La historia de un grupo de mujeres que se dedicaban a imprimir libros en una época de prohibiciones con la Santa Inquisición de por medio es la que se narra en “La cofradía de las viudas” (Mr.), de Mónica Hernández, quien platica en entrevista sobre esta novela que presentará este domingo 9 de octubre a las 11:00 en la Sala D de la FIL Monterrey.
¿Se puede decir que “La cofradía de las viudas” rescata historias pocas veces abordadas como la Santa Inquisición y el de un grupo de mujeres impresoras?
Sí. El tema poco abordado como que nos suena lejos, la censura, el que te dijeran cómo pensar, qué hacer y cómo hacerlo, como que nos parece muy lejano y al mismo tiempo muy cercano; el tema más importante son estas mujeres que sí existieron, todas fueron viudas de impresores, y son mujeres que tenemos olvidadas en la historia de México y yo quiero que se hable de ellas, por eso hice esta novela para rescatar a estas mujeres impresoras que tuvieron un oficio durante el virreinato y de las que no nos platican en ningún libro de texto.
¿De dónde partiste para esta novela?
Lo que pasa es que hay un libro de Toribio Medina que se llama “La imprenta en México (1539-1821)” y está un listado, por siglos, son cinco tomos, de lo que se imprimió.
Entonces eran poemas, sonetos, y se pone quién lo imprimió, es como un inventario, y ahí salen los nombres de los impresores, y un dato de cuando quieren quitarle el negocio a una de ellas, cuando ellas tenían el privilegio, lo que viene siendo el moderno monopolio, entonces tenía yo la prueba de que sí lo habían hecho, y yo tenían que idear la manera de cómo se hizo.
Información del virreinato como que no hay mucha, 300 años que se los saltan, y te dicen, ah por cierto ahí estuvo Sor Juana, y llevamos 200 años siendo México, pero fuimos 300 años Nueva España, sabemos poco de esa época, y yo quería rescatar a estas personas que existieron, que sí imprimieron, mujeres que tuvieron que ver mucho con la industria editorial y es un homenaje mío a la letra impresa y a la industria editorial como la conocemos hoy, que se mantuvo a lo largo de 300 años.
Incluso una de ellas fundó una dinastía que duró varias generaciones, los descendientes de Paula de Benavides. Como fue mujer, el apellido se perdió, sin embargo, hay impresos en el siglo XVIII que todavía traen ese apellido, porque sus hijos ya eran Calderón y sus nietos ya eran de Rivera Calderón. Los apellidos se perdieron muy rápido, sin embargo, por las máquinas, hasta la fecha se pudieron rastrear los impresos, porque son como una huella digital, porque cada tipo, que es cada letra, tenían un sello que se puede identificar de dónde son. Entonces se puede saber que venían de la misma imprenta que fundó la viuda de Bernardo Calderón.
¿Cómo trabajaste a Paula de Benavides?
Tenía que ser un personaje que se viera fuerte, inteligente, porque la gente simplemente va actuando conforme se le van presentando los problemas. Tenía que ser un personaje así que va reaccionando a lo que le va pasando, y va tomando de todas las decisiones que puede tomar, la menos equivocada. Y creo que en ese sentido es un personaje con el que se pueden identificar muchos.
Tengo a un personaje de ficción, como el de las otras. Sí tengo los nombres de ellas, ¿pero cómo ocurrió todo? Sin embrago yo sabía que ellas sí imprimieron, que están ahí sus nombres, que antes de ser personajes fueron personas. Y tenía que darles una personalidad: amores, desamores, carácter, gustos, disgustos, fobias, manías, antipatías, sienten celos, rabias, amor, coraje...