Vivir con el apellido Picasso es "una herencia pesada pero llena de amor", considera Paloma Picasso, la última hija del pintor, del que se cumple este sábado el 50 aniversario de su muerte.
Nacida de la relación de Pablo Picasso con Françoise Gilot, la única mujer que dejó al pintor, Paloma habló este viernes en una entrevista radiofónica del "sufrimiento" que supone esa herencia para los descendientes.
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"Diría que es pesado, pero que había mucho amor detrás", explicó esta mujer de negocios de 73 años en la entrevista con la radio France Inter.
Creadora de perfumes, ropa y accesorios de moda, Paloma calificó de "absolutamente mágica y maravillosa" la relación con su padre.
Paloma Picasso se recuerda como "una niña pequeña muy silenciosa", a la que su padre le autorizaba permanecer en su taller mientras trabajaba.
Con los paquetes de cigarrillos que fumaba sin parar, el pintor le construía "pequeños personajes para colorear", recuerda.
En 1963, en plena adolescencia, su madre Françoise sacó un libro, Living with Picasso (Vivir con Picasso) en la que describe al artista como un "ser tiránico, supersticioso y egoísta".
El libro fue un éxito de ventas en Estados Unidos, pero en Francia un grupo de intelectuales sacó una petición para impedir que se publicara en francés.
Finalmente, el texto salió publicado. "Mucha gente que conocía dejó de saludarme. Aprendes lo que es la vida muy, muy joven. Y ya no pude ir a ver a mi padre", una experiencia "muy dolorosa", recordó su hija en la entrevista.
"No era un libro contra Picasso, ella humanizó a Picasso, era algo positivo porque para mi esa imagen de dios todopoderoso (...) lo convertía en alguien menos interesante", puntualizó.
En esa época los hijos nacidos fuera del matrimonio no podían llevar el nombre del padre en Francia. Solo años después Paloma y su hermano mayor Claude conseguirán ese privilegio.
hc