Astrofísico de la Universidad de Harvard, el nombre de Avi Loeb adquirió notoriedad cuando sugirió que lo que se ha considerado como un asteroide, el Oumuamua —mensajero o «explorador en hawaiano— podría ser una evidencia de vida y tecnología extraterrestre en el espacio, lo que ha generado un gran debate entre especialistas y hasta entre los “ufólogos”.
“No sabemos con certeza si somos los únicos en el Universo, pero probablemente no, el decir que somos únicos y especiales es arrogante. Eso lo platiqué con mis hijas, cuando eran niñas y en casa se sentían especiales y cuando fueron al kínder se dieron cuenta que había muchas más personas: la importancia de la ciencia es que nos da conocimiento y nosotros necesitamos tener ese conocimiento sobre nuestro entorno”.
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Durante el lanzamiento del libro Extraterrestre. La humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra (Planeta, 2021), que empezará a circular en México en marzo, el astrofísico reconoció las dificultades que ha encontrado entre los científicos para abordar su teoría, por lo cual apuesta por la curiosidad y no quedarse en una zona de confort.
“La arqueología es una manera de buscar lo que se haya dejado atrás: nosotros no podríamos tener una conversación con los mayas, pero podríamos hallar sus vestigios y enterarnos de que sí existieron. Lo mismo pasa en el espacio: lo que encontraremos es basura espacial, pensemos en el Voyager o en el Nuevo Horizonte que lanzamos al espacio y que, en algunos años, no van a ser operativos, sino equipo flotando en el espacio y lo que encontraremos en un futuro sería eso”.
Las preguntas de Avi Loeb empezaron a plantearse desde octubre de 2017, cuando científicos del observatorio Haleakala, en Hawái, detectaron un objeto interestelar en movimiento próximo a la Tierra, que se pensaba era un cometa, pero esa idea ha sido descartada, de ahí la propuesta del astrofísico de que puede ser una muestra de vida inteligente.
Desde su perspectiva, antes de poder encontrar vida inteligente, seguramente se hallará la contaminación en las atmósferas de los planetas, “en vez de buscar rastros moleculares de vida que, a lo mejor no son muy concluyentes, como el oxígeno”.
“La pregunta que tenemos que hacernos es saber si somos los más inteligentes. Me imagino que no, por la forma en que nos comportamos, por eso busco inteligencia en el cielo, no la encuentro en la Tierra: uno de los principales mensajes que me enseñó la astronomía es el de la modestia, porque somos algo muy pequeñito y nuestras diferencias son tan diminutas, que la mayoría de los males en la historia humana es porque alguien se sintió superior”, destacó Avi Loeb.
Hay anomalías explicadas en Extraterrestre que lo hacen pensar que el objeto que viaja por el Universo no es un cometa o un asteroide: quienes han tratado de explicar al objeto también notaron cosas que no se habían visto antes, como un iceberg de hidrógeno que no puede sobrevivir el viaje o una nube de polvo que tampoco hubiera podido sobrevivir al viaje, “si hablamos de algo que no habíamos visto antes, ¿por qué no podría tener un origen artificial?”
“Cuando veo algo que no se alinea con la evidencia trato de buscar explicaciones, las analizo y veo cuál es la más probable y eso es una especulación que se puede considerar”, en palabras del investigador.
PCL