Pablo Boullosa: “La diversidad es lo que enriquece a un país”

El escritor, poeta y conductor televisivo presentó 'El corazón es un resorte', un elogio de la buena lectura, la difícil, la que exige al lector pensar con claridad

Pablo Boullosa
'El corazón es un resorte', Pablo Boullosa
Erick Baena Crespo
Ciudad de México /

Pablo Boullosa afirma que la lectura de los clásicos civiliza y capacita a los individuos. En su más reciente libro de ensayos, El corazón es un resorte (Taurus, 2016), por el que desfilan Platón, Aristóteles, Cicerón, Virgilio, Seneca y Plutarco, reflexiona sobre el poder de la imaginación, la voluntad perseverante y el aprendizaje esforzado. Con un lenguaje alejado de la solemnidad, Boullosa consigna datos históricos, anécdotas e, incluso, estudios científicos que le sirven para reforzar sus argumentos.

“(…) ¿no nos impulsamos desde atrás para patear el balón más lejos? Para construir un mejor futuro no podemos arrancar del presente: tenemos que “tomar vuelo” desde los mejores ejemplos del pasado”, escribe.

El volumen de ensayos ofrece, también, una revisión histórica, además de apasionada, sobre la educación. No obstante, en entrevista con el Dominical MILENIO, aclara: “No soy pedagogo ni pretendo serlo. El libro incluye una serie de reflexiones en torno a ese y otros temas relacionados”.

Como es el caso de la imaginación, de la cual sostiene: “Contrario a lo que muchos suponen, que el avance tecnológico significa que el ser humano cada vez es más creativo, muchos pensamos que es al revés, que estamos perdiendo la capacidad de imaginar”. Por eso, asevera, la importancia de cultivar la capacidad metafórica: “Es necesario jugar con las explicaciones, comparar. Por ejemplo: ¿Cómo es un vaso de agua? Buscando una comparación, encuentras infinidad de posibilidades. Kieran Egan, uno de mis maestros, sugiere un ejercicio muy simple: ‘Mi corazón es como…’ Y tú tienes que completar la frase. Es decir: imaginar”. De ahí el título de su libro.

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El corazón es un resorte también se puede leer como un elogio de la lectura: “Además de un gozo posible , leer es también un deber cívico, una herramienta de superación, una manera de apropiarse de experiencias ajenas que puede ser no sólo útiles, sino imprescindibles para ciertos desempeños, y muchas otras cosas”, escribe en uno de los capítulos.

Boullosa difiere de la mayoría de los especialistas contemporáneos, quienes afirman que la lectura debe de ser un acto completamente lúdico.

“Leer —sostiene— es una herramienta básica y, ese aprendizaje esforzado, en realidad, no debería terminar nunca. Es mejor, en vez de textos de fácil lectura, leer libros que te exigen algo, que te desafían, que te obligan a pensar, a reflexionar”. Por eso, en el fomento a la lectura, afirma, el reto es el mismo de la época de Platón: enseñar a desear lo deseable.

Para el conductor del programa de Canal 22 La dichosa palabra, además de autor de Poemas de amor de Marichiko (Editorial Verdehalago, 2005) y Dilemas clásicos para mexicanos y otros supervivientes (Taurus, 2011), la educación debería de ser el gran diferenciador: “Un sistema en el que todo mundo desarrolle capacidades diferentes y, con eso, tengamos muchas más visiones del mundo”.

Boullosa, por esa razón, no cree en las calificaciones como una forma de comprobar los conocimientos y avances de los alumnos.

“Egan, para ejemplificar ese punto, propone un ejercicio de imaginación, una suposición. Dice: 'Imaginemos que los líderes del mundo, los empresarios, deciden que, a partir de ahora, evaluarán a los jóvenes más calificados mandándolos al cine y aplicándoles un examen al terminar la función. ¿Qué pasaría con la experiencia de ir al cine’, cuestiona Egan. La echaríamos a perder, por completo. Pasaría de ser una actividad lúdica a obligatoria y horrible, por chantajista. Eso le hemos hecho a la educación”.

¿Qué se necesitaría, entonces, para mejorar la formación académica?

Que todos nos volvamos más excéntricos, cada día más diferentes y más complementarios a la vez. Lo que necesitamos es muchísima más diversidad. Y eso vuelve rico a un país: todos piensan diferente y, sin embargo, logran comunicarse, trabajar juntos.

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El poeta confiesa que ha recibido críticas sobre su libro por saltar de un tema a otro. Lo que se debe, a su juicio, al problema de la educación formal, que clasifica al mundo en disciplinas. Lo cual, para él, es propio de un mundo estandarizado y, muchas veces, carente de imaginación.

“Yo asocio la imaginación con esa capacidad de ir de un lado a otro. Freud, a pesar de que cada día tiene menos reputación, tiene el mérito de conjugar sus conocimientos de mitología con la psicología. Es lo que llamo, en el libro, capacidad metafórica.”

Boullosa escribe sus libretos para su programa EC=Pablo Boullosa, que se transmite por Tv Azteca, aplicando el método que elogia en Freud: conectar dos universos, o temas, aparentemente distintos, que se podría resumir así:

1er paso: Escoge un tema (“Las consecuencias de la falta de imaginación”).

2do paso: Lo relaciona con las ideas de Hannah Arendt sobre la banalidad del mal (recuerda los hechos: de abril a junio de 1961 cuando cubrió, como reportera de la revista The New Yorker, el proceso contra Adolf Eichmann en Jerusalén).

3er. Paso: Vincula todo lo anterior con un poema del polaco Zbigniew Herbert, titulado “Mr. Cogito y la imaginación”.

Con esa misma materia prima, la misma que moldeó sus guiones, elaboró los ensayos reunidos en El corazón es un resorte.

¿Qué tan difícil fue adaptar tus libretos a ensayos?

Fue muy difícil, pero, al mismo tiempo, un aprendizaje muy bonito. Comprobé que es muy diferente escribir para la televisión, que para un libro. Hay una diferencia abismal entre la cultura oral y la cultura escrita.

Boullosa escribe un libreto, de entre nueve o 10 mil caracteres, a la semana. Lo que requiere una ardua, aunque presurosa, investigación.

“No puedo presentar un producto que me satisfaga plenamente semana a semana. En el libro tuve la ventaja de reescribir los textos y pensarlos mejor. Conozco personas muy talentosas, de mente clara, que podrían publicar textos más acabados, pero que no se toman la molestia de detenerse a pensarlos mejor.”

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“En México —escribe— rara vez aceptamos que se pueda ser inteligente y a la vez optimista”. Y acota: “Por supuesto, en nuestra sociedad abundan las razones para ser pesimistas. Lo meritorio, lo que exige un gran esfuerzo, lo realmente difícil es encontrar motivos para ser optimista actuante y racional.”

Se puede o no estar de acuerdo con Boullosa y él lo sabe, porque afirma ser partidario de la discusión de las ideas, de pensar diferente.

“Yo he tenido jefes, muchos, a los que no les gusta que los contradigan. Si dicen algo, quieren que les digan que tienen razón. Entonces se rodean de personas que les dan la razón. Así se estila en la política y en el mundo ejecutivo, de lo contrario te despiden o te marginan. Lo que le falta al mundo son muchas más inteligencias, cooperando entre sí, aunque piensen de forma diferente.”

A pesar de tu optimismo, ¿por qué consideras que la civilización sigue en las cavernas?

Mis adorados griegos, por ejemplo, su vida cotidiana estaba llena de aspectos insensatos e irracionales. Hemos logrado superar algunas supersticiones. Pero creo que la civilización sale de una caverna para entrar a otra y, a su vez, tratar de salir de ésta. Es una lucha constante en busca de claridad, de la que hablaba Ortega y Gasset. ¿Qué necesitamos para salir? Luz, conocimiento, imaginación.

O como él mismo escribe en la página 45 de El corazón es un resorte, aludiendo a un chiste popular: “… ni de dejar de buscar las llaves donde se nos cayeron, aunque la calle parezca oscura”. Quizá las mismas palabras que usa para definir a Voltaire aplican en su caso: “Reconoció las atrocidades de su época y las sombras de la condición humana, pero siguió aceptando la posibilidad de la alegría y de la nobleza de espíritu, encarnadas por aquel que cultiva su jardín”.

erickbaena@gmail.com

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