Hace casi 12 años, el mundo cambió para siempre. La quiebra de Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión más grande en Estados Unidos (EU) detonó la mayor recesión desde la Crisis del 29; le costó 22 millones de millones de dólares (mdd) a la economía estadounidense, y dejó a millones de personas sin hogar ni empleo.
Sin embargo, la crisis también trajo lecciones valiosas para el grueso de la población. “La Gran Recesión condujo, en parte, a que se percibiera una falta de ética en las empresas”, dice David Bersoff, investigador principal del Barómetro de Confianza 2020 de la firma estadounidense Edelman, al que Milenio tuvo acceso en exclusiva.
Hasta el día de hoy, el escepticismo persiste. Para 54% de los encuestados por Edelman, los negocios velan por los intereses de unos pocos y no por el bien común.
El sector financiero aún es el menos confiable, con un porcentaje de confianza de 56%, si bien registró un aumento de 12% en los últimos ocho años. A pesar de los retos, las empresas también son vistas como las instituciones más confiables frente al gobierno, las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación, con un índice de confianza de 58%.
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Capitalismo en llamas
Uno de los hallazgos más importantes del Barómetro de Confianza de Edelman es que, para 56% de las personas, el capitalismo genera más daños que beneficios en el mundo, una variable que no se había medido previamente. En 15 de los 28 países que participaron en el estudio, la mayoría de las personas no cree que su situación o la de sus familias mejore en los próximos cinco años.
En México, 66% de la población se muestra optimista sobre el futuro, aunque la cifra es nueve puntos menor que la del año pasado. En Estados Unidos, solo 43% de las personas confía en que su situación mejorará. Curiosamente, en ese país los bancos y las instituciones financieras han recaudado más de 1 millón de mdd desde la Gran Recesión, y en 2018 (último dato disponible) reportaron ingresos netos por 252,000 mdd, de acuerdo con el Consejo Federal Examinador de las Instituciones Financieras.
Previo a la edición 50 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en Davos, Suiza, cientos de manifestantes denunciaron la incapacidad de los gobiernos y las élites empresariales para resolver la desigualdad social, las guerras y el cambio climático.
Si bien las protestas durante el WEF son constantes, hoy en día 66% de las personas no confía en que sus líderes serán capaces de resolver los desafíos de sus respectivos países, según el informe de Edelman.
El Dato.58%
es el índice global de confianza en las empresas
La ética ante todo
Bersoff dice que “hace 20 años, cuando decidías si confiabas o no en una compañía, lo hacías por la calidad de su producto. Hoy ya no basta con respetar a los clientes y los empleados.
Los negocios deben hacer más bien que nunca y tener un impacto positivo en la sociedad”. Para construir confianza, la ética es tres veces más importante que ser competente.
Valores como la integridad, la confiabilidad y tener un propósito representan 76% del capital de confianza de una empresa. De igual forma, 87% de los encuestados por Edelman considera que los stakeholders (comunidad, clientes y empleados) son más importantes que los accionistas para el éxito a largo plazo de una empresa.
En todo el mundo, los negocios han cambiado su enfoque para combinar los objetivos financieros con los sociales. Este mes, Microsoft anunció su intención de eliminar todas las emisiones de dióxido de carbono que ha lanzado a la atmósfera para 2050.
Es solo uno de muchos ejemplos de empresas que se han trazado objetivos sustentables, como Coca Cola, Unilever e incluso Amazon. Sin embargo, esta última también se enfrenta a constantes protestas por los derechos laborales de sus trabajadores, al igual que Google y Uber, mismas que han tenido un alcance global.
“Las empresas deben hacer un mejor trabajo para aliviar los temores de la gente acerca de la pérdida de empleos y la tecnología fuera de control. Necesitan pagar salarios decentes y reducir la brecha salarial entre los ejecutivos y los empleados promedio”, dice Bersoff. “Pueden hacer del mundo un mejor lugar y, al mismo tiempo, seguir siendo rentables”, añade el especialista.
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Las alianzas son clave
En la edición 2009 de su Barómetro de Confianza, en plena recesión económica, Edelman llamó a los negocios a construir alianzas con el gobierno para recuperar la confianza de la gente. Hoy, la premisa es similar.
“En vez de evitar las regulaciones, las empresas deben asociarse con el gobierno para crear reglas que tengan sentido y hagan que las personas se sientan protegidas”, dice Bersoff.
Para el especialista, actualmente eso parece más un ideal, sin embargo, se están dando los primeros pasos. El propio CEO de Google, Sundar Pichai, pidió que la Inteligencia Artificial (IA) sea regulada durante un evento en Bruselas, Bélgica, ya que la tecnología trae beneficios, pero también tiene “consecuencias negativas”.
Asimismo, dijo que las leyes sobre la IA deben equilibrar “los daños potenciales y las oportunidades que ofrece a la sociedad”. Otro ejemplo es la Alianza ICC TradeFlow entre el gobierno de Singapur, la Cámara de Comercio Internacional y 16 empresas —incluidas Mastercard y Mitsubishi— para acelerar el despliegue de tecnologías digitales en los negocios y el comercio. El objetivo es transitar de un sistema basado en papel a uno digital.
Para 74% de las personas que encuestó Edelman, los directivos de las empresas deben asumir el liderazgo para el cambio, en vez de esperar que el gobierno se los imponga. Se cree que las empresas son el motor de la innovación e impulsan el crecimiento económico.
Sin embargo, para afrontar con éxito los desafíos futuros, los líderes empresariales “deben ser líderes sociales, no solo de negocios”, explica Bersoff. Además de la regulación tecnológica, uno de los retos más importantes es la preparación para los trabajos del futuro.
En el mundo, 84% de las personas considera que esta es una cuestión en la que los líderes de las empresas deben manifestarse. Algunas ya están tomando cartas en el asunto, como la automotriz Honda, que firmó un compromiso con los trabajadores de EU en su Centro de Desarrollo Técnico en Marysville, Ohio.
La japonesa se comprometió a ofrecer mayores oportunidades de capacitación laboral para 50,000 empleados en los próximos cinco años. A casi 12 años de la mayor crisis económica del siglo, el mundo ha prosperado y las empresas vuelven a ser confiables.
Sin embargo, el desarrollo no ha sido equitativo para todos. Las grandes compañías tienen una oportunidad única de asumir compromisos sociales y éticos para lograr el bien común. Habrá que ver qué tanto quieren comprometerse.