SECRETO DE AMOR
En el amor jugamos muchos papeles, y uno es ser el “otro” o la “otra”, esa pareja que debe vivir oculta, en la oscuridad de la intimidad. A la “otra” le dedicó el compositor Joan Sebastian la canción Secreto de Amor. La artista Patricia Sánchez Saiffe dibuja ese rostro que sella son su silencio esa pasión.
Rítmica, contagiosa, es una canción con arraigo, y Patricia la recuerda: “Creo que ningún mexicano podríamos pasarla desapercibida. Todos la conocemos, te invita a bailar, a explorar ese lado lúdico y misterioso, algo picarón. Al ver el correo electrónico donde está seleccionada esa canción, sonreí al pensar en dibujar el secreto. Mi hija me pidió que la dibujara para esa canción, está muy chica, cómo la voy a poner como protagonista de esa mujer misteriosa”.
Esa mujer misteriosa aquí tiene 17 años, el retrato fue una experiencia: “Ella realmente lo debía expresar, lo tenía que pensar y sentir. Le echamos juntas, tuvimos nuestra lluvia de ideas. Ella se apoderó del personaje y empezó a modelarme increíble. Con el asombro de verla ya crecida y al mismo tiempo con esa soltura, escuchamos la música y le gusta bailar”.
El rostro, la mirada, son ventanas a nuestro interior, no hay secreto que pueda ser ocultado y que el rostro no refleje, “Te voy a cambiar el nombre, Para guardar el secreto, Porque te amo y me amas, Y alguien debemos respeto”. El rostro, en silencio, declara, los motivos, las pasiones, y señala al objeto de su amor. En el dibujo Patricia lo plasma así: “Está tatuado en ambas pieles el secreto que comparten. Es esa conexión y que son cómplices. Al mismo tiempo dibujé esos ojitos que tienen la llama encendida. En la blusa tiene entre el tejido unos corazones. Le puse arquetipos sutiles, que el gesto en sí ya lo diga. Es el tatuaje que uno va adquiriendo con la vida, con experimentar”.
“Te voy a cambiar el nombre, En base a lo que has traído, Ahora te llamarás Gloria, Lo tienes bien merecido”, el amor que tiene prohibido mostrarse es la excitación del ocultamiento.
El arte es una pasión egoísta, que no acepta engaños. En el arte no existe el “otro” o la “otra”, es la entrega y la renuncia, Patricia lo confiesa: “De verdad yo dejo mi alma y mi corazón en cada pieza que hago, porque me meto y me doy a ella por completo, porque realmente quiero poner algo que tal vez, en un futuro, todavía tenga una lucecita. Cada vez se vuelve más apasionada mi relación con la pintura, porque la entiendo, empiezo a tener una conexión que va más allá del tema, porque cada espectador lo va a ir viendo distinto. Para mí es inaceptable que no tenga toda la energía, la calidad, el estudio constante. Me gusta muchísimo porque realmente creo que se crean piezas vivas. ¿Sabes? Es algo muy interesante de cómo se vive una pintura bajo unas técnicas que son tan antiguas, pero que las transmites al día a día”.
Tal vez lo que se oculta va más allá de lo que se canta, y Secreto de Amor podría cantarlo el hombre casado que oculta a un “otro” o la mujer casada que tiene su “otra”.