Escrito por Alejandro Rosas y Julio Patán (quien a punto de iniciar esta entrevista debió abandonarla intempestivamente por causas de fuerza mayor), México bizarro propone al lector una revisión de esa mexicanidad que al mismo tiempo que nos divierte nos hace sentir un poco (¿un poco?) avergonzados: la que entre muchos botones de muestra nos recuerda que somos la nación que soportó a un tipo como El Negro Durazo, la que se tragó enterito un cuento -literalmente de terror- como el de El Chupacabras y la que durante décadas se ha recetado sin chistar consistentes mandarriazos de glucosa en forma de una taza de chocolate Abuelita. Consigna puntual de sucesos absurdos que abochornan a nuestro país, el libro aspira en primera instancia a divertir, pero además a estimular nuestra memoria histórica, en el entendido de que para evitar que cosas así se repitan lo mejor es no olvidarlas.
TE RECOMENDAMOS: El escritor que se distrae con el amor: Carlos Velázquez
México Bizarro es un libro agridulce: uno lo lee riendo, pero a la par también se siente un enojo tremendo al pasar las páginas.
Eso queríamos provocar: una sensación agridulce. Por un lado, lees México bizarro y te entretiene, pero al final te quedará una pregunta: ¿qué país hemos construido? El libro reúne 90 historias divididas entre política, espectáculos, deportes... No hay ningún tópico de la vida social mexicana que se salve de no haber incurrido en alguna historia que merezca estar en este libro. Queríamos divertirnos escribiéndolo, pero también dejar una reflexión en el sentido de que necesitamos tener un país distinto.
¿Acaso será México el único país en el mundo con historias así?
No. En este momento Julio y yo podríamos estar escribiendo Estados Unidos bizarro gracias a Trump. Imagínate lo que Putin podría aportar a Rusia bizarra. [OBJECT]
Pero para esta clase de historias, la verdad es que nosotros nos pintamos solos.
Quizá nuestra diferencia con relación a otros países es que las historias bizarras que hemos vivido, en el caso de la política, han determinado el deterioro de la vida tanto gubernamental como social. Haber tenido a un presidente que fue capaz de algo como el "Comes y te vas" u otro que dijo que defendería el peso como un perro y uno más que a pocos meses de terminado su sexenio se fue a una huelga de hambre es señal de que la política le ha hecho mucho daño a México. Pareciera increíble que tengamos ese nivel.
¿Cómo llegó la idea del libro?
Estábamos en casa de Julio echándonos unos whiskies y de pronto nuestra conversación se fue por el lado de México y su historia, los libros y los chismes políticos del momento y comenzamos a recordar las cosas absurdas que aquí han sucedido: el caso Gloria Trevi, la huelga de hambre de Carlos Salinas, el fraude de los Niños Héroes. En esa misma reunión estaba nuestro editor y fue él quien nos dijo que con esa idea teníamos para hacer un libro. Comenzamos a anotar en una servilleta las historias de las que nos acordábamos y así comenzamos a darle forma al volumen.
Estoy seguro de que algunas historias se habrán quedado en el tintero.
Claro: los quince años de Rubí, el famoso grito "Eh, puto", la muy reciente de Frida Sofía, El Chapo y Kate.
Digamos que todo está puesto para que escriban el México bizarro 2.
Quedan muchas historias por consignar: los manatíes de Xochimilco, ¿recuerdas? Los puso la delegación en los años setenta para que se comieran el lirio acuático y al final la gente de los pueblos de Xochimilco se los terminó comiendo. Ahí están las marchas a favor de El Chapo cuando lo capturaron, López Obrador en el 2002, demandando a la Federación por el horario de verano.
Resulta sintomático que México posea tantas historias de este tono descabellado.
Y no es algo reciente. Este país no es bizarro de 30 años para acá. Existen cosas que parten de la idiosincrasia mexicana, pero hay que diferenciar entre las historias que no han perjudicado al país y las que sí. Si un amigo de Francisco Zarco se quedó con el cadáver de Zarco por seis meses, naturalmente es una historia muy bizarra, pero no afecta nada a la República, no propició una intervención armada ni una crisis. El problema es que las historias bizarras de la política son las que han determinado periodos terribles para México.
¿Cómo fueron construyendo el libro?
Hicimos un índice que incluía como cien historias. Cada uno eligió las que más le interesaban y una vez escritas nos las intercambiamos para leer al otro y meterle mano a su texto. Quitamos, pusimos, corregimos y agregamos. Disfrutamos mucho el proceso de creación.[OBJECT]
¿A qué aspira un libro como éste?
Sobre todo a dejar un testimonio. Nos hacen falta muchas crónicas para explicarnos cómo somos. México bizarro no tiene ambiciones intelectuales ni hemos pretendido aportar un libro docto, sino uno de tono lúdico y con lenguaje muy cotidiano. Si al terminarlo el lector se queda con la idea de que es necesario recordar para no permitir que cosas así nos sigan pasando, creo que nos sentiremos muy satisfechos.
RSE