Por primera vez en Coahuila, científicos llegaron a un sitio arqueológico antes que los saqueadores, lo que permitió acceder a un contexto prehispánico inalterado en torno alHombre de Bilbao , osamenta que presentó Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Reunidos en Torreón, los investigadores detallaron que se abrirá un proceso de exploración en torno a la osamenta y los artefactos encontrados en un sitio de dunas donde, por cientos o quizá miles de años, el movimiento del aire y la arena sepultó y descubrió en intermitencias a un cazador recolector joven, ubicado en un sitio de elaboración de artefactos, en lo que es hoy es el municipio de Viesca.
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Fue en el Museo Regional de La Laguna (MUREL) donde se hizo la entrega simbólica y presentación de los vestigios arqueológicos del Hombre de Bilbao, con la presencia de Prieto Hernández, Axel Baños Nocedal, director de Antropología Física del INAH, el antropólogo físico Erick Morgan Medina, el arqueólogo Yuri De la Rosa Gutiérrez y su similar, Miguel Vargas, así como el delegado del Centro INAH Coahuila, José Francisco Aguilar Moreno, y Miguel Ángel Ciprés, director del museo.
En la presentación Axel Baños Nocedal colocó la mirada en el pasado de tal suerte que apuntó, para los antropólogos cada centímetro de hueso proporciona más información al estudio de las civilizaciones prehispánicas que incluso las estructuras arquitectónicas.
Cierto que en la cultura del desierto la arquitectura es inexistente toda vez que las viviendas y sitios mortuorios se establecieron en cuevas, en las cuales la presencia humana se refleja a través de las pinturas rupestres y petroglifos, así como en artefactos que utilizaban los primeros habitantes en la vida cotidiana.
Se trata de una cultura que tuvo un impacto ambiental casi imperceptible pues los primeros habitantes extrajeron de su entorno lo estrictamente necesario, conservando un equilibrio ecológico al considerar el entorno como el propio hogar, sin crear viviendas físicas.
Un hallazgo de suma importancia
De ahí la importancia de este hallazgo que permitirá formular múltiples preguntas que podrán ser respondidas a través de los restos óseos, y arqueológicamente en el contexto geográfico, los objetos como la navaja del hombre o el pectoral ornamental que portaba y que fue realizado con conchas marinas, objeto que pudo ser parte de un intercambio de mercancías entre nómadas.
Es así como los científicos podrán colocar metafóricamente una piel a esta osamenta e intentar darle identidad a este lagunero del pasado, que dentro de la cultura del desierto se le ubica en un taller realizando la tecnología de su tiempo.
“La antropología física, que es el estudio de la variabilidad y diversidad biológica y cultural del ser humano, y que fundamenta su estudio sobre todo en los restos humanos que dejamos de paso después de nuestras temporales y cortas vidas, nos permite dar una visión sobre quiénes eran estos seres, cómo vivían, de qué se alimentaban, qué salud tenían, qué habilidades físicas podían realizar y a qué edad morían", detalló.
“Cada centímetro de hueso da más información al estudio de las civilizaciones pasadas que incluso las estructuras arquitectónicas más grandes. Eso nos permite que hallazgos como este, que son aislados, que están un poco descontextualizados, en fin, que no tienen tanta información, aún así se les pueda extraer una gran cantidad de conocimiento para poder reconstruir por ejemplo, visiones de migración o cómo se vivía en el tiempo en el que resulte ser este hallazgo”, comentó Axel Baños Nocedal.
De la CdMx a La Laguna: los investigadores
Paralelo al descubrimiento confluyeron una serie de afortunadas coincidencias. En primera instancia que el antropólogo físico Erick Morgan, originario de la Ciudad de México, decidiera dedicar sus conocimientos a la búsqueda de personas desaparecidas y tenga su residencia en Torreón.
Fue así que junto a trabajadores de la Fiscalía General de Coahuila, un par de años atrás, atendió un llamado ciudadano donde se alertó del hallazgo de una osamenta en las Dunas de Bilbao. Al verificarla, éstos descartaron casi de inmediato que se tratara de restos humanos contemporáneos.
La coincidencia también acerca a los científicos, porque Morgan Medina conoce de antaño a Yuri De la Rosa, también capitalino, quien desde hace más de dos décadas desarrolla su profesión a través del INAH Coahuila, radicando en el Valle de Cuatro Ciénegas primero y actualmente en Torreón, lo que le ha permitido construir paisajes arqueológicos, participar en investigaciones sobre la cultura del desierto, teorizar sobre las manifestaciones gráfico rupestres en las cinco regiones del estado y presentar hoy estos hallazgos.
El movimiento de la arena dispersó los materiales y permitió el encuentro, considerado invaluable para la ciencia y para la historia propia de los laguneros. Después de colocar la retícula e iniciar la excavación, se recuperaron lascas que corresponden a procesos tecnológicos de fabricación de artefactos con los que se inició el trabajo de gabinete.
En torno a la osamenta y sus artefactos, se inició la reconstrucción física, los dictámenes técnicos de las piezas, el registro fotográfico y de dibujos a mano. El arqueólogo dijo que el trabajo fue armar, pegar e identificar fragmentos humanos, en tanto que los objetos se pesaron y se midieron, surgiendo en este proceso varias hipótesis. El trabajo continuará.
“Parte de la importancia de este hallazgo es que estos materiales son representativos de la cultura del desierto y están en el imaginario de los cazadores recolectores”, acotó De la Rosa, quien comparó el cuchillo enmangado del Hombre de Bilbao con las pinturas rupestres que representan este artefacto en un sitio arqueológico que los locales conocen como El altar de los cuchillos.
“Hay similitudes nos hace pensar muchísimas cosas acerca de este hallazgo tan interesante y más que tenemos algo extraordinario, como digo yo, un contexto completamente completo, que es muy valioso para nosotros en el sentido académico”, expresó De la Rosa Gutiérrez, maestro en Historia del Noreste Mexicano y Texas.
Morgan Medina por su parte, estableció que este hallazgo permite recordar que anterior a la existencia de la Laguna y Torreón el área no estaba vacía porque había personas desde hace miles de años antes, con una cultura rica que les permitió pervivir.
“Esto tiene que ver con la construcción de una nueva identidad, en este caso Lagunera. El antropólogo Diego Prieto, lo que dijo hace rato sobre los museos regionales, mencionaba que antes, cuando se habían creado, servían a un discurso museográfico en el cual ponían a mesoamérica en el centro y eso es un discurso de una política colonial, en el cual la Ciudad de México como metrópoli está explotando a sus colonias, a los estados de alrededor y como hacia Francia en África, negaba su historia”.
Como antropólogo, Erick Morgan destacó que si bien como pueblos se guardan similaridades, como la otra cara de la moneda se mantienen disimilaridades. Es decir cultural y biológicamente se es único, lo que le permite plantear la hipótesis de que los actuales laguneros pueden mantener vivo su gen indígena sin saberlo.
“Esa es una inquietud que yo tengo, cuando menos puedo decir que en mi práctica como antropólogo forense yo he observado en la gente de aquí, que me llega al servicio forense, características que nunca había visto en otro lado. La gente de aquí tiene esas características morfológicas; yo antes trabajé en Saltillo, en Ciudad de México y Centroamérica y no tienen esas características”.
El INAH festeja el hallazgo
Por su parte Diego Prieto como director general del INAH apuntó que se abre una gran panorámica para la investigación y aseveró sentirse contento con los trabajos que se realizan en el estado, donde a pesar de ser el tercero más grande en México por su extensión territorial, el instituto mantiene sólo a tres investigadores, de los cuales dos no cuentan siquiera con plaza.
“Estoy aquí muy contento festejando este logro de la antropología en Coahuila, nos interesa mucho conocer a México desde sus regiones. Nos interesa mucho dejar atrás una visión centralista en donde se priorizaba la parte mexica o náhuatl, la parte azteca, y entender que como lo dice nuestra Constitución, México es una nación pluricultural cuya condición se sustenta originariamente en sus pueblos indígenas; pueblos indígenas que ocuparon prácticamente todo el territorio mexicano no sólo son los milperos mesoamericanos, también son los recolectores cazadores del norte de nuestro país”.
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