Ruth Castro presentará su libro sobre el sotol en Torreón; la historia de la planta norteña

En entrevista para MILENIO, la escritora habló de sus motivaciones, fuentes y el formato híbrido en el ofrece una amplia panorámica de esta planta.

Ruth Castro. | Manuel Guadarrama
Lilia Ovalle
Torreón, Coahuila /

La curiosidad por comprender la vegetación del Desierto Chihuahuense llevó a Ruth Castro a confeccionar el libro “El sotol. Una historia de árido mestizaje”, que presentará el próximo miércoles en Torreón

En entrevista para MILENIO, la escritora habló de sus motivaciones, fuentes y el formato híbrido en el ofrece una amplia panorámica de esta planta norteña que durante muchos años se ha confundido con el agave.

“Este libro inició con una beca Pacmyc que me dieron en 2007-2008 y con ese apoyo se escribió el primer borrador. Fue así que inicié: leí mucho, entrevistando gente, y como de eso se trataba, de hacer una documentación sobre la planta del sotol, pues ahí quedó".

“Luego cuando terminé pensé que estaría buenísimo otro tipo de apoyo para hacer un libro porque sólo era un documento donde terminé con los resultados que yo había propuesto pero no incluía la publicación y no alcanzaba para nada porque era una beca pequeña”.

Ruth Castro fue madurando ideas y la espera resultó provechosa toda vez que en el 2008 no había muchas publicaciones sobre la planta más allá de algunas tesis de agronomía. Además había realizado un archivo sobre el primer texto pero consideró necesario ahondar en la investigación. Así se acercó a campesinos y productores, a las vinatas, para ampliar el acopio de información sobre la planta y su aprovechamiento.

“Entre 2019 y 2020, iniciando, lo había retomado con muchas ganas y ya estaba en charla para que se publicara con gente de Saltillo, no del gobierno sino gente interesada en el tema y que además apoyan proyectos editoriales y pues ya estábamos en charlas. Yo les pasé ese borrador y dijeron que sí y cuando llegó la pandemia me dijeron ya no porque hay muchas cosas qué pagar mientras la gente está en casa”.

El texto volvió al cajón pero durante el año pasado le solicitaron el texto los mismos organizadores del Pacmyc. Aunque no se los negó, la escritora les comentó su intención de ampliarlo para realizar un libro. Así que convocó y ganó a finales del 2022 una nueva beca con un nuevo proyecto, pensando en editar e imprimir el libro.

“Algo que cambió en el libro es que no menciono marcas ni personas sino que me avoqué primero a hablar de la planta, de sus características botánicas desde un lenguaje como lo más sencillo posible para un lector común, y luego parte de mis preguntas eran cuál es la historia de esa planta y cuáles fueron los usos y el aprovechamiento que tuvo”.

Para ello debió rastrear lo más antiguo de la historia que, en este caso, fueron los grupos nómadas que habitaron el noreste de México. Castro dijo que entonces debió consultar los textos de la arqueóloga Leticia González Arratia y del historiador Carlos Manuel Valdés, así como los referentes que llevan de un libro a otro para recuperar también la historia colonial hasta la historia del siglo XX.

“Otra parte importante del libro es su parentesco y su asociación inmediata con los agaves y con los mezcales y otros destilados mexicanos, y entonces como es una planta del desierto de la que se ha escrito muy poco, lo que está escrito son más bien tesis de las escuelas agrónomas, de ahí saqué bastante información y entrevisté gente tanto de la universidad de Chapingo como de la Narro, de Saltillo y Torreón”.

Al ser trabajos especializados y técnicos, a Ruth Castro la lectura de estas tesis la llevaron además a otras fuentes porque sobre agaves y magueyes hay muchos textos no sólo en México sino en América Latina.

“Yo más bien tomé (la información) para resumidamente contar sobre estas otras plantas, sus usos y aprovechamientos, sus destilados, y luego decir en qué se parece y en qué no al sotol como para hacer una historia paralela porque creo que todos tenemos un dato sobre el tequila, sobre el mezcal, y los hemos probado mucho más, aún quienes vivimos aquí".

“Por otro lado no sabíamos que se consumía de la misma manera las piñas cocidas, o que las hojas se usan para hacer la cestería que vemos con los tarahumaras, y que va siendo muy similar, pero no es la misma planta porque el sotol no es un agave aunque durante un tiempo, botánicamente se le denominó como agavácea y luego después lo corrigieron, y además, esta historia como la taxonomía no termina porque ha ido modificándose y entonces ahora se sabe que es más pariente de otras plantas que del agave”.

Este libro también tiene un encuentro con la literatura y Ruth Castro confeccionó un hilo conductual con los usos y costumbres, como el Canto Cardenche, las fiestas y el alcohol del sotol, resignificando a la planta en sus dimensiones botánica, histórica, antropológica y artística.

EGO


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