contingencia sanitaria. Catalogado como uno de los escritores contemporáneos más importantes de Iberoamérica, Padura dialogará sobre su obra en el Museo Regional de La Laguna, acompañado por el presidente de la Junta de Gobierno del Congreso de Coahuila, diputado Eduardo Olmos Castro y por el escritor lagunero Gerardo García Muñoz, quienes presentarán la novela.
Novela demoledora: Padura
“Como polvo en el viento es una novela coral, abarcadora, en cierta forma demoledora, era un libro que yo llevaba dentro desde hace mucho tiempo y que era una necesidad para mí escribirlo”, cuenta el autor a MILENIO al sintetizar este trabajo que cataloga como su novela más visceral.
La obra le requirió algo más de dos intensos años de escritura, uno de ellos en plena pandemia por lo que al literato lo tomó encerrado en casa y prácticamente no podía hacer otra cosa que escribir.
El exilio es una larga obsesión en la vida literaria del autor, tema presente en varios de sus trabajos como en La novela de mi vida, que aborda el dramático exilio del poeta cubano José María Heredia, quien en México desarrolló obras fundamentales.
Padura logra hacer vívida la diáspora de su generación, expresa el fenómeno cubano desde un escritor que se mantiene en Cuba y que ha crecido con las marcas que en esa región del Caribe alcanza el destierro, un proceso que implica “quemar las naves” y que determina al exiliado a una realidad que nunca le será propia. Es entonces, un volumen que nos lleva también al tema de la pertenencia.
“El exilio ha evolucionado, porque la sociedad cubana ha evolucionado. Los exiliados no son los mismos, no es el mismo exilio de los años 59, 60 o 61 de una alta burguesía cubana, de los exilios posteriores de una clase media, y en los últimos años es un exilio muy diverso en los que han estado -y eso ha sido una importante pérdida para el país-, una gran cantidad de profesionales”, detalla.
Precisamente en Como polvo en el viento, los personajes que dejan Cuba son profesionales, son médicos, físicos, diseñadores, arquitectos, “porque mi generación fue una generación mayoritariamente profesional y la salida de esa gente hace que sea una pérdida cultural, científica y de conocimiento para el país”.
El escritor resalta la importancia de que los personajes de la novela fueran entidades humanas y psicológicas muy fuertes, “al ser una novela coral necesitaban ser de carácter, que fueran muy identificables por el lector. Fue uno de los asuntos que con más cuidado trabajé y al final, ha sido uno de los aciertos de esta novela”.
Visita a Torreón
El escritor cubano relata que para su llegada a Torreón, Coahuila fue crucial la lagunera Lucrecia Santibáñez a quien conoció en Cuba hace unos cinco años, y solicitó un espacio para La Laguna dentro de una agenda de trabajo que en esta ocasión desarrolla con la UNAM, donde ofrecerá una serie de conferencias para posgraduados.
La aceptación de Padura de visitar Torreón, permitió a MILENIO y al Congreso del Estado, organizar una presentación presencial con aforo limitado, ante la necesidad de que en las instalaciones del Museo Regional de La Laguna se cumpla con protocolos sanitarios.
Con México el autor tiene un nexo entrañable que inició en 1989, en ese viaje en el que por primera vez visita la casa de Trotsky en Coyoacán, tras de ello creó El hombre que amaba a los perros. Mientras pasa un mes en este país, trabaja en su nueva novela en la que recupera a su personaje Mario Conde.
Además, imparte cursos de forma virtual sobre novela histórica para una plataforma chilena. Antes de cerrar la charla dice que es muy difícil de precisar qué detona la escritura de un libro, “creo que las ideas de las novelas y por qué se escriben en determinado momento es uno de los grandes misterios de la creación, son cuestiones que están en el subconsciente, en un lugar muy profundo y de pronto salen a flote. ¿De dónde y por qué sale a flote esa idea?, es realmente para mí un misterio”.
CALE