A pesar del Covid y quizá gracias a él, este 2020 es el año de la responsabilidad. Durante años, los inversionistas del mundo han empujado a las empresas a adoptar prácticas sustentables, en el entendido de que “el riesgo climático es un riesgo de inversión”, según resumió en enero Larry Fink, CEO global de BlackRock, en la carta anual que cada inicio de año dirige a los directores generales de las empresas en las que la gestora invierte el capital de sus clientes.
Fink habló sobre el desarrollo constante de una mayor conciencia de responsabilidad en los inversionistas a todos los niveles, por lo que según dijo “estamos al borde de un cambio estructural en las finanzas”, relacionado con el impacto que el cambio climático tendrá tanto en el mundo físico como en el sistema global que financia el crecimiento económico.
En ese contexto, las proyecciones no son fáciles. Justo porque esa conciencia avanza y hoy 25% de los activos globales administrados por fondos de inversión se manejan con criterios de responsabilidad Ambiental, Social y de Gobernanza (ASG), BlackRock tiene la meta de llegar a 1 billón de dólares (1 trillón en inglés) en activos con perspectivas sostenibles para 2030 en su operación global.
Y mientras BlackRock ponía en marcha una serie de iniciativas para posicionar la sostenibilidad en el centro de su enfoque de inversión, entre ellas el manejo del riesgo, el lanzamiento de nuevos productos con enfoque ESG e incluso la desinversión en aquellas compañías que representan un alto riesgo relativo a la sostenibilidad •como las productoras de carbón térmico, solo por dar un ejemplo•, la pandemia llegó.
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El empujón que faltaba
Nadie podía predecir la crisis sanitaria y económica que traería el coronavirus a nivel mundial; sin embargo, también impulsó de manera poderosa la tendencia hacia las inversiones sostenibles, que durante las primeras semanas de la pandemia, registraron entradas por 35,500 millones de dólares (mdd) en Europa, según la gestora de inversiones europea Natixis Investment Managers.
Al principio se pensaba que el flujo de capital hacia las inversiones pararía en el mundo y que habría una baja especialmente notable en las inversiones responsables; ciertamente, el tema del cambio climático se “enfrió” un poco, pero “las preocupaciones por los temas sociales y laborales siguieron y se volvió crítico saber cómo las empresas más resilientes responderían a los temas de salud de sus colaboradores y a la continuidad del negocio”, dice Alba Aguilar, directora de Nuevos Mercados de Sif Icap, empresa del Grupo Bolsa Mexicana de Valores. “El tema ambiental volverá, porque los tres ejes de la responsabilidad empresarial no pueden estar disociados.
Ya la ONU empieza a hablar de que la recuperación post Covid debe ser sustentable y que las iniciativas de los gobiernos deben tener ese espíritu”, agrega Aguilar. No todo se trata solo de buenas intenciones, mientras COVID-19 desataba la crisis sanitaria y económica más grave de la historia, BlackRock publicó investigaciones que demostraron una mayor resiliencia de las estrategias de inversión sostenibles contra las tradicionales. “Los resultados demostraron que durante el primer trimestre del año los fondos de inversión y ETFs captaron 40,500 mdd en nuevos activos, lo cual representa un incremento de 41% con respecto al mismo periodo del 2019.
Asimismo, se demostró que 94% de los índices sostenibles que la compañía analizó superaron a sus contrapartes no sostenibles durante el primer trimestre de 2020”, dice Samantha Ricciardi, CEO de BlackRock México. En México aún es difícil medir el avance de las inversiones sustentables y el impacto que han tenido debido al Covid; sin embargo, el mercado de fondos, que representa 10% del Producto Interno Bruto (PIB) según datos de Banco de México, también creció casi 6% en lo general durante los primeros seis meses del año, informó la AMIB.
El principal jugador del mercado, BBVA Asset Management, espera cerrar 2020 con un crecimiento de 10% respecto a 2019: “Cerramos el primer semestre con 7% y vemos muy viable llegar a doble dígito para diciembre”, dice Jaime Lázaro, director de la operadora.
El Dato.7 de cada 10
personas de la generación millennial prefieren que sus inversiones impulsen proyectos y compañías que ayudan al planeta
De nuestro lado
En este avance hacia la inversión sostenible, México no ha sido la excepción. Este año y justo durante el confinamiento por la pandemia, crecieron algunos “árboles” en el entorno financiero nacional. Por ejemplo, en julio Santander Asset Management por un lado, y CitiBanamex en complicidad con BlackRock por otro, lanzaron sendos fondos de inversión ESG (de Responsabilidad Ambiental, Social y de Gobernanza, por sus siglas en inglés).
Un mes antes, la Bolsa Mexicana de Valores había lanzado en conjunto con S&P su nuevo índice ESG, que integra de inicio 29 emisoras Mexicanas de diversos sectores, entre las que se encuentran Cemex, Televisa, GF Banorte, Coca-Cola Femsa, Banco Santander, Walmart de México, Fibra Uno y Grupo Bimbo.
Por el momento en México esta tendencia sólo permea a empresas grandes o multinacionales, debido a que existe la creencia entre las empresas medianas y pequeñas de que se generarán altos costos en la transición hacia un modelo de negocio sostenible. “Al principio sí deben destinar capital para, por ejemplo, cambiar del uso de energía fósil a energías renovables, pero es una inversión que se recupera en el tiempo y hará que el negocio sea resiliente y menos expuesto a riesgos ambientales”, señala Aguilar, de la BMV.
El mercado de fondos mexicano, con un valor de 2.4 mil millones de pesos al cierre de 2019, no se abstrae de la tendencia global, en la que son los inversionistas y los gestores de inversiones los que empujan a las empresas a mejorar sus prácticas.
Es un asunto de conciencia y de negocio puro, ya que estas compañías serán más atractivas para los inversionistas y los gestores, al tener un desempeño más alto, con “una mayor eficiencia en sus operaciones, un menor riesgo relacionado con factores ambientales y un mejor manejo del capital humano”, apunta Ricciardi, de BlackRock México.
Estos beneficios, además, hacen a las empresas capaces de permanecer en el tiempo y sortear crisis de diversas índoles, desde un desastre natural hasta una pandemia como la de Covid-19; esta adaptabilidad y resiliencia son características que, agrega Aguilar de Grupo BMV, “los inversionistas en el mundo y en México están buscando. Ellos quieren invertir su dinero en empresas con una estrategia capaz de generar valor en el tiempo y beneficios a largo plazo”.
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Millennials y Afores, más responsables
El pensamiento sostenible seguirá avanzando conforme las nuevas generaciones ocupen más puestos de responsabilidad en las empresas. La encuesta más reciente sobre inversión ESG de Natixis IM, mostró que 7 de cada 10 personas de la generación millennial prefieren que sus inversiones impulsen proyectos y compañías que ayudan al planeta.
Por su parte, 55% de los inversionistas institucionales •que en México son los responsables de más de 40% de las asignaciones totales en fondos de inversión• anunciaron, en esta misma encuesta, su intención de incrementar su participación en productos ESG durante 2019.
La encuesta fue internacional y México participó con inversionistas que hoy buscan este tipo de activos no solo por un tema de valores, sino porque las nuevas generaciones los demandan. Pero esta generación joven no solo influye como inversionista, “también son clientes y consumidores de esas empresas, y les exigen las mismas cosas.
Además, los millennials también han empezado a llegar a puestos importantes dentro de esas organizaciones, lo cual es bueno porque ni siquiera se cuestionan si algo debe ser sustentable o no. Simplemente trabajan de esa manera”, dice Alba Aguilar, también representante de la Secretaría Técnica del Consejo Consultivo de Finanzas Verdes.
En opinión de Aguilar, México y sus empresas avanzan hacia la sostenibilidad “de manera óptima. Quisiéramos que la transición fuera más acelerada, más rápida, pero vamos en el camino correcto y todos alineados”. Reconoce que para las empresas grandes es más fácil, especialmente si tienen participación internacional o son globales, pero “todas las empresas ya saben que sus públicos lo están pidiendo y que es momento de repensar los negocios”.
Por el momento, en México las inversiones ESG aún están en la fase de creación de productos específicos, como el índice de la BMV o los fondos y ETFs con activos de empresas que cumplen estos criterios ESG, pero tarde o temprano llegaremos al punto donde toda la oferta tendrá esa base.
BlackRock México coincide en que el mercado mexicano aún no tiene la madurez de los países desarrollados, y ha tomado la bandera para “transmitir (a los emisores del mercado) nuestro interés en que adopten una visión de sostenibilidad”, puntualiza José Luis Ortega, director de los equipos de Deuda y Multiactivos de la gestora de fondos.
yvr