La medicina alternativa, los remedios en el viejo Nuevo León

Cronistas y personajes de los pueblos expusieron sus saberes a finales del 2019, cuando aún no se percibía la crisis por el coronavirus, aquí te presentamos algunos.

A través de este encuentro se busca rescatar las plantas medicinales. Foto: Archivo.
Gustavo Mendoza Lemus
Monterrey /

Hasta hace algunas décadas, los habitantes de los municipios en Nuevo León acudían a las hierbas y plantas medicinales para curarse de distintas afecciones.

El ciclo Café con Historia de 3 Museos presentó la serie de conferencias De remedios y medicina alternativa, en el cual cronistas y personajes de los pueblos expusieron sus saberes a finales del 2019, cuando aún no se percibía la crisis por el coronavirus.

A través de cinco charlas, los participantes hablaron sobre las propiedades medicinales de plantas de la región, así como los personajes que practicaron el cuidado de la salud de antaño en cada municipio.

Por ejemplo, se habló de las propiedades de plantas como el “chaparro prieto” para la disentería, del “Pablo blanco” para el cuidado del estómago, o remedios como colocar un ajo con sal para el dolor de garganta.

O bien, cómo en tiempos anteriores se buscaba las hojas del naranjo agrio, que, mezclado con miel de abeja a través de infusión, ayudaba a curar la tos.

A mediados del siglo XIX, el médico José Eleuterio González contabilizó en 375 las especies de la flora en Monterrey y sus villas cercanas.

“La gente está retomando vías y métodos alternativos en los cuales buscar esa sanación que necesitamos”, refirió Rafael Ríos Cázares, cronista de Ciénega de Flores en su intervención.

El cronista de Linares, Armando Leal Ríos, recordó cómo la población de la región citrícola sufrió por espacio de 3 meses el azote de la cólera morbus, esto en 1833. Por aquellos años se creía que el comer melón o sandía te hacía propenso a enfermarte.

“Por aquellos años, la gente de Linares entra en pánico porque la gente no sabía cómo enfrentarlo”, dice sobre los testimonios acerca del cólera, que cobró la vida de 622 personas en dos meses.

La ausencia de médicos o profesionales de la salud en los pueblos de Nuevo León era una constante, por ello que curadores o chamanes eran requeridos por los habitantes para aliviar algún padecimiento.

En ese contexto nace el mito de José Fidencio Síntora, el curandero de la región desértica de Mina que cobró notoriedad regional en el México postrevolucionario. A través de diversas hierbas y métodos, Fidencio aseguraba curar a miles de personas.

“Las personas que curan tienen mucho aprecio por el pirul, se dice que con sus ramas se retiran las malas vibras y la energía negativa”, explica el cronista de Mier y Noriega, Juvencio Carrizales Torres.

Las conferencias están disponibles a través del canal 3MuseosNL, dentro de la red social Youtube, de manera gratuita al público interesado.

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