Sor Juana Inés de la Cruz es una de las figuras más reconocidas de la literatura hispanoamerica, no sólo por su sobresaliente pluma, si no, por ser una mujer brillante, erudita y adelantada a su época. Tal es su relevancia que a lo largo de la historia ha sido el rostro de monedas y billetes y desde hoy su imagen es sinónimo de los cien pesos en nuestro país.
Hoy es considerada como la pionera del feminismo en el continente americano y sus versos conservan una vigencia tal, que colectivas contemporáneas los retoman durante sus manifestaciones. La Décima Musa destacó por ser una de las pocas mujeres que durante su época ingresaron al mundo del conocimiento, hasta entonces reservado únicamente para hombres y rompió con varias convenciones sociales.
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“Hombres necios que acusáisa la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis (…)”
Escribió Sor Juana en 1974 y se ha convertido en su redondilla más famosa.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, su nombre de bautizo, nació en la Nueva España en 1648, en lo que hoy forma parte del Estado de México, la fecha exacta ha sido difícil de determinar para los historiadores y a falta de registros, se estableció el 12 de noviembre como fecha de su conmemoración.
Sus primeros pasos los dio en la casa de su abuelo materno, en cuya biblioteca aprendió a leer y pronto quedó chica en comparación a su avidez de conocimiento. Desde muy temprana edad dio muestras de inteligencia y capacidad de memorización, sin embargo, como la educación era restringida para las mujeres no tuvo acceso a la educacion escolar. La hacienda en la que creció aún existe y es posible visitarla.
A los ocho o diez años se mudó a casa de unos parientes en lo que ahora es la Ciudad de México, para luego trasladarse a la Corte como una de las damas de la Marquesa de Mancera.
Después de su estadía en el palacio virreinal, Sor Juana ingresó al convento de las Carmelitas Descalzas y un año más tarde entró al convento de San Jerónimo donde permaneció hasta su muerte por tifus en 1695.
Los biógrafos de la poetisa mexicana han concluido que eligió la vida religiosa para dedicar su vida al estudios y las letras, mucha más que por una vocación clerical, a lo que se dedico por más de 20 años.
BGHL