Thielemann y la Filarmónica de Viena brillan en Año Nuevo

Música

Experto en la música de Wagner y Strauss, el alemán y la orquesta entregaron un concierto lleno de brío, ante un selecto público y millones de televidentes.

El programa del concierto incluyó más de 20 obras. (Foto: AFP)
Editorial Milenio
Viena /

Con brío, ligereza y mucho ritmo debutó el maestro alemán Christian Thielemann como director del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, que envió al mundo su célebre saludo de valses y polcas, casi 80 años después de hacerlo por primera vez, bajo el régimen nacionalsocialista.

Transmitido en directo por emisoras de televisión de 91 países, decenas de millones de personas presenciaron el más mediático de los espectáculos de música clásica en el mundo, celebrado en la Sala Dorada de la Musikverein de Viena. 

Fieles a la tradición, Thielemann y la orquesta se centraron sobre todo en la música de la dinastía de los Strauss, acompañada por obras de otros compositores de la época, como Josef Hellmesberger o Carl Michael Ziehrer

De este último es la Marcha Schönfeld, pasión militar con la que abrieron el programa, y una de las seis piezas tocadas por primera vez en este concierto. 

La precisión y el ritmo destacaron en la interpretación, así como en la de la elegante Obertura de la opereta El barón gitano, de Johann Strauss hijo, que cosechó calurosos aplausos y gritos de "bravo" del selecto público. 

El vals Transacciones, de Josef Strauss, estuvo dedicado a los 150 años de relaciones diplomáticas entre Austria y Japón. 

A otro jubileo, los 150 años de la Ópera Estatal de Viena, se rindió homenaje en el filme transmitido en la versión televisada, durante la pausa del programa. 

Thieleman, considerado un experto en la música de Richard Wagner, Richard Strauss y Ludwig van Beethoven, convenció y entusiasmó al público, brillando especialmente en aquellas piezas que esconden algo del arte lírico, como el vals Nordseebilder.

El repertorio del programa incluyó, junto a los tres encores habituales, un total veinte piezas, obras en su mayoría del siglo XIX, consideradas entonces "música ligera". 

Thielemann cerró con el famoso vals El Danubio Azul y la Marcha de Radetzky (acompañada de las palmas del público), de Johann Strauss hijo y padre, respectivamente, que cada año ponen el "broche de oro" al repertorio oficial.


El 1 de enero de 2020 será el letón Andris Nelsons quien llevará la batuta en este espectáculo, según informó la Filarmónica de Viena.

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