Dentro de los cientos de variedades del denominado Jellyfish o medusas marinas, encontramos a la Chrysaora fuscescens, conocida en las costas americanas del océano Pacífico, entre el estado norteamericano de Oregon y nuestras bajacalifornias, como Ortiga del Pacífico o simplemente como ortiga de mar.
La Ortiga de Mar es una especie de medusa de la familia scyphozoa de libre flotación, alcanzando una longitud de 57 centímetros, y pueden llegar a pesar hasta 25 kilos.
Las Ortigas del Pacífico tienen una campana de color marrón-dorado distintivo con un tinte rojizo. La campana puede llegar a ser más grande que un metro de diámetro, aunque la mayoría son de menos de 50 centímetros de diámetro. Los brazos forman largas espirales blancas y sus 24 tentáculos marrones ondulantes dejan una medida de entre 3.6 y 4.6 metros. Para los seres humanos, su picadura es a menudo irritante, pero rara vez peligrosa.
Hace un mes, en el acuario de la ciudad texana de Corpus Christi, pude ver este espécimen en cautiverio, con una iluminación en tonos azules, me pareció un espectáculo visual. Y un par de días atrás, nuevamente en un acuario, esta vez el Moody Gardens en la Isla de Galveston, también en Texas, vi su exhibición y me puse a retratarla con la cámara que traía a la mano, cuyo resultado me gustó mucho, principalmente por sus colores y lo que parece un cuerpo muy delicado. La Chrysaora fuscescens ha demostrado ser muy popular para exhibición en acuarios públicos, debido a sus colores brillantes y su relativamente fácil mantenimiento. Cuando se proporcionan condiciones adecuadas de acuario, la medusa vive bien bajo condiciones de cautiverio.
El origen del nombre Chrysaora se encuentra en la mitología griega con Crisaor, hermano de Pegaso e hijo también de Poseidón y Medusa. Traducido, Crisaor significa “el que tiene un armamento de oro”, y vaya que su cuerpo principal lo parece.
Las Chrysaora fuscescens son animales carnívoros. Atrapan a sus presas mediante los nematocistos, cargado en los tentáculos que cuelgan en el agua. Las toxinas en sus nematocistos son eficaces, tanto contra su presa y los seres humanos, a pesar de que no es letal a este último. Debido a que no pueden perseguir a sus presas, deben comer lo que lleva la deriva. Extendiendo sus tentáculos como una gran red, la ortiga del mar es capaz de coger la comida, ya que pasa por allí. Cuando la presa roza los tentáculos, miles de nematocistos son liberados, el lanzamiento de sus aguijones en forma de púas libera una toxina paralizante.
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