Miguel Ojeda: el título 16 de los Diablos fue mágico

Edición Fin de Semana

El mánager recordó cómo fue la coronación 16 de los pingos, con un cambio generacional que comenzó con dudas y terminó en un año redondo.

Miguel Ojeda, mánager de los Diablos Rojos. (La Afición)
Rodrigo Rocha
Ciudad de México /

Muchos aficionados al beisbol lo recuerdan, la mayoría de los aficionados a los Diablos Rojos lo tienen grabado, pero nadie lo recuerda con tanto gusto y viveza como él, que lo vio en primera línea, desde la trinchera y llevando la rienda del caballo ganador.

Y es que… décima tanda, la pizarra empatada a 8, el derecho Pedro Rodríguez procurando extender el juego para los Pericos pero batallando en cuenta de 2 y 1 con el noveno en el orden, el joven Juan Carlos Gamboa, quien hace un swing, se pone el traje de héroe y les da a los escarlata una victoria ‘a la diabla’ que trae consigo el 16° campeonato de la franquicia capitalina. Un momento inolvidable.

Muy dulces 16

“Fue algo mágico”, dice Miguel Ojeda, mánager de los pingos, al recordar el 2014 de la novena escarlata. “Los muchachos se mantuvieron sanos todo el año y teníamos peloteros de mucha experiencia”, pero la base del conjunto eran los jóvenes, peloteros sin renombre que no contaban con la confianza de los ‘expertos'… pero sí de su mánager.
“En el invierno del 2013 jugamos en Tepic, donde teníamos la sucursal de la liga Noroeste. Yo estaba manejando también a ese equipo, éramos los Diablos Universitarios y teníamos jugadores como Eduardo Revilla, Carlos Figueroa, Ramón Urías, Luis Frías, Jesús Fabela, Octavio Acosta y Alejandro Delgado”, recuerda Ojeda.

Al siguiente calendario, esos peloteros entonces poco conocidos pasaron, al igual que el mánager, de la Liga Invernal a la Liga Mexicana. “La verdad es que cuando decidimos incorporarlos al roster, muchos (como la prensa y otros equipos) nos daban por muertos, nos decían que no íbamos ni siquiera a calificar, que incluso después del primer mes de la temporada íbamos a estar fuera de la competencia, y eso fue motivante para mí y para los muchachos”.

A esos jóvenes se unió otro más, uno que ya tenía antecedentes en el infierno pero no se había vestido de diablo los últimos dos años y por lo mismo no estaba contemplado como titular, perro el destino tuvo la última palabra.

“Ese año Juan Carlos Gamboa llegó el día de la inauguración a Cancún y después de una lesión del Chuyito López, que era mi shortstop titular, El Haper se puso a jugar las paradas cosas y ya no soltó en la posición”, relató El Negro de Guaymas.

Ese gran grupo de jóvenes se complementó con uno muy capaz de veteranos: “Teníamos peloteros de mucha experiencia, como el capitán Terrazas, Japhet Amador, Gabriel Gutiérrez, además de John Lindsey y ya más tarde, al final casi de la temporada, llegó Douglas Clark, que fue parte muy importante del campeonato”, destacó.

“Tuvimos varios logros importantes durante la temporada, con muchos récords, fuimos el mejor equipo en ganados y perdidos, y todo eso creo que se debió a la entrega, al trabajo y al gran talento de los peloteros”, dice Ojeda, recordando el 70-42 que complicaron como récord (el 2° mejor equipo fue Tigres, con 65-48) para ganar por 9.5 juegos la Zona Norte y merecer los nombramientos de Novato del Año, para Carlos Figueroa; Mánager del Año, para Ojeda y Ejecutivo del Año, para el señor Alfredo Harp.

Pero lo mejor de todo estaba por llegar.

Cierre en grande

Con una impresionante marca de 12-2 en los playoffs, los rojos lograron el título, viviendo un momento trascendental en el Juego 2 del Primer Playoff, cuando Laguna hizo tres carreras en la alta de la novena para ponerse a tres outs de la victoria con ventaja de 10-8.

“Vinieron varias situaciones en que una serie de distracciones, porque no los puedo llamar errores, pues son cosas que suceden cuando tienes jugadores jóvenes, Gamboa abrió la puerta a las carreras de Laguna en la novena, pero en la novena nos tocó batear con los mejores hombres que teníamos”.

Y así, los Diablos hicieron lo que sabían hacer: “Douglas Clark, John Lindsey y Japheth Amador fabricaron las carreras; primero vino Clark y abrió con hit, después vino Lindsey y pegó home run y después Japhet pegó otro home run espalda con espalda para empatar el juego”, cuenta Miguel emocionado, y “el que dio el doblete para ganar fue Gamboa”. El México ganó 11-10.

Luego de perder 11-7 el Juego 5, una inesperada lluvia retrasó un día el Juego 6, pero a partir de entonces, los Diablos contaron juegos y triunfos por igual, primero eliminando a Laguna y después barriendo consecutivamente a Sultanes, en la Final del Norte, y Pericos, en la Serie Final.

“Ganar el campeonato nos dio la razón de que lo que estábamos haciendo era lo correcto, hubo ese cambio generacional por el que fuimos cuestionados muy duro, pero yo conocía muy bien a los muchachos, sabía lo que podían darme y ellos siempre fueron jugadores manejables, entonces lo único que hice fue eso: manejarlos”, finalizó.

Así llegó el campeonato 16, ¿y la celebración?, bueno, pues también fue ‘a la diabla’, con una comida familiar que terminó en una fiesta con un mariachi acompañando las voces de Gamboa y Ojeda (quienes pudieron haber sido cantantes de no haber sido beisbolistas)... y hasta la del diablo más grande: señor Alfredo Harp.

Miguel Ojeda recordó para La Afición el último título de los Diablos, pero también dejó en claro que su objetivo ahora es repetir la sensación de levantar la Copa Zaachila lo más pronto posible, para el título 17.


LAS MÁS VISTAS