Estudió ingeniería en sistemas computacionales, pero al final se dedicó a la música. Pepe Mogt es por excelencia el pionero de la música electrónica en México, conocido por la deconstrucción del sonido norteño a través Nortec Collective.
Ahora está en una nueva faceta como artista visual y recientemente presentó el proyecto Cuadripoint en el Festival Internacional de Creatividad Digital Mutek en Tokio.
¿Cuál es tu proyecto más reciente?
Adapté un lente microscópico a una cámara Lumix cuando pasó la Caravana Migrante. Varios amigos me ayudaron a grabar con drones el momento en que un cuate brincó el muro y a raíz de eso empecé a armar la historia de Deportado, un migrante que se queda atrapado en un mundo microscópico y cae en el limbo. Es una manera de decir que el universo migra y se regresa.
¿En qué momento musical te encuentras?
Estoy enfocado en presentar este proyecto en conciertos en vivo. A veces toco más ambiental, contemplativo u orgánico; es como una musicalización de la microscopía de la frontera. Si toco en una fiesta electrónica donde la gente va a divertirse, por qué no llevar lo mismo pero adaptado. Le pongo un bajo para bailar y sé que al final a la gente se le van a quedar grabadas esas imágenes y los personajes que aparecen.
¿Cómo ves la política binacional?
Parece que ambos gobiernos se dedican al espectáculo. Hoy los políticos son reemplazados por deportistas, actores o gente del entretenimiento. En el lado mexicano tenemos las mañaneras, y en el gringo, el Twitter; entonces al final es puro bluff.
“Trump y AMLO son un reflejo de esta sociedad mediática y no se enfocan en los problemas reales. Como cuando dice López Obrador que el cambio está en uno; ¡Dios, es una frase tan tonta!”
¿Incursionarías en la política?
El proyecto Deportado es actividad política porque es una manifestación que pone en evidencia la estupidez humana, en este caso el nuevo muro. No tiene sentido y está dañando a la fauna. Ese es mi activismo, pero ni de chiste yo entraría a nada.
Describe Tijuana.
Es la segunda más joven del país con apenas 130 años, que está hecha de migrantes. Es una amalgama de todas las tradiciones de México, solo que no se ponen de acuerdo, salvo en la fiesta, en la rebeldía o en la anarquía; en lo artístico o en lo creativo.
“Tijuana es tan rara que no tiene una arquitectura icónica, todo está súper mezclado y los pocos edificios históricos estilo Art déco que tuvo ya los destruyeron; todo lo van modernizando y lo van queriendo copiar de California, pero como que le dan un toque mexicano y a la vez no llegan a nada, y en la música también. La música de banda y norteña no se escuchaba en los 70 en Tijuana, ni siquiera existía, y en los 80 llegó por la migración sinaloense.”
¿Cuál es la fiesta perfecta?
Como Tijuana es una tribu muy loca puedo tener una fiesta en una casa con cuatro personas y puede ser muy loca o estar en El Valle de Guadalupe tomando vino hasta más no poder, con la parte gastronómica y grupos tocando, y si yo toco, mejor. La gente se pone contenta y para mí es perfecto estar en la naturaleza, lejos de la ciudad.
Pasatiempos.
Vivo frente al mar, así que me dedico a contemplarlo, pero luego termino sintiéndome mal, como aquel que come demasiado. Quiero estar siempre activo sobre toda la música, estar componiendo.
Comida favorita.
Lo que me derrite completamente es el callo de hacha.
¿Qué estás leyendo?
Me gusta Lipovetsky, pero ahorita estoy releyendo desde otra perspectiva La civilización del espectáculo, de Mario Vargas Llosa. Hay otro que estoy leyendo, se llama Música de mierda y en la portada sale Céline Dion.
¿Cuál fue la última canción que acabas de escuchar?
“Get down”, de The Juan MacLean, pero con el remix de un grupo que se llama HNNY. Esta nueva versión hasta suena como Nortec; es súper minimalista y tiene mucha energía.
¿Cómo se disfruta mejor la música?
De muchas maneras. Últimamente me pongo mis audífonos y pongo toda la atención a la música, sin teléfono y sin nada; si voy a leer un libro me pongo unos audífonos que cancelan el sonido y no me pongo hacer otras actividades.
¿Algún ritual en tus procesos creativos?
Adentrarme en instrumentos que he acumulado de los años 60 o muy nuevos. Lo que hago es enamorarme de nuevo de un solo aparato; luego el enamoramiento baja y me cambio a otro instrumento.
¿Algún súper poder?
No creo en los súper poderes, pero tengo el poder de apasionarme por mi ciudad y mostrar su locura. Es lo que más me inspira y lo reflejo en mis trabajos.
¿Algún sueño no cumplido?
Tengo muchos sueños. Ahorita estoy en la música electrónica, pero mis días como dj son contados. Mi sueño es dirigir músicos.