El encendido del pebetero durante una inauguración de Juegos Olímpicos es un acto que motiva a los deportistas para ir en busca de la gloria olímpica, sin embargo, durante el proceso han ocurrido distintos incidentes, como el de Seúl 1988, edición donde varias palomas se quemaron al irse a parar al pebetero cuando ya había sido encendido.
La entrada de la llama olímpica en el Estadio Olímpicos de Seúl estuvo a cargo de Sohn Kee-chung, el primer medallista coreano que ganó la maratón en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
Sohn pasó el relevo a tres atletas jóvenes que encenderían el pebetero olímpico, sin embargo, antes de ese acto se librearon varias palomas como mensaje de paz. Las palomas se dirigieron al pebetero olímpico donde posaron pero también comenzó a arder la llama olímpica, por lo que varas terminaron calcinadas.
Tras ese lamentable acontecimiento se decidió acabar con esta costumbre de soltar palomas durante la inauguración de Juegos Olímpicos para que no se volviera a repetir ese tipo de situación.
Otros sucesos curiosos
El encendido del pebetero olímpico durante una inauguración también ha tenido otro tipo de curiosidades, como el de la edición de Barcelona 1992, donde el arquero Antonio rebollo lanza una flecha hacia el pebetero para encenderlo, lo cual en ese momento causó mucha sorpresa en todos los espectadores. Años después se supo que la flecha no dio en el objetivo y salió del estadio, además de que había un encargado de encender el pebetero para simular que la flecha cayó en el blanco.
CGHR