Mujeres sin sombra

A fuego lento

Provincia me mata obtuvo el Premio de Narrativa Manuel José Othón 2017

Nuria Kaiser desarrolla una historia que desde su arranque suena injustificadamente conocida
Roberto Pliego
Ciudad de México /

En el relato que da nombre a Provincia me mata (Ficticia/ Secretaría de Cultura, México, 2018), Nuria Kaiser desarrolla una historia que desde su arranque suena injustificadamente conocida. Sobresale, en primer término, la figura de una madre piadosa, caritativa y admirada por la comunidad de feligreses: antes de participar en la misa, reparte dinero y bienes a los más desamparados. Sus hijas, ya púberes, aparecen en segundo término: solo saben del temor y del pecado y de la existencia del infierno. Por último, está el cura, venerado por esa madre como modelo de santidad pero rápido de manos para acosar sexualmente a ese par de niñas durante la confesión. Hasta aquí llega el relato, hasta el cuadro de tipos y costumbres, tan asentado en el imaginario colectivo que al terminar la lectura solo nos queda elevar los ojos hacia el cielo.


Este carácter descriptivo y costumbrista es el mismo que observamos en los siete relatos restantes. Falta la humanidad y abundan los arquetipos. En “Siempre volaban los buitres”, por ejemplo, hallamos a esa clase de mujer que ha sacrificado su dignidad a cambio de un marido que se harta de golpearla pero la llena de comodidades materiales. “Primera sesión” ofrece el monólogo doliente de una anoréxica que culpa a las revistas femeninas de su aspiración a tener el cuerpo de Cindy Crawford. No faltan la esposa que abandona al marido, la criada abnegada, la actriz de televisión que conserva un trasero poderoso a sus cincuentaitantos, la obsesionada con la comida orgánica.

Si estas figuras resultan la proyección de una imagen preconcebida es porque Nuria Kaiser renunció a tratarlas con ironía. Empleó la indignación, la crítica social, la simpatía, como si con ellas fuera posible obtener una visión literaria de la femineidad vulnerable frente a sus propias amenazas o las del mundo exterior. ¿Por qué no también la distancia recelosa a la manera nabokoviana? Un meteorito golpea la Tierra cuando leemos: “Yo la consolé como lo hacía cuando era una chiquilla y llegaba desconsolada con las rodillas rojas de alguna caída, o cuando su mamá la había regañado”. Cada relato se va, se desbarranca, en estos momentos compasivos.

Provincia me mata obtuvo el Premio de Narrativa Manuel José Othón 2017. 


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