Música regional evoluciona con el mestizaje de géneros

Los múltiples exponentes que ha arrojado Monterrey clasificaron a la ciudad como la ‘cuna’ del estilo grupero; la llegada de otros ritmos, nacionales y extranjeros, nutren el fenómeno.

Las canciones, con su característico acordeón, destacan por contener el elemento de identidad, afirman investigadores del tema.
Gustavo Mendoza
Monterrey /

Al inicio de la fiesta o reunión, no falta para amenizar la música rock, pop, o en los últimos años, la banda. Pero con el paso de la noche –y con copas incluidas–, más de uno empieza a entonar a Los Alegres de Terán, los Donneños o alguna pieza de los Rancheritos del Topo Chico.

La música regional, a pocos años de cumplir un siglo de su difusión masiva, sigue tan presente en una ciudad que se va nutriendo de culturas, lenguajes y, sobre todo, de ritmos foráneos.

Se tratan de canciones sencillas, de versos cargados de imágenes o lugares cercanos, y de un sonido inconfundible cuando se trata del acordeón.

“Por eso se le llama la Cuna de la música grupera a Monterrey, y lo sigue siendo”, expresa el acordeonista y maestro Santiago Treviño.

CANCIONES CERCANAS

Geográficamente, la ruta trazada por los municipios de Bravo, China, Terán, Los Ramones, Cadereyta y Santiago, para culminar en Monterrey, ha dado decenas de grandes exponentes de la música regional.

El caso más representativo es el de Antonio Tanguma, quien desde principios del siglo XX empezó a difundir su maestría al ejecutar el acordeón.

“La sencillez de sus canciones, de sus letras; lo simple y lo más cotidiano es lo que se refleja en las canciones que a muchas agrupaciones hicieron célebres. Se trataba de gente muy humilde pero que, incluso, basaban algunas melodías de las composiciones de Juventino Rosas, y a lo mejor ellos ni sabían”, opina Juan Alanís Tamez, cronista de Santiago.

Para la cantante e investigadora regional Marilú Treviño destaca en las canciones norteñas el elemento de identidad, pues a través de sus imágenes y sonidos “nos reencontramos” con nuestras raíces.

“Siempre lo he dicho, necesitamos estar orgullosos de nuestras raíces y creo que debemos de cuidar esta música”, opinó.

LA MEZCLA DE GÉNEROS

De unos 20 años hacia acá, la música de Nuevo León se ha ido nutriendo de diversos ritmos, tanto nacionales como extranjeros, logrando que algunos de ellos se establezcan en el gusto popular.

El más representativo es el vallenato, que si bien fue estigmatizado a finales de las décadas de los 70 y comienzos de los 80, es a partir de los últimos años del siglo XX que va ganando gusto en el ámbito social y comercial.

Y más allá de géneros como el rock, el pop o más recientemente el hip-hop, en la ciudad y su área metropolitana han ido surgiendo agrupaciones de música huasteca potosina o de música de banda oaxaqueña, las cuales amenizan en bodas, fiestas, bailes masivos, e incluso funerales, cada vez con mayor frecuencia.

Y como ejemplo del mestizaje musical, es fácil escuchar una versión del Pávido návido interpretada por una banda de músicos mixtecos en alguna fiesta de la colonia Héctor Caballero, en Juárez, sin ningún problema.

En opinión de Luisa Fernanda Patrón, coordinadora del Encuentro con la Música Norestense e integrante del Grupo Tayer, la historia musical de Nuevo León cuenta con ejemplos similares a lo largo de su historia.

“Es un fenómeno que vemos mucho, en el sur del estado vimos una quinceañera con todo el fenómeno de la música banda; no es de asustarse, quienes conocemos la historia de la música sabemos que es la historia de toda la vida, las fusiones donde llega un instrumento o forma musical se integra. Un ejemplo son las redovas o chotices, no siempre fue música de aquí”.

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