El 3 de febrero de 1959 es conocido en la cultura popular como "El día que murió la música". La razón es simple y poderosa: ese día, a la escena del rock & roll le fueron arrebatadas de un golpe tres de sus más brillantes estrellas: Buddy Holly, Richie Valens y J. P. "The Big Bopper" Richardson. Y hoy, 58 años después, recordamos ese día funesto…
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"And the three men I admire most
The Father, Son and the Holy Ghost
They caught the last train for the coast
The day the music died…"
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: así se refiere Don McLean a Holly, Valens y Richardson en su canción "American Pie", casi una epopeya que describe gran parte de los sucedido en la sociedad estadunidense tras esa, que fue una de las muertes que tuvo el rock & roll hacia el final de los años cincuenta, cuando "El Rey" Elvis Presley fue llamado a cumplir su servicio obligatorio en el ejército estadunidense, Little Richard se unió al clero, Jerry Lee Lewis vio truncada su carrera al casarse con su prima —que era menor de edad— y Chuck Berry terminó en la cárcel por un escándalo sexual.
Y esto: la muerte del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todo empezó en Clear Lake, Iowa. Buddy Holly había iniciado una gira —ya disasociado de su antigua banda, the Crickets— un par de semanas antes y terminó en esa ciudad, que no estaba programada, tras un arreglo entre su mánager y el gerente del Surf Ballroom.
Durante la gira, la calefacción del autobús en que viajaba Holly se había averiado, y muchos pasajeros ya habían sufrido los embates del invierno de la porción norte estadunidense. Por ese motivo, Holly hizo arreglos para trasladarse en una avioneta después del show y ahorrarse el penoso viaje en autobús.
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Curiosamente, el plan original era que dos músicos de la banda de Holly, Waylon Jennings y Tommy Alsup, viajaran con él; pero el destino quiso que “The Big Bopper” contrajera influenza, por lo que Jennings le cedió voluntariamente su asiento, mientras que Alsup “echó un volado” con Valens para decidir quién ocuparía el cuarto asiento y perdió.
Así fue que la avioneta Beechcraft Bonanza, de cuatro plazas —tres asiento y el piloto— levantó el vuelo 55 minutos después de la medianoche, en la madrugada del 3 de febrero. Hubert Jerry Dwyer, dueño de la modesta compañía aérea a la que pertenecía la avioneta, presenció el despegue exitoso. Sin embargo, cinco minutos después, perdió todo contacto con la aeronave.
Los restos de los tres músicos fueron hallados a la mañana siguiente a unos diez kilómetros al noroeste del aeropuerto. La causa oficial del accidente fue la escasa visibilidad y la falta de experiencia del piloto. María Elena, la esposa de Buddy Holly, tenía un mes y medio de embarazo al momento del accidente; poco tiempo despúes, perdió al bebé debido al trauma.
Se dice que cuando Buddy Holly supo que su amigo Jennings no volaría, le dijo en tono de broma: “Ojalá que tu autobús se congele”, a lo que éste contestó: “Y yo espero que tu avión se estrelle”, una frase que lo perseguiría toda su vida…
FM