Desde los parajes más espectaculares en el Desierto Chihuahuense hasta las exposiciones en los recintos culturales, se venera a las cactáceas tanto por su fortaleza y belleza como al ser consideradas por los antepasados como plantas sagradas.
Con el afán de concientizar a la población sobre la importancia de las cactáceas, el gobierno de México institucionalizó el 10 de octubre como el Día Nacional de las Cactáceas, pues es sabido que en medio del desierto, estas plantas cautivan a los visitantes que muchas veces, sin considerarlo dos veces, despojan el entorno de especies consideradas en peligro de extinción.
- Te recomendamos Combate el estrés por las altas temperaturas en La Laguna y cultiva un cactus; te decimos cómo Estados
Tanto defensores del medio ambiente como científicos coinciden en que estas plantas tienen el gran poder de acumular agua, creando fascinación pues sin aparentes cuidados sobreviven en un entorno agreste, valiéndose muchas veces de fuertes espinas para evitar su depredación.
El doctor en ciencias, Francisco Valdés Pérezgasga, estableció que la familia cactaceae es originaria de América y tiene más o menos mil 400 especies de las cuales en México se concentran 675. Asimismo el gobierno de México considera que al menos 518 son endémicas en el país.
“La mayor diversidad de especies de cactos en el mapa del gobierno de México se concentra en el rincón sureste del Desierto Chihuahuense, que es donde estamos nosotros, de manera que ahí es el núcleo de concentración y diversidad genética de cactáceas amenazadas más importantes del mundo".
"Son plantas que a todo mundo le llaman la atención por la manera en que sobreviven: con poca agua, su adaptación de cambiar hojas por espinas y para reducir al mínimo la superficie por la cual pueden perder agua, el tipo de piel que tienen que es como de cera para también no perder agua, o sea, con todas las adaptaciones necesarias para poder sobrevivir en un lugar tan árido como el nuestro”.
El cactus es utilizado como una referencia cultural de México en el mundo y Valdés Pérezgasga dijo que la paradoja se da en torno a estas plantas porque al llamar la atención y fascinar, el saqueo está a la orden del día.
“Hay gente que se dedica a eso, a saquear cactáceas, y entre más raras tienen más valor al vendérselas a los coleccionistas privados, muchas veces de otros países. Te puedo decir que un cacto muy bonito, que se llama Cacto Arcoiris, era de los más comunes en la Sierra del Sarnoso (Durango) y pues ya no hay porque llegaban los saqueadores y llenaban las cajas de las trocas con ejemplares para venderlos”.
El problema para este ambientalista se concentra en la conservación de las especies y es por ello que acotó, por ello son tan importantes las áreas naturales protegidas pues abren la puerta a la preservación de la vida silvestre, genes y herencia natural que se tiene.
Del uso al abuso
Si se piensa en los cactus, algunos sin duda serán reconocidos como parte de la dieta del mexicano, destacando los nopales, las tunas y el xoconostle o tuna agria, cosa que ha puesto en peligro de extinción a la biznaga, en tanto que para la floricultura, también se disponen de ejemplares con floraciones llamativas como elementos decorativos de casas y jardines.
No obstante una de las especies más acechadas y amenazadas es el peyote al concentrar químicos alucinógenos. Desde la antigüedad, esta planta se consideraba como vehículo de comunicación con los dioses.
Exposición disponible en el MUREL
En un ejercicio de difusión de la ciencia, la exposición “Las Culturas de un Cactus Sagrado. Arte y ritualidad” se inauguró el pasado 25 de agosto en el Museo Regional de La Laguna, conformada por una selección de 190 piezas que incluyen arte patrimonial arqueológico y etnográfico a través de arte indígena, objetos ceremoniales, instrumentos musicales, textiles, fotografías y obras de arte contemporáneo.
Esta muestra estará disponible hasta el mes de noviembre y sobre el cactus del peyote, Gretel de la Peña, directora del MUREL, acotó que en el pasado ha sido representado en las pinturas rupestres. Arqueológicamente existe también en collares, es decir, como peyote petrificado.
“Es una referencia de las culturas del pasado, con una carácter sagrado y que además refleja la cosmovisión de la cultura del desierto y de los cazadores recolectores: el cómo entienden el mundo, qué lo refleja y el cómo se representa, tiene que ver con esta íntima relación entre las plantas y el desierto”.
- Te recomendamos ¡Final feliz! Lagunera que sufrió robo de cactus de 12 años recibe valioso regalo desde Hidalgo Virales
arg