Sergio Ramírez: “Cada generación crea su propia esperanza”

El escritor nicaragüense se confiesa melómano, habla de Centroamérica, México y de su nueva novela 'El caballo dorado'

En entrevista con MILENIO, el escritor reveló la importancia de la musicalidad en sus obras (Foto: Ariel Ojeda)
Guadalajara /

La música y el cine mexicano han sido importantes en la vida de Sergio Ramírez (Nicaragua, 1942) y curiosamente, algunos de sus libros llevan por título una frase de alguna canción como Castigo divino o Sombras nada más.

En entrevista con MILENIO, el escritor reveló la importancia de la musicalidad en sus obras, de El caballo dorado (Alfaguara), una novela de aventuras que va de Rusia hasta Nicaragua con una princesa, un peluquero y un mexicano; habla del fracaso de la izquierda en Centroamérica, y de la importancia de los jóvenes porque “la literatura sin relevo se acabó”.

¿Cómo se ve Centroamérica desde el exilio?

Lo que cambia siempre es su catálogo de problemas. Yo identificaría la lucha constante entre autoritarismo y democracia. Se está creando un nuevo tipo de autoritarismo en Centroamérica basado en el populismo, en la negación de los derechos democráticos; algunas veces a través de propuestas mesiánicas, otras de viejas como ocurre en el Salvador o en Nicaragua, porque hay una pugna entre los viejos intereses oligárquicos y los intereses genuinamente democráticos como en Guatemala.

¿El narcotráfico es otro problema?

También ha asentado sus reales en Centroamérica. Además están las migraciones masivas, nuestros países son despojados de su capital humano; la gente, ante opresión política, violencia o necesidades sociales y económicas se ve forzada a emigrar masivamente. Hoy en día Nicaragua es el país que más emigra por razones de opresión política. ¿Dónde está la raíz de todo esto? En la gran desigualdad económica y social que nunca se corrigió y que cada vez es más honda.

¿A qué se refiere?

A que los proyectos del siglo XX no funcionaron. En Nicaragua en los años 80 se dio una revolución armada con grandes esperanzas, los jóvenes de mi generación se volcaron en solidaridad con el país. Luego, la lucha en El Salvador por un mundo justo, la lucha armada contra el régimen opresivo, oligárquico en Guatemala… Todas estas luchas culminaron en procesos de paz y se abrió la esperanza de que se entraba por un camino democrático. ¿Y dónde fue a dar ese camino democrático? Al autoritarismo.

¿Cuál es el gran fracaso?

El fracaso de las armas, de la lucha armada que no trajo un mundo de justicia y libertad, sino que engendró más opresión. El otro gran fracaso es el de la izquierda, se suponía que al tomar las armas perseguía un ideal puro, de creación de un mundo distinto, de un hombre nuevo, y cayó en la corrupción. Entonces, estas decepciones y fracasos de los grandes proyectos son las que llevan a los electorados a los extremos y no le dejan más alternativa a la gente que la desesperanza.

¿No hay esperanza?

Sí hay. Cada generación crea su propia esperanza y estamos en un momento de incertidumbre que va a corregirse cuando los jóvenes tomen la antorcha y alumbren de nuevo el camino que hay que seguir.

¿De dónde viene la musicalidad en su obra?

Yo vengo de una familia de músicos. Mi abuelo era maestro de capilla y compositor profano de valses o mazurcas; mis tíos componían boleros. Tengo detrás de mi memoria un bolero sonando o un tango. En mi adolescencia aprendí muchísimas letras de canciones que nunca olvidé, quizás porque a los 12 años me tocó ser operador del cine que tenía mi tío en Masatepe. Pasaban muchas películas mexicanas que eran más videoclips, querían mostrar a los cantantes, grupos musicales, a las bailarinas y el argumento salía sobrando y aprendí muchísimo también de la música mexicana, de manera que para mí, la música popular es esencial.

Sergio Ramírez (Foto: Ariel Ojeda)

¿El ritmo vive en usted?

La escritura tiene un ritmo y tiene una melodía. Si uno toca con mal oído, la página suena chueca.

¿Y nunca tocó un instrumento?

No (risas). Mi padre me puso a un tío que era violinista para que me enseñara solfeo y fue una cosa horrible; me declaró sordo (risas). Sí yo quiero entonar una melodía todo me sale en el mismo tono, pero tengo buen oído para escuchar una canción y decir si se trata de un bolero, un tango o para distinguir los instrumentos que están tocando. Yo tengo ese oído alerta a la música, sin eso no se puede escribir y no puedes meterte dentro de la página escrita.

¿Cuéntenos de la nueva novela?

Es la historia de una princesa de la nobleza rural de los Cárpatos que comienza a vivir distintas aventuras. Se encuentra con un peluquero que cree que ha inventado el carrusel, es fabricante de caballos de madera y se fuga con él. Después, en París, se encuentra con un personaje mexicano que dice ser hijo de Maximiliano: Julio Sedano.

Un personaje real y muy interesante

Claro, secretario de Rubén Darío que terminó fusilado al tiempo que fusilaban a MataHari por ser un espía alemán. El personaje está en la novela y es maravilloso. Yo leí muchas veces el proceso donde lo juzgaron como espía, pero él era un gran mentiroso (risas) y la mentira lo hundió. Él engañaba a los alemanes con historias de espionaje, cobraba por eso y en la novela se encuentran antes que la princesa se vaya a Nicaragua y es una gran aventura que espero le guste a los lectores.

¿Cómo vive el exilio?

El exilio se vive acostumbrándose. Cuando uno está frente a una puerta cerrada que no puede abrir por sus propios medios, tiene que hacerse la idea de que la vida cambia y que se acerca una vida distinta. Yo soy escritor, quisiera ser escritor en Nicaragua; no puedo serlo, tengo que seguir siendo escritor donde esté. Mientras yo tenga una mesa donde poner mi computadora y una ventana que me dé algún paisaje, estaré escribiendo; eso lo tengo en Madrid como lo tenía en Nicaragua, mi escritura no se detiene.

¿Cómo le ha impactado su vida en España?

Si tú no vives en el país donde naciste, tus vínculos afectivos están a través de la memoria. Quizá el temor que me da es el momento en que yo esté demasiado alejado de lo que está ocurriendo en mi país; lo que tengo es un país del pasado, no del presente. Aunque, también sobre el país del pasado se puede seguir escribiendo, y penetrar en otra realidad que no es la tuya es más complicado. ¿Ahora voy a escribir sobre temas españoles?, eso no es tan fácil. La literatura no es un juego de espejos, es una cosa de vivencia profunda, de echar raíces en la nueva realidad y de ahí sacar los nutrientes.

¿Por qué sostiene un proyecto como la revista Carátula?

Yo la concebí para que fuera un enlace con la gente más joven, para ir sacando los nombres nuevos y la experimentación en la literatura. Ahora está Daniel Centeno como director. Yo leo los números que están impresos y le digo lo que no me parece pero una vez que ya se publicó (risas).

Portada del libro

¿Hay que apostarle a los jóvenes?

Es que la literatura sin relevo se acabó, Centroamérica es una región del mundo que merece atención en su cultura y en su literatura, porque no existimos sólo por los regímenes autoritarios, por las desigualdades sociales, el narcotráfico, las migraciones, sino porque hay un conjunto de gente, hombres y mujeres que están creando cultura, literatura… y eso hay que darlo a conocer.

Con México tiene una relación cercana

Muy vieja. La primera vez que yo vine a México fue en 1965 porque me dieron una mención en una revista y el premio lo recibí en el Palacio de Bellas Artes, me lo entregó Agustín Yáñez quien era ministro de Educación. En la ceremonia estaban Alí Chumacero y Salvador Novo. Me fui creando una relación muy profunda con México, con su gente, con su paisaje. No diría que conozco todo el país, pero lo he recorrido bastante. Quizás, el país con el que más me identifico fuera de Nicaragua es México.

¿Tiene la fuerza para seguir escribiendo?

Yo sé que tengo una edad que antes llamaban ‘provecta’ (risas). Pero yo me examino cada mañana y me digo: ¿memoria?, ¿imaginación? ¿pulso?, ¡firme!, tengo las tres cosas. Ya sin memoria, ya está jodida la cosa (risas) pero todo bien por ahora.

  • Vicente Gutiérrez
  • vicente.gutierrez@milenio.com
  • Periodista desde hace 25 años y especialista en temas culturales, la industria del entretenimiento y cinematográfica. Por su experiencia y conocimiento, también ha participado en temas de política y de negocios. Es reportero de cultura en Milenio y locutor en “La Taquilla”, programa de Radio Fórmula 104.1 FM.

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