Nunca es demasiado pronto para planear el retiro. En el caso de las mujeres, esta es una sentencia aún más cierta. Con salarios más bajos, mayor informalidad en sus carreras y las interrupciones en su ritmo de cotización debido a la maternidad y a la carga de cuidados, aderezado con una expectativa de vida más larga, las mujeres acumulan brechas que, llegada la hora, las colocan en una mala situación económica al final de su vida laboral.
Con una población que envejece en bloque, para nadie es un secreto que el tema de las jubilaciones le quita el sueño a los gobiernos del mundo. El caso de México, con una tasa de reemplazo promedio de 55 por ciento —según el informe Pension at a Glance 2023—, no es la excepción.
Aún con la reforma a la Ley del SAR publicada en 2020, que casi duplicó este indicador en estos años —desde un paupérrimo 30 por ciento para quienes ganan más de cinco UMAS—, el nivel ideal de 75-80 por ciento marcado por la OCDE todavía está lejos para los trabajadores mexicanos. Y ni qué decir para las mujeres.
Es un problema de perspectiva. Actualmente, la Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) se ocupa del problema con una visión generalista, que deja a las mujeres indefensas ante problemas estructurales que las enfrentan a brechas cotidianas en sus años laborales activos, como los salarios más bajos por ser mujer y la dificultad de cotizar más semanas al sistema debido a la maternidad y a la carga de cuidados de la casa, los hijos, adultos mayores y enfermos que siempre recae en ellas.
Reconocer sin hacer
Cuando se planteó la reforma aprobada en 2020, se propuso que se incorporara un esquema para compensar semanas de cotización a quienes salieran del mercado laboral por el cuidado de hijos recién nacidos, siempre y cuando regresaran a trabajar a los seis meses. “De esta forma, se incentivaba el regreso al empleo formal y se daba una pequeña compensación para reducir la brecha”, explica Nieves Lanzagorta, vicepresidenta de vinculación en la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore).
Sin embargo, al final, esta propuesta se perdió en el camino y quedó fuera de la iniciativa aprobada en el Congreso.
Pero no todo es un tema de la Ley del SAR. “Desafortunadamente el reto es de estructura en el mercado laboral, más que en las pensiones”, agrega Lanzagorta, “es importante que nos mantengamos señalando la relevancia de atender las brechas salariales para los mismos trabajos, pero también en la selección por tipo de empleo y el retorno al empleo formal de las mujeres que salen por cuidados infantiles…. la creación del Sistema Nacional de Cuidados será fundamental para cerrar esa brecha”.
Posibles soluciones
La superposición de brechas es evidente y se habla de ello con frecuencia en todos los foros relacionados con el retiro; no obstante, nadie parece poner realmente atención a ese futuro no tan lejano, en el que podemos imaginar a un México con millones de ancianas mujeres solas y sin recursos para vivir.
“Es un tema estructural de la economía. En todo el sistema de retiro, desde la Ley del SAR, la del IMSS y los otros 29 o 30 sistemas pensionarios del país, no se hace distinción en el tema de las mujeres; simplemente no se piensa…. hay que meter perspectiva de género en las leyes”, señala Emilio Bertrán, director general de Afore Sura.
Quizá por ello, los “consejos” para mejorar la expectativa de pensión que brindan las mismas Afores, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) y todos los estudiosos de las finanzas personales se antojan vacías: hacer mayores aportaciones y ahorro voluntario; comenzar a cotizar a una edad más temprana, postergar lo más posible el retiro y otras sugerencias individuales, sin duda son buenas, siempre y cuando se tenga un trabajo formal y bien pagado durante la vida laboral, algo poco accesible para las mujeres.
En este punto, más allá del incremento en el rendimiento derivado de las inversiones que realizan las Afores, las comisiones siempre a la baja, y lo que cada persona haga para ahorrar para su retiro, hace falta que el gobierno implemente otras medidas que ayuden a cerrar esa brecha exponenciada.
Bertrán Rodríguez señala que, según la experiencia de Sura en otros países en los que opera en Latinoamérica, acortar esas diferencias de género es posible si se toman en cuenta factores propios de la vida de las mujeres y se incluyen en la ecuación.
“De entrada, debemos tomar en cuenta el tema laboral, porque el tiempo de incapacidad por gravidez no cuenta como semanas cotizadas; si te separas de tu empleo para cuidar al niño, tampoco estarás cotizando. Podría plantearse dar un bono de semanas cotizadas por cada hijo que tenga la mujer, por ejemplo, sería un tema de equidad. También puede bajarse el requisito del número de semanas cotizadas para que ellas accedan a la pensión mínima garantizada", comenta Bertrán.
“Una combinación de esas tres cosas puede tener buenos resultados para dar equidad a la mujer y mejorar su futuro. Son solo ideas, hay que meterse al laboratorio a calcular”, explica el director general de Afore Sura.
DJR