UNAM relanza el libro 'Diario del dolor', de María Luisa Puga

Cuando los libros “son tan buenos, necesarios y reflejan un estado de la sociedad, terminan recuperándose tarde o temprano”, dice Brenda Navarro, autora del texto introductorio de la obra que forma parte de la colección Vindictas.

El libro forma parte de la colección editorial 'Vindictas'. (UNAM/Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

"Las grandes y más importantes cosas de la humanidad, como las conocemos ahora, se han hecho gracias al dolor”, asegura la escritora y ensayista Brenda Navarro, autora del texto introductorio que acompaña al libro Diario del dolor, de María Luis Puga, y recuperado por Cultura UNAM como parte de la colección editorial Vindictas.

Publicado originalmente en 2004, año de fallecimiento de Puga, el libro se compone de 100 fragmentos en los que la escritora se aproxima a su lucha personal contra la artritis reumatoide, cuya vigencia radica hasta en el hecho de ser una especie de reflejo de lo que viven muchas personas en la actualidad, frente al dolor causado por la pandemia.

“Ahora es el mejor momento para que lo discutamos públicamente, por lo que estamos viviendo. Poner los cuerpos dolorosos como centro de las conversaciones me parece muy importante en un estado pandémico como el que tenemos, que cuestiona de forma directa al sistema de salud, un sistema de salud casi extinto en México, pero concebido a nivel mundial como la administración del dolor, no de la solución o de la prevención, sino la administración de un dolor y la infantilización de las personas que se enferman”, asegura Brenda Navarro.

Aun cuando reconoce hablar de un libro que no escribió y, por lo tanto, no puede ser refutada por su autora, la fundadora del #EnjambreLiterario, un proyecto editorial enfocado en publicar obras escritas por mujeres, ha dedicado buena parte de los últimos años a reflexionar sobre el sentido de una obra como Diario del dolor, para Navarro, “un diario que hacía las preguntas filosóficas más importantes sobre la propia mortalidad”.

Me parece que el libro es interesante y trato de ponerme en el lugar y en el momento en que María Luisa decide escribir sobre lo que está sintiendo: es un posicionamiento casi político de decir ‘no me voy a dejar vencer’, porque cuando le escribe al dolor, se está escribiendo a ella misma, es como una metáfora de la mujer que ya no va a poder ser y cómo se va a enfrentar a eso cuando se vuelva a leer ella. Pensar a María Luisa en esos términos de: me siento mal, me duele, y aun así voy a escribir y voy a dejar testimonio de mí misma a mí misma es importante, por lo que tenemos que seguir hablando de este libro”.

El hecho de que haya lectoras y escritoras hablando de estos libros, sin ser parte de la industria editorial, hace pensar a Brenda Navarro que el libro siempre estuvo vivo, tuvo lectores, pero no tenía el ojo de la industria editorial, “que es otra cosa”, por lo que espera que Diario del dolor se vuelva a leer, ahora respaldado por Vindictas y por la UNAM, “pero tampoco estoy segura de que la industria editorial piense que va a ser un best seller.

“A lo mejor lo estoy viendo mal, porque la mayoría de las personas me lo pregunta y piensa distinto a mí. María Luisa tuvo el reconocimiento que ella necesitaba, porque según entiendo –aunque ella no está aquí para desmentirme– había comprendido que estar en el mundo literario no era lo que más le apasionaba, por eso se fue a vivir a Michoacán. Lo que pasa con la mayoría de los libros es que, cuando son tan buenos, necesarios y reflejan un estado de la sociedad, terminan recuperándose tarde o temprano, como le está sucediendo al libro”, explica la escritora. 

“Todos los seres vivos sufren”

Ante el dolor mucha gente mueve mundos: las madres que buscan a sus hijos, los familiares de enfermos que hacen lo posible para que no sufran. Puga tuvo la escritura, lo que no deja de ser una metáfora, dice Brenda Navarro: “El dolor es lo que nos mueve y nos une con los demás seres vivos. Todos los seres vivos sufren”.

yhc

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