Primera Corrida de temporada de primavera. Baja la entrada donde inicia con fuerte sol y termina con luz. Sólo duró hora y media. El tiempo justo para disfrutar de un espectáculo público. Toros Zacatecanos de Pozo Hondo, propiedad de la familia Rivero Alatorre.
Juego del ganado: Corrida bien presentada que cumplió en varas. 1° descastado sin transmisión; 2° Bueno por ambos lados; mejor por el derecho. Recibió un exagerado arrastre lento. 3° Sin emotividad. 4° Noble, templado y bravo que causó un tumbo. 5° Noble sin emotividad. 6° Fijo, emotivo que se terminó pronto.
Abre plaza el hispano mexicano Javier Tapia “El Cala”, quien se vio muy discreto y sin mucha resolución en cómo lidiar a su primero. La faena se hizo tediosa y todo se perdió ante la mansedumbre del toro. Fue efectivo con el estoque. Ante su segundo que causó un tumbo, Calita se enfrentó a un toro muy bien armado que embistió con lentitud y Javier se retorció demasiado al correr la mano por el lado derecho para templarlo. Mató de entera tendida y trasera. Escuchó un aviso. Falló con la espada corta y decidió usar nuevamente el estoque largo para pegar una entera que fue suficiente. La gente se puso del lado del toro y recibió una ovación en el arrastre. Calita, lo toreó bien, pero fue recriminado por su falta de orden en la lidia. Se negó a saludar en el tercio.
El de Teocaltiche Jalisco, adoptado por la Ciudad de Aguascalientes, Arturo Saldívar se vio correcto y enterado pegando buenas tandas con la muleta por ambos lados. Entera muy tendida que tuvo que usar el descabello. Ligera petición que es concedida. Da gusto ver con sitio y seguridad de pies a Arturo Saldívar. Ante su segundo, Arturo se vio solvente, pero hacia demasiadas pausas lo que no permitió hilar una faena que le llegara a los tendidos. Mató de entera desprendida muy efectiva y se retiró al tercio entre ovaciones.
El hidrocálido Miguel Aguilar, hermano del llorado Mario, se presentó esta tarde iniciando con una buenas gaoneras ante su primero. El toro nunca se entregó y Miguel no pudo sacarle partido. Mató con habilidad y se retiró en silencio. Ante el que cerró plaza, Miguel fue molestado por el viento y aun así logró pegarle buenos derechazos. Para cerrar su faena trató de pegarle unos muletazos por la espalda y fue prendido y su cabeza rebotó en la arena de la Plaza dejándolo inconsciente. Estoicamente se levantó y mató de una entera tendida, antes de escuchar un aviso. Descabelló a su primera oportunidad y ante la ligera petición que merecía más la oreja, pero el Juez Braun la negó, habiendo concedido un inmerecido arrastre lento. Dio vuelta al ruedo.
El hidrocálido Miguel Aguilar se consolida como un sólido baluarte para renovar la trillada baraja mexicana.