En septiembre de 2017, cuando la tierra se cimbró por el terremoto, “lo que hice en un inicio fue enterarme de lo que estaba pasando, y al ver que la ayuda estaba rebasada, decidí hacer lo que mejor sé hacer: tomar fotografías”. Gran parte del trabajo de Santiago Arau es reconocido por volverse viral en redes sociales; su lente, que capta en su mayoría fotografía aérea, ha sido testigo de atardeceres, ciudades iluminadas o paisajes a lo largo de México, pero también de diversos rostros.
Arau, quien presentará su primer libro, Territorios, el 20 de noviembre en la Torre BBVA y después lo hará en la FIL de Guadalajara, está preparando una exposición de la Península de Yucatán, en el Museo de Antropología de Yucatán, en Mérida, y expondrá sus imágenes a principios de 2020 en el Museo de San Ildefonso, reconoce que la tecnología ha impulsado su trabajo, el cual tomó una mayor relevancia al emplear drones.
Sin embargo, no es un fotógrafo nacido en la era digital, pues su primera cámara (réflex) la tuvo a los 15 años: un obsequio por parte de sus padres y que le dio el impulso para estudiar fotografía: “Sé los procesos de cámara en mano y los procesos de composición”, lo cual aunó al uso de drones.
La incorporación de dichos dispositivos le ha permitido plasmar postales desde perspectivas y estéticas que difícilmente el ojo humano tendría acceso, un acercamiento que el trabajo de Arau logra, como aquel 19-S “desde que todo se comenzó a mover: lo que olía, lo que escuchábamos, la ayuda de la población, las víctimas, los derrumbes, el ver nuestra ciudad así, el sentimiento de pensar que puede volver a suceder: un momento que nos hizo sentirnos muy cerca de la muerte”, recuerda.
Y es que Santiago Arau fue uno de los cinco fotógrafos que con sus imágenes de aquel doloroso hecho histórico se construyó A Moment in Mexico: Ruptured City, un minidocumental del codirector Diego Rabasa lanzado en The New York Times, trabajo que causó gran impacto y que cada que lo ve “siento el mismo dolor y ese miedo, esa impotencia que vivimos todos en Ciudad de México”.
Análogo y tecnológico
Desde muy joven se dio cuenta de su gusto por la fotografía aérea, gracias al libro México, una visión de las altura, del fotógrafo Michael Calderwood: una perspectiva de lugares inéditos donde, recuerda, verse hojeándolo e imaginarse en aquellos lugares, lo que desencadenaría su gusto por la imagen desde las alturas.
“Creo que los seres humanos somos más visuales, nos gusta ver y entendemos mejor a través de la vista, uno de los sentidos más desarrollados que tenemos y uno de los más importantes; creo que también otro de los intereses o inquietudes de los seres humanos es dirigirnos hacia arriba para entender nuestro espacio, lo que la fotografía aérea ayuda para comprender el entorno en donde nos estamos desenvolviendo”.
Con antelación los helicópteros y/o aviones eran empelados para la imagen aérea, técnicas que Arau sigue empleando durante sus vuelos, además de los drones, lo que le da la posibilidad de elegir momentos del día o encuadres muchos más precisos o pensados: “Ahora hay formas mucho más fáciles y accesibles, antes era muy complicado que se pudieran tomar ese tipo de fotografías, pero también muchas de las imágenes las tomo desde aviones con mi cámara réflex”.
En el boom donde la fotografía está al alcance de cualquier celular, el fotógrafo analiza la potencia de lo que una imagen pude decir. “Las historias cobran relevancia cuando vemos videos o fotografías, porque considero que es una construcción humana el ver-creer; cuando tú ves las imágenes se genera una relevancia, una veracidad, porque necesitamos ver para dar credibilidad.
“Lo que más disfruto de mi trabajo es conocer, es poder estar en lugares que de niño soñaba estar cuando veía las fotos en los libros y poder ser parte de una generación que le toca contar una historia: poder estar en lugares y ser afortunado de trabajar en lo que más me gusta: viajar, tomar fotografías y poder conocer gente. Mi trabajo también tiene muchos retratos y fotografía de tierra”, concluye Arau, que participará en Zoom In Project 2019, encuentro donde fotógrafos se darán cita el 9 de noviembre en el WTC de CdMx.
Los momentos en redes sociales
Las redes sociales tienen su parte positiva y negativa. Una parte negativa es la durabilidad de la información; una fotografía puede ser fugaz, se pierde en un par de días: lo que un día fue noticia al otro ya no existe. Otra de las cosas que se han perdido es lo análogo, lo material, la construcción de libros, la impresión. El reto es que nuestro trabajo no sea fugaz.