Sin duda en España se hacen buenos libros sobre la historia de la música, y de los distintos géneros del rock no se diga. Enseguida dos reseñas para los curiosos sobre el movimiento independiente y otro que desnuda las verdades o mitos que envuelven a los rock stars.
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En “Indie y rock alternativo” (Ma Non Troppo), Carlos Pérez de Ziriza configura desde distintas posturas cómo se ha desarrollado la música independiente, que se abrevia en indie, y que se puede definir como “cualquier forma artística o meramente creativa que se gesta al margen de los grandes canales de distribución”.
Lo indie no es un tema reciente, aunque en la década pasada tuvo un auge, sino que data desde lo que denomina Carlos Pérez como “una sucesión de hallazgos”.
El primero fue en 1976, considerado el año de gracia del indie, pues el 4 de junio de aquel año, los Sex Pistols actuaron por primera vez en Manchester, en el Lesser Free Trade Hall, ante una audiencia de 80 personas. El punk marca el camino del indie, porque en ese concierto estuvieron presentes, entre otros, Ian Curtis (Joy Division), Bernard Sumner o Peter Hook (New Order), Morrissey y Johnny Marr (The Smiths), como quien dice la primera semilla del rock alternativo. Con el tiempo, estas bandas de la era postpunk grabaron con sellos independientes, para luego llegar al mainstream.
Pero el punto de inflexión, nos indica el autor, llega en 1981, con el disco “Smiles and laughter”, de Modern English, y es la primera vez que se utiliza el término indie en un medio de comunicación, en el “Record Mirror”, con una crítica de este disco fechada el 29 de agosto. La banda creó en su siguiente disco el éxito “I melt with you”, que llegó a la radio sin renunciar a sus principios musicales.
En esa década las “resonancias góticas y tenebristas” junto con las oleadas del synth pop dieron grandes propuestas, ya clásicas de la historia, como Bauhaus, The Cure, Depeche Mode o Soft Cell, con ligeros aires comerciales, pero descentralizados de la efervescencia pop convencional.
Los años 90 integran una viñeta aparte con el grunge de Nirvana y demás amigos de Seattle, que revolucionaron el ser independientes en la manera de trabajar desde el estudio hasta sus presentaciones ante las masas. Tales ideas las asimilaron la década pasada desde el ADN bandas como White Stripes, Kings of Leon o Franz Ferdinand, entre oleadas de todo el mundo dentro del hoy amplio rango de lo indie y alternativo.
¿Verdad o mentira? Los mitos que los hicieron grandes
En “Leyendas urbanas del rock” (Ma Non Troppo), José Luis Martín lo dice desde el primer capítulo: verdad o mentira, ¿truco o trato? Porque todo aquello que rodea al rock es tan atractivo que aún se habla de esas leyendas urbanas, que más que terminar en algún punto, aún se edifican y hasta se les agregan datos.
José Luis Martín empieza con la definición de leyenda urbana que “es una historia basada en hechos reales del folclor contemporáneo, pero mostrada con un tratamiento de ficción”. Si eso se aplica al rock adquiere otros matices. Así lo remarca: “En el rock las leyendas son poderosas, juegan con la vida y la muerte en más de una ocasión, los rumores se convierten en verdades y las verdades en mitos”.
Y bueno, basta con mencionar algunos de los títulos de los capítulos para saber con qué historias nos ilustra el autor: “La leyenda de Robert Johnson”, “La desaparición de Gram Parsons”; “The Dark Side Of The Oz”, que versa sobre la sincronización del disco de Pink Floyd y la película “Mago de Oz”; otro capítulo se titula “Paul is dead”, por supuesto que refiere a Paul McCartney y es que todavía hay gente que teoriza con esa conspiración de la muerte y sustitución del ex Beatle.
Otros son “Jimi Hendrix, ¿suicidio o asesinato?”; “La misteriosa muerte de Janis Joplin”; “La burla de Jim Morrison”, los tres del club de los 27 con leyendas sobre su partida que a muchos fans dejó con dudas; “La conspiración de Elvis Presley”; “¿Quién asesinó a John Lennon?”, “Los fantasmas de Black Sabbath”; “El suicidio del Made in Japan”, sobre el disco grabado en vivo de Deep Purple, donde se dice que se escucha un balazo en la canción de “Child in time”.
Otros capítulos son “La mala suerte de Stevie Ray Vaughan”, en el que se aborda su muerte en un accidente de helicóptero, donde se dice Clapton le cedió su lugar; “La maldición de Led Zeppelin”, “Ozzy, la venganza de los murciélagos” o “Dave Gahan quería ser vampiro”, esto porque el cantante de Depeche Mode llegó a confesar que en los años 90 se sentía un vampiro y los rodies le regalaron un ataúd como broma, y a él no le pareció tan mal, pues decía que antes de cada concierto dormía ahí porque se relajaba.
Estas y más leyendas urbanas se leen a lo largo de 302 páginas. Y como dice el autor, hay algunas leyendas que no son para tomarse en serio, pero tampoco las debemos despreciar. Pues “en algunas de ellas es más increíble la versión oficial que la leyenda”. No hay nada como buscarle a más historias y detectar en donde la realidad se difumina para darle vida al mito, que sustenta en muchas ocasiones la carrera de los grandes músicos, desde que Robert Johnson le vendió su alma al diablo para ser el mejor bluesman de la historia.